LIBROS-POLITICA. Jorge Alemán lee «Sumisión», de Houellebecq
Alemán lee Sumisión
El psicoanalista, escritor y agregado cultural de la embajada argentina en Madrid propone una lectura político-psicoanalítica de Sumisión, la última novela del escritor francés Michel Houellebecq, en la cual se construye una sociedad -la francesa- gobernada por una fracción del Islam.
El libro, publicado por la editorial Anagrama, refuerza el carácter provocador del autor de Las partículas elementales, tanto como su olfato para ventear las condiciones de la época.
Alemán es miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL), de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Este es el diálogo que sostuvo desde la capital española con Télam.
– T :¿Cuál piensa usted es la particularidad de Sumisión, el último libro del escritor francés Michel Houellebecq respecto de sus anteriores piezas?
- A : Debo decir que no había leído nada de este autor, son mis problemas con la novela contemporánea los que se imponen,y este libro -en ese aspecto- no es una excepción,a pesar del carácter transgresor que se le adjudica a Houellebecq, su orden narrativo prosigue el mismo programa de muchos best-sellers, a saber, textos que piden a gritos ser llevados al cine, que esperan de un modo subordinado y exacto al guionista, al productor y al director para culminar su trayecto como industria cultural. Por eso su ritmo narrativo, sus diálogos calculados, la plenitud de sentido y la ausencia de riesgo en la escritura, a la que nunca se violenta como para mostrar el límite de la lengua, su intraducibilidad.
Esto puede tener que ver, finalmente, con que soy un lector de poesía y de algunas novelas especiales.En cambio, temáticamente, Sumisión me ha impresionado. La astucia perversa con la que trata la encrucijada cultural del Islam, cuestión clave de Europa y Francia en particular, le da una especifidad inquietante, la de un síntoma a descifrar. Francia, por la que siento -por formación intelectual- una admiración especial, está atravesada actualmente por una paradoja que es el trasfondo en que la novela emerge.
Por un lado, la cultura francesa, a pesar de su declive como lengua internacional, sigue ejerciendo una seducción muy fuerte, a través de sus filósofos, pensadores y psicoanalistas contemporáneos, tocados por la gracia de una radicalidad irreductible y practicando en sus discursos una relación con la época que nunca se deja atrapar enteramente por el discurso universitario.
Pero a la vez, es el país donde con más claridad una fuerza de ultraderecha de origen antisemita, con definiciones identitarias y xenófobas ha alcanzado la cima de lo político y social. ¿Existe alguna relación entre esta configuración y la posición de los intelectuales franceses del pensamiento radical y transformador?
Difícil respuesta; lo único que podemos constatar al respecto, es que esos intelectuales se mantienen alejados de la izquierda política, ya sea porque ha traicionado su legado o porque -y este es un rasgo que caracteriza a muchas posiciones-, conciben al estado como un dispositivo de extracción de las energías emancipatorias que eventualmente podrían surgir. Incluso, esos intelectuales no aceptan ser llamados de izquierda.
En cualquier caso, la Francia de la Comuna, la revolución, el 68, ahora se muestra en su reverso siniestro de la ocupación, la conversión, la búsqueda de un Amo consistente y sin fisuras y en ese punto aparece magistralmente Houellebecq,atormentado a sus lectores progres con esta escalada imparable de un Islam, en principio sin lazos con el terrorismo yihadista, pero que se hace con los emblemas universitarios del estado.
El personaje,Rediger,rector de la Sorbona, patrocinada en el 2028 por las monarquías árabes del petrodólar, juega un papel clave en la construcción del sujeto de la novela.Entre el rector converso y el profesor protagonista, se construye el sujeto de la novela y su posiciónfantasmática.
Hay que destacar, acá, algunas de las cuestiones más determinantes de la novela. No están muy presentes los árabes, sólo el presidente de Francia que paradójicamente es un personaje secundario; el asunto anda entre conversos y de hecho se narra la génesis de un proceso de conversión.
El protagonista de la novela está desamarrado de todo lo que hace que la vida tenga cuerpo para ser habitada y se mantiene en el desierto crece de la Francia contemporáneacomo uno de los últimos hombres del nihilismo consumado, desgarrado por suconciencia desventurada, parpadeando en su estupor y preparándose con indolencia para la llegada del Amo, que ya no tendrá el recurso de las figuras del Padre.Y el Islam francés está hecho a la medida para ello.
Rediger es un gran propagador de ese Islam francés que se nutre en su fundamentación de los motivos de la física moderna:el universo con sus miríadas de estrellas, constelaciones, planetas, etc., no puede obedecer más que a un diseño inteligente de un Dios, que no es un Padre y que por tanto nunca cometerá la torpeza de encarnarse.
A su vez, la sumisión, viejo tema de la conversión, es la verdadera libertad. Sólo sometiéndonos a ese Otro inmaculado conquistaremos la auténtica libertad.Por eso, en la novela, aunque la escalada que narra el ascenso del Islampor momentossimula ser una metáfora del surgimiento del nacional socialismo,sin embargo, se realiza al modo de un consentimiento inevitable.
Las otras religiones del Libro han entregado las familias a la disolución del patriarcado, las mujeres al hedonismo, los niños, verdaderos botín espiritual del Islam, han sido descuidados. Los políticos de los partidos clásicos han perdido todo efecto de verdad en su enunciación.
Entonces, la elección es forzada: en el futuro próximo de Sumisión, o la islamización de Francia,narrada de un modo alucinatorio y onírico o es el siniestro Frente Nacional de Le Pen en el gobierno. Nada se dice de cómo se las arreglará el Islam con los dispositivos de dominación del capital.
Se protege en definitiva una cierta idealización del hedonismo; tampoco nada se dice del por qué la cultura francesa, con sus recursos simbólicos, no puede oponerse a la construcción hegemónica de un islamismo francés.Sabemos que en todas las culturas occidentales existen escritores que de forma sádica atormentan a sus lectores ilustrados y este es un caso paradigmático.
– T :En mi opinión, el texto puede entenderse -en un sentido superficial- como una burla a la teologíaislámica, pero en otra como una crítica feroz al sistema de partidos no sólo francés sino europeo y anglosajón. ¿Cuál es su opinión?
- A :Las dos cuestiones que usted plantea son efectivamente ciertas. Jamás se abandona el estilo de burla e ironía; el protagonista, el profesor dedicado al converso Huysmans, no abandona la ironía, incluso durante ese proceso.Sin embargo, y esto me parece muy interesante,la ironía que siempre tiene un enorme poder en el socavamiento del Otro,aquí no interrumpe la conversión.
El sujeto de la novela, construido entre el profesor y el rector, espera como el resultado de un destino inevitable el surgimiento de un Otro que vaya a situarse en el agujero simbólico de la época.En este caso, el profesor protagonista, quizá un alter ego de Houellebecq,es un obsesivo desgarrado por la pregunta de si está vivo o muerto,no sabe qué hacer con las mujeres, y un síntoma evidente: su miembro viril está anestesiado; la única parte de su cuerpo en la que necesita seguir creyendo.
De este modo, el islam francés hace otra torsión en el protagonista: ahora es necesario instalar su supremacía para borrar la dimensión de encuentro real con el Otro sexo.
El islam regulará definitivamente, al modo de una peculiar justicia distributivaque alcanzará incluso a los a los extenuados profesores universitarios, un reparto de las mujeres previamente evaluadas por las casamenteras, donde de acuerdo con los ingresosse asegurará la presencia de las mismas. El Islam es, para el protagonista, el medio por el cual las mujeres ingresan en la contabilidad.
De este modo el obsesivo evita el encuentro traumático con una existencia femenina no sometida del todo a la castración.Su conversión, en última instancia, se juega en este punto: asegurar el acceso fálico a las mujeres sin el encuentro con ellas.
– T :En declaraciones a la prensa, Houellebecq, sin dejar de condenar la masacre de enero en la redacción de Charlie Hebdo, ha dicho que la solución contra el racismo (la islamofobia) en Francia, es la construcción de una formación política o continuar con atentados que solo consiguen reforzar la vigilancia sobre todos los ciudadanos.
- A :No tuve oportunidad de conocer esas opinionespero parafraseando a Benjamin,tambiénZizek ha insistido en este punto, si quieres criticar el llamadoislamofascismo,critica también el capitalismo.Sin que surja una nueva política emancipatoria no creo que haya ninguna posibilidad de salir del ascenso del racismo o del verosímil relato de Houellebecq, que toca algo de lo real de la situación.
El anhelo de un Amo que en la época de la deshistorización y desimbolización efectuada por el discurso capitalista, se vuelva a establecer una orientación subjetiva servil y voluntaria a un Dios oscuro.
Al mencionar la sumisión,Alemán dice: » viejo tema de la conversión», Sería esclarecedor que agregara que la palabra árabe para sumisión es justamente Islam. Es la sumisión a la autordad absoluta de Dios, detentor de todo el poder y control, sin que exista ningún otro independiente de él.