Loboalpha: Masiva conmemoración de «La noche de los lápices» / Yasky / El golpe del 16 de septiembre de 1955
- Mas de 25.000 personas en multitudinaria marcha en conmemoración de la «Noche de los Lapices»
- Hugo Yasky: «Defenderemos las conquistas del campo nacional y popular»
- 16 de septiembre de 1955 «El día que votaron los cañones»
- ¿Quién es Sara Torres, asesora de la diputada Gil Lozano, en cuya defensa una parte de la Oposición se retiró del recinto durante el Informe de Anibal Fernandez?
- Nilda Garré: «La recuperación de nuestros medios materiales en defensa está vinculada al desarrollo de la industria»
Posted: 16 Sep 2010 08:06 PM PDT
Miles de estudiantes secundarios, universitarios y docentes, acompañados por organizaciones de derechos humanos y prácticamente todos los partidos políticos recordaron esta noche a los adolescentes secuestrados y asesinados en 1976 durante la última dictadura militar
Dante, estudiante del Mariano Acosta, aseguró, bajo un enorme cartel que reclamaba «Primero las escuelas, después las bicisendas » que «lejos del aislamiento al que apostaba el gobierno de Macri, acá somos multitud y la lucha se generaliza». Ver notas relacionadas: |
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Posted: 16 Sep 2010 06:59 PM PDT
El secretario General de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Hugo Yasky, aseguró hoy que «vamos a defender todas las que hayan sido conquistas para el campo nacional y popular» y aseguró que la lista 10 que encabeza «va a ganar la elección, no por dirigentes, sino porque representa la unidad de todos».
Durante el acto de cierre de campaña, que tuvo lugar en un colmado estadio Luna Park, el dirigente gremial sostuvo que «nosotros queremos una central amplia, unitaria, que sea una herramienta de unidad del campo popular frente a grupos empresarios que nos quieren hacer retroceder». «Somos la garantía para que no nos hagan retroceder. Cuando propusimos que la mayoría y la minoría estemos representados nos dijeron que era por no estábamos en condiciones de ganar, pero esta elección la gana la lista 10 por la unidad que representa», añadió Yasky. Asimismo, el titular de la CTA que va por su reelección al frente de la central de trabajadores afirmó: «Queremos una CTA que este donde están las luchas populares en América Latina, es el momento de cambiar la realidad del continente». «En 2005 la Argentina tuvo un símbolo cuando en Mar del Plata se hizo la marcha multitudinaria con la mayoría de los presidentes que le dijeron que no al Alca, eso es lo que queremos de la CTA», añadió Yasky y expresó su gratitud a todos los que participaron de la creación de la central en 1992. Por otra parte, Yasky manifestó: «Entendemos que haya sectores de la derecha que digan que es solo un nuevo ciclo populista que va a desaparecer con los golpes de la derecha, lo podemos entender, lo que no entendemos es hay compañeros entrañables del campo popular que no vean este momento histórico». «Hay muchos que quieren los fondos de los jubilados en las islas Caiman en vez de en manos del Estado, pero nosotros sabemos que hay que defender eso, la Asignación Universal por Hijo, la estatización de Aerolíneas y todas las políticas en derechos humanos», precisó. En ese sentido, Yasky sostuvo que «somos concientes que si este proceso no profundiza el cambio, los sectores de las multinacionales, de los empresarios, pueden recuperar posiciones» y aclaró que «no nos consideramos un engranaje del oficialismo, pero tampoco de la oposición, nosotros somos autónomos y respondemos a los intereses de los trabajadores». «Queremos la personería gremial, y sabemos que como cada conquista no la vamos a encontrar, sino que la vamos a conquistar con la lucha. Nos estamos ganando el derecho a ser la otra central», enfatizó. Yasky enumeró como objetivos modificar la ley de entidades financieras para «terminar con la timba y las especulaciones» y avanzar en una ley que establezca parámetros para una reforma tributaria para que «paguen los que mas tienen y alcanzar la justicia social». Para el cierre de su discurso, el dirigente gremial aclaró que «jamás nos podríamos considerar enemigos de la CGT, los enemigos de clase están en las multinacionales, en la curia, en el sector agrario, pero debemos decir que nuestro modelo sindical es incompatible e irreconciliable con el de la CGT». «Pero cuando haya un despido o el asesinato de un trabajador vamos a estar junto a la CGT presentes para defender el derechos de los trabajadores», agregó. Finalmente, Yasky exhortó a los militantes de los partidos y movimientos sociales que integran la CTA a trabajar a partir del 24 de septiembre a «retomar el cauce de la unidad» y a que «a partir del debate todos estemos dentro de la CTA para luchar por las mimas cosas». En las primeras filas estuvieron presentes el titular del Frente Transversal, Edgardo Depetri; los integrantes del bloque Nuevo Encuentro Popular y Solidario, con los diputados Carlos Heller, Ariel Basteiro, Jorge Rivas, Martín Sabbatella y Vilma Ibarra; el funcionario de cancillería y titular del Frente Grande, Eduardo Sigal; entre otros. El estadio estuvo pleno de militantes del Partido Solidario, del Partido Humanista, de los movimientos sociales Tupac Amarú, Frente Transversal, Segundo Centenario, de Octubres, Los Pibes de La Boca, del MTD Aníbal Verón, del MTL, de la Conadu, de Cetera, entre otros de todo el país. |
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Posted: 16 Sep 2010 03:35 PM PDT
Por José Luis Di Lorenzo | El Ortiva El proyecto de país que se destruyó a sangre y fuego era el de distribuir para crecer, el de la visión política espacial, el del pleno empleo como garante del mayor nivel salarial, el de la integración latinoamericana. La década del ’45 fue precedida por la primera década infame, la del treinta, en la que el conservadurismo terrateniente se apropió del poder mediante el fraude y gobernó el país oligárquicamente en sociedad explícita con Gran Bretaña. Es el coronel Perón quien, desde el Departamento Nacional del Trabajo, luego Secretaría, inaugura una nueva institucionalidad que incorporó a los trabajadores, quienes de ese modo dejaron de hacer política contra el Estado para pasar a hacerla con el Estado. Desde el 2 de diciembre de 1943 se concretan las primeras e importantes medidas laborales y sociales: se crea el fuero laboral para resolver conflictos que antes debían solucionarse en forma privada; se otorgan aumentos salariales por decreto; se crea el sueldo anual complementario; se celebran convenios colectivos de trabajo bajo la tutela del Estado, se dictan 111 leyes laborales, todo hasta 1945. La Argentina de por entonces cuestionaba lo que se dio en denominar la «democracia formal», fundada en el fraude electoral y en los pactos de cúpula entre políticos conservadores y radicales, condenando escandalosos negociados ocurridos en la época que los involucraban, como el de la Chade y el de los terrenos de El Palomar. Si bien los precios mayoristas habían aumentado un 65,5 por ciento entre 1938 y 1945 y el salario real apenas un 12,3 por ciento, el inicio del reconocimiento a los derechos de los trabajadores por el gobierno del general Edelmiro J. Farrell preocupó a los hasta entonces dueños del poder. Trescientas diecinueve entidades patronales dieron a conocer el «Manifiesto del Comercio y la Industria» por el que protestaban contra la nueva legislación laboral del gobierno. Esta proclama del 16 de junio de 1945 fue suscripta por la Cámara Argentina de Comercio, la Industria y la Producción, Bolsas de Cereales, la Cámara de Grandes Tiendas y la Cámara de Exportadores, a las que un día después adhirieron la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas, agregando su reclamo contra el que consideraban el abusivo «Estatuto del Peón». Aquella Argentina, la de la Segunda Guerra Mundial, estaba dividida en aliadófilos y germanófilos. Una coalición integrada por socialistas, comunistas, conservadores, radicales y demócratas progresistas, en septiembre de 1945, expresa su enfrentamiento a las políticas que tildan de nazi-fascistas mediante la marcha de «la Constitución y la Libertad», que simbólicamente es encabezada por el embajador norteamericano Spruille Braden. Convocadas las elecciones nacionales, el 24 de febrero de 1946 la fórmula Perón-Quijano obtiene el 56 por ciento de los votos venciendo a la de la Unión Democrática que postulaba a Tamborini-Mosca y representaba a los partidos de la coalición «democrática». Transcurridos los primeros seis años de gobierno, en 1951, el presidente Perón plebiscita su gestión, logra 4.580.000 votos contra 2.300.000 de la Unión Cívica Radical. El sesenta y seis por ciento de los argentinos lo respaldan. Sin embargo, los «demócratas», argumentando que intentaban asesinar a Perón, ametrallan y bombardean al pueblo en la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 para luego derrocar al gobierno popular y constitucional mediante el golpe militar de septiembre de 1955. Casualmente en las mismas fechas pero diez años después del «Manifiesto del comercio y la industria», y de «La marcha de la Constitución y la Libertad». En la década de 1945-1955 se sentaron las bases del Proyecto de la Justicia Social, proyecto de país truncado autoritariamente, cuyos pilares constitutivos son la soberanía política, la independencia económica, y la justicia social. La idea dominante es la de pasar de la política representativa a la participativa, construyendo la comunidad organizada como visión superadora del agotado modelo de la partidocracia liberal. Modificando la legitimidad formal expresada en aquello de que «el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes», por la construcción de una nueva legitimidad, la real, en la que «la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el Pueblo quiere y defiende un solo interés: el del Pueblo. El Gobierno es del Pueblo para el Pueblo –agrega– cuando es realmente ejercido por el Pueblo, condición que sólo puede realizar un Pueblo que posee conciencia, organización y personalidad social». En lo económico, el justicialismo plantea la economía social, que es aquella que pone el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social. Se trata de una filosofía de vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista, que procura realizar el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad. Doctrina social que realiza la justicia social dando a cada persona su derecho en función social. El eje central de la nueva concepción es la armonía: nadie se realiza en una comunidad que no se realiza. El peronismo asume el agotamiento del proyecto agroexportador impulsando la industrialización. Modifica la estructura económica del país, cancela la deuda externa originada en el gobierno de Bernardino Rivadavia, nacionaliza los servicios públicos, regula los precios y salarios, universaliza la previsión social y la salud pública, califica y también universaliza la educación cuya currícula es el nuevo proyecto de país, genera una fuerte redistribución del ingreso hacia los más postergados, haciendo realidad aquello de que donde hay una necesidad hay un derecho. Las conquistas sociales son institucionalizadas en la Constitución de 1949, que lleva a la cúspide de la pirámide normativa otra Argentina, la productiva, con empleo, salarios justos, protección a la niñez y la ancianidad, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, dueña de sus recursos naturales y de sus servicios públicos. El trámite y derogación de facto de esa norma constitucional resulta un caso ejemplar de cómo el cuestionamiento formal fue funcional a que se nos quitaran importantísimos derechos a todos los argentinos. Durante su trámite, los opositores a la reforma constitucional cuestionaron el quórum para la votación (si dos tercios del Congreso o dos tercios de los presentes), crítica que terminó siendo la justificación confesa de su posterior derogación por el golpe de Estado de 1955, de la que los mismos «demócratas» de la Unión Democrática, que se oponían porque habían perdido poder político y visto afectados sus intereses económicos, participaron activamente. El trasfondo y la realidad era que la oligarquía no podía admitir que se consolidaran constitucionalmente los derechos sociales conquistados por el Pueblo. Para no discutir obviedades, basta constatar qué paso con nuestros niños, con la educación, con la salud pública, con los mayores, con las jubilaciones, con el empleo, con la vivienda, con el nivel de los salarios, con los recursos naturales, con los servicios públicos, con el endeudamiento externo, con la soberanía política, con la independencia económica. Lo que querían y lograron era quedarse con lo que nos corresponde a casi tres tercios de los argentinos. El proyecto de país que se destruyó a sangre y fuego era el de distribuir para crecer, el de la visión política espacial, el del pleno empleo como garante del mayor nivel salarial, el de la integración latinoamericana, el de hospitales públicos que garantizaban que la salud no fuera un negocio para pocos, el de la Universidad Obrera, el de la ciencia y tecnología pueblocéntrica, el de la integración de nuestro interior, el de la planificación y sus dos planes quinquenales, el que llevó a más del 50 por ciento de la riqueza la participación de los asalariados, el que mientras se construía el nuevo país socorría con la transitoria e indispensable ayuda social, el de la solidaridad con los pueblos hambreados, el que donó trigo y carnes a la Europa devastada. Demasiado para los mercaderes que sentían que demagógicamente se estaba repartiendo lo que por un supuesto derecho natural les correspondía solamente a ellos. Un dato es irrefutable, al justicialismo había que derrotarlo por las armas porque tenía ganado el corazón y reconocimiento de la gran mayoría del pueblo. Lo que ocurrió en 1955 y en 1976 también. No se debe olvidar que el golpe de 1955 tuvo un cauce, que motorizó el odio y la división de los argentinos. Camino que transitó falacias, sofismas, blasfemias. Se apelo a Santo Tomás de Aquino y el tiranicidio para justificar el quiebre de la voluntad popular ametrallando al pueblo en aquel junio del ’55, a levantar la quema de iglesias para ocultar la mutilación y muerte del verdadero templo de Dios, el hombre. A cuestionar por antinacional los acuerdos de 1955 con la Standard Oil que en realidad resentían los intereses petroleros británicos. A difamar a las jovencitas que concurrían a la UES, a demonizar a Perón, a Evita y a los peronistas. Sin embargo, había objetivos concretos absolutamente emparentados con la Argentina oligarca, la que no bien fue derrocado Perón liquidó el IAPI, liberalizó la economía, privatizó los depósitos bancarios, incorporó a la Argentina a los organismos internacionales de crédito, privatizó las empresas del Estado, decretó la apertura a las inversiones extranjeras, liberó las importaciones, elimino las barreras arancelarias. Sin duda los grandes perjudicados fueron los asalariados a quienes mediante una devaluación del orden del 120 por ciento se les disminuyó su poder de compra y el nivel de participación en la distribución de la riqueza que habían logrado. Destruir lo construido fue un objetivo que se mantuvo constante a manos de los «demócratas» realmente germanófilos. Los beneficiarios y partícipes del poder político residual de por entonces se encargaron de silenciar las atrocidades perpetradas contra la democracia. Es más, aún se escucha a quienes fueron comandos civiles horrorizarse cuando manifestantes orinan en la Plaza de Mayo, pero nada dicen ni dijeron de quienes bombardearon ese lugar donde nació la Patria. No sólo se trató de balas, asesinato, muerte. Hasta nuestros días llega la discusión de que Perón huyó, que no tuvo valor para enfrentar la sedición, que si Evita viviera… Lo que no quieren ver ni admitir es que hubo una decisión clara, no acompañar un baño de sangre entre argentinos, evitando que eventualmente los jacobinos de la libertad, autodenominados libertadores, dividieran a la Argentina en dos, quedándose con el sur petrolero en alianza con Gran Bretaña. Cincuenta años después de que nos privaron de la libertad en nombre de su defensa, de quienes fueron inmisericordes «en nombre de Dios», de quienes decían defender la Fe y demostraron ser los mercaderes que se apoderaron del templo, es importante tener memoria, y aunque el pueblo sí perdona, no debe olvidar. El bombardeo a la Plaza de Mayo, el golpe de 1955, el golpe de 1976, el autoritarismo fueron instrumentos del egoísmo de unos pocos que se creen los mejores, superiores, los predestinados, cuando solamente defienden sus propios intereses y las posiciones logradas. Es necesario revisar la historia para no tropezar con la misma piedra, porque aquellos que lo único que quieren es atesorar despreciando al que no tiene porque consideran que es lo que se merece, han quebrado la voluntad comprando y cooptando voluntades, disciplinándonos –o intentando hacerlo– mediante la exclusión y por la necesidad de sobrevivencia, y, aunque con otros ropajes, el ’55 sigue presente. Aquella barbarie les costó a los trabajadores algo más de cinco billones de pesos, que dejaron de disponer para mantener su nivel de vida, a lo que se le debe sumar el costo de su salud prepaga, de educar privadamente a sus hijos, de los servicios que si bien son públicos son un pingüe negocio privado. Riqueza que no se perdió, simplemente paso al bolsillo de los pocos que alentaron y alientan conculcar los derechos ciudadanos. Nuestro pueblo ya ha puesto su sangre, 50 años después es tiempo de remediar lo social reconociendo la verdad histórica y asumiendo que todo proyecto inconcluso llama, reclama. El proyecto que nos arrebataron y sigue pendiente es el de la Justicia Social, necesario para volver a armonizar. |
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Posted: 16 Sep 2010 01:37 PM PDT
Información consignada en http://noticiasenpocaslineas.blogspot.com
La señora Sara Torres, asesora de la diputada Gil Lozano, en cuya defensa una parte de la Oposición se retiró del recinto durante el Informe de Anibal Fernandez cuenta es curriculum vitae distinguidos lauros como por ejemplo haber sido detenida y procesada por una estafa en perjuicio de CASFEC en oportunidad de ser supervisora en ese organismo. También trabajó como psicóloga durante varios años sin poseer título habilitante, especializándose en enfermos de SIDA y desarrollándo su actividad en su vivienda del edificio de la calle Defensa y Carlos Calvo, piso 11, donde atendió entre otros al finado Jáuregui, posee decenas de certificados de cursos que en realidad nunca realizó ya que se inscribía y al final retiraba el certificado. Mas tarde creó una Coop. de trabajo «Alternativa» con la cual y la colaboración de otros inspectores dados de baja de CASFEC y algunos que fueron incorporados a la D.G.I. realizaban seudo inspecciones a empresas de transporte de pasajeros, realizaron también inspecciones para la Obra Social de Panaderos cuando Ramón Gomez era Sec. General del gremio y Presidente de la Obra Social, contratada por una consultora de un Dr. Jorge Alvarez Valdéz en cuyas oficinas de la calle Sarmiento desarrollaba actividades la Viceministra de Trabajo, Noemí Rial, y de la cual a la Coop. se le canceló el contrato por irregularidades. Llegado el momento que actividad se puso peligrosa vendió la Coop. a una empresa de Tucumán cambiandole el objeto por el de recolectar limones. También trabajó en el INADI cuándo su Director era el Dr. Zaffaroni de dónde también fue dada de baja. |
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Posted: 16 Sep 2010 12:36 PM PDT
La ministra de Defensa, Nilda Garré, afirmó que «la recuperación de nuestros medios materiales en el sector defensa está muy vinculada a la posibilidad de desarrollo de nuestra propia industria de la defensa y la articulación de esta industria con otras de la región».
En ese sentido, la funcionaria destacó que «somos capaces de producir algunos de nuestros insumos estratégicos en el área defensa». «Nos quedamos en áreas de monedas que hacen factibles la renovación de medios y también generamos desarrollo científico-tecnológico y trabajo en nuestras propias sociedades y las de nuestra región», agregó Garré. La industria de la defensa surge en la Argentina después de la Primera Guerra Mundial con el desarrollo de la industria nacional y ante la necesidad de preservar la soberanía nacional. La política de defensa se convirtió en política pública desde el retorno de la democracia. El Ministerio de Defensa iniciço un proceso de modernización integral acorde con las necesidades nacionales y estándares internacionales. La integración regional y la recuperación productiva impulsan a la industria de la defensa, impactando en la generación de empleo y la preservación de la soberanía nacional y latinoamericana. |