Los disfraces de la CIA
Piel de Cordero
Por Héctor Bernardo / Revista 2016
Detrás de la imagen lavada que presentan algunas fundaciones y ONGs se esconden una serie de vínculos con los servicios de inteligencia norteamericanos, los intereses de los sectores concentrados de la economía mundial e –incluso- hasta represores.
A lo largo de la historia los países de América Latina y el Caribe han sufrido la constante presión y el intervencionismo de los distintos gobiernos norteamericanos. Republicanos y demócratas por igual han considerado que la injerencia en la política interna del resto de América era, no sólo un derecho, sino un deber.
En ese camino han buscado y aplicado todas las políticas posibles para controlar e intervenir en cada uno de los procesos que se llevaron adelante desde el sur del Río Bravo hasta el extremo más austral del continente. «La política del buen vecino» y «la política del garrote», fueron algunos de los nombres eufemísticos que encontraron para consumar invasiones, fomentar golpes de Estado, realizar bloqueos económicos, presionar a través de organismos multinacionales de crédito, apoyar desestabilizaciones, financiar grupos contrarrevolucionarios y difamar a los movimientos populares y a sus líderes.
Para ello, el Departamento de Estado, que es considerado la herramienta diplomática de Estados Unidos, y al Pentágono, que es el aparato militar, se le ha sumado un tercer instrumento cuya función es intervenir en la sociedad civil; la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, conocida mundialmente como USAID (por sus siglas en inglés, United States Agency for International Development) creada en noviembre de 1961 por el entonces presidente John Fitzgerald Kennedy (demócrata).
Estas tres herramientas forman lo que, según denuncia la investigadora de origen norteamericano, Eva Golinger, en los propios documentos desclasificados de los servicios de inteligencia norteamericanos se denomina como: «el eje de la contrainsurgencia».
Tiempo después, en 1983, a la USAID se le sumó la Fundación Nacional para la Democracia, (National Endowment for Democracy) conocida internacionalmente como la NED. Creada durante el gobierno de Ronald Reagan.
Por intermedio de estas entidades el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency- CIA) inyectan millones de dólares a grupos que muchas veces con las mascaradas de fundaciones u Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) intentan desestabilizar a los gobiernos que no se alinean con las políticas de Washington.
La participación de la USAID y la NED en los golpes de Estado contra el presidente de Paraguay Fernando Lugo (2012), de Honduras, Manuel Zelaya (2009) y en los fallidos golpes llevados adelante contra Hugo Chávez (Venezuela, 2002) y Rafael Correa (Ecuador, 2010), ha sido denunciada por varios investigadores y periodistas.
Un ejemplo clave de ello es el excelente libro de la periodista Stella Calloni, titulado Evo en la mira. En él se narra que «en Bolivia se conoce documentadamente que las demandas por autonomías departamentales fueron promovidas y financiadas por la elite económica de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que es el sector elegido para los financiamientos de NED y USAID, así como otras ONG’s».
En la propia página de la NED se señala que «Cada año, con financiamiento del Congreso de los EE.UU., la NED colabora con más de 1.000 proyectos de los grupos no gubernamentales que trabajan en el extranjero para las metas democráticas en más de 90 países».
En charla con Revista 2016, la doctora en Filosofía, docente e investigadora especialista en Política Exterior, Adriana Rossi, explicó que «una de las formas en que trabaja la USAID es financiando proyectos de desarrollos en algunas comunidades. Pero para que esos proyectos sean aprobados primero hay que presentar un diagnóstico de las comunidades. Mediante ese diagnóstico o informe, recaban una enorme cantidad de datos sobre esas comunidades. Eso les sirve muchísimo para poder tomar decisiones sobre posibles escenarios de conflictos, implantarse y poder actuar sobre esas comunidades. A través de estos proyectos la USAID hace inteligencia para el Departamento de Estado».
«La NED en Ecuador – ejemplificó la especialista – ha financiado y apoyado a grupos indígenas penetrándolos de tal manera que, hoy por hoy, son uno de los sectores que más conflicto le han generado al presidente Rafael Correa. La NED apoyó la formación de una corporación empresarial indígena que es la que más ha combatido el modelo de sociedad que está llevando adelante el presidente Correa».
Enemigo íntimo
Argentina no ha quedado al margen de esta política injerencista norteamericana. Un claro ejemplo de ello es el rol que juegan fundaciones como el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), la fundación Nueva Generación, Crecer y Crecer y tantas otras.
En ese contexto se enmarca el encuentro que realizó la Fundación Libertad en Rosario y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre los días 9 y 12 de abril.
Los encuentros de la Fundación Libertad han logrado convocar a figuras de la derecha internacional de la talla del escritor peruano y excandidato a presidente Mario Vargas Llosa, el filosofo español Fernando Savater y el expresidente de España José María Aznar.
Como señaló la abogada e investigadora venezolana- estadounidense, Eva Golinger, durante la conferencia brindada en Ecuador (que se puede ver a través de Youtube con el título de Eva Golinger- Telaraña imperial ONG y USAID) en el año 1984 se crearon cuatro instituciones claves vinculadas estrechamente a la NED: «el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional (NDI), dos brazos de los partidos de Estados Unidos, el Centro para la Empresa Privada (CIPE), para trabajar con los empresarios, y el Centro de Solidaridad con los Sindicatos. Para así llegar a partidos políticos de ‘izquierda’, derecha, empresarios y trabajadores sindicalistas. Cubriendo una parte importante de la sociedad, del pueblo».
En la misma línea de análisis se podría decir que no es nada casual que este año el encuentro organizado por esta Fundación Libertad haya decidido salir de su reducto en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe) y dedicar dos días (11 y 12 de abril) a realizar el encuentro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, gobernada por el PRO de Mauricio Macri.
Es por ello que no sorprende cuando, según señaló el periodista Santiago O’Donell en su libro Argenleaks, en el año 2007 el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, mantuvo una reunión con miembros de la Embajada de Estados Unidos en Argentina. En aquel encuentro además de señalar: «Somos el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de 80 años de historia argentina que está listo para asumir el poder», Macri -según se detalla en el cable enviado por el cónsul político estadounidense Mike Matera – aseguró que su fundación, Crecer y Crecer, estaba trabajando «con el Instituto Republicano de Estados Unidos (y también con la fundación Konrad Adenauer de Alemania) en la formación de nuevos liderazgos».
Cabe recordar que la fundación Crecer y Crecer fue creada por Mauricio Macri en 2001, que allí se sentarían la bases para fundar el partido Compromiso para el Cambio, que en el año 2005 se fusionaría con el partido Recrear Argentina, liderado por Ricardo López Murphy (estrechamente ligado a la Fundación Libertad), fusión con la que se daría creación al partido Propuesta Republicana (PRO).
Otro dato no menor es que la actual «Usina de ideas de PRO», como se autodenomina la Fundación Pensar, cuyo presidente honorario es Mauricio Macri, tuvo entre sus referentes a Julio Cirino, quien participó del terrorismo de Estado desatado durante la última dictadura militar (1976-1983). Cirino fue procesado recientemente por la Sala II de la Cámara Federal acusado de haber sido integrante del Batallón 601, bajo el alias de Jorge Contreras y en esa función haber estado involucrado en la desaparición de militantes del grupo Montoneros.
Según asegura un artículo publicado el viernes 22 de febrero de 2013 en el matutino Página/12, titulado Del think tank del PRO a la prisión, «La Secretaría de Derechos Humanos informó en la causa que Jorge Contreras era en realidad el Gordo Cirino, quien dirigió durante la dictadura el Grupo de Tareas 7 de la Central de Reunión de Información (CRI) del 601. Página/12 informó en 2008 que Cirino había sido uno de los referentes de la Fundación Pensar, ligada al macrismo. Según los anuarios de Pensar, Cirino recibió en su nombre al embajador de Colombia y participó de un seminario sobre ‘delincuencia, minoridad y violencia’ en Mar del Plata y de un panel sobre ‘seguridad’ junto al ex jefe de la Policía Metropolitana Eugenio Burzaco y el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg».
En el artículo de Página/12 también se señala que, según un cable desclasificado del Departamento de Estado de Estados Unidos, Cirino tenía estrechos vínculos con la Embajada norteamericana y fue designado secretario en la Embajada argentina en Washington.
Fundaciones y ONGs con nombres muy altruistas como libertad, democracia o desarrollo que han servido – y sirven- para encubrir a represores, miembros de la derecha internacional y representantes de los poderes económicos más concentrados que – como si se tratase de una marca de nacimiento – en algún punto de su ser tienen el sello de la CIA.