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MALVINAS. Caparrós se suma al hato de cipayos que aspiran a una medalla británica. Acuerdos y desacuerdos con una visión nacionalista indulgente con la dictadura

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El tema Malvinas merece mucho más espacio y profundidad que el que puedo dedicarles hoy aquí. Quiero dejar claro de movida que cuando se produjo el desembarco en las islas me encontraba en el exilio barcelonés y cerré filas con Eduardo Luis Duhalde y los muchos que rápidamente nos dimos cuenta de que el aventurerismo de la dictadura había metido a la nación en una guerra imposible de ganar y que terminaría con derrota cruenta, con muchos de nuestros muchachos muertos. Otros compañeros (incluso troskos, incluso presos) se ofrecían para ir a pelear bajo las órdenes de los genocidas, aunque fuera de pelapapas, lo que nos parecía un disparate. Tenemos acuerdos pero también diferencias con nacionalistas malvineros perdonavidas indulgentes cuando no cómplices con la dictadura genocida (ver al final).

Una estampa del español Forges, si no es de entonces le pega en el palo (los españoles, que tienen clavada la espina de Gibraltar, simpatizaron masivamente con Argentina).

 

Siempre abominé del adjetivo «gesta» para calificar la iniciativa desesperada de Galtieri que tantas vidas de jóvenes argentinos costó con el resultado de alejar la posibilidad de la plena soberanía sobre las islas. Sin embargo, ni a mi, ni a los que tuvimos aquella o parecidas posiciones –por ejemplo, a Raúl Alfonsín– se nos pasó jamás por la cabeza negar los legítimos títulos de la Argentina sobre las islas, refrendados por la resolución 2065 de la Asamblea de las Naciones Unidas de diciembre de 1965, durante el gobierno de Arturo Illía, que estableció que son actualmente una colonia británica y que el Reino Unido debe negociar su soberanía con nuestro país.

Dicho esto, me asombra el desconocimiento y la liviandad con la que algunos intelectuales cosmopolitas se refieren a este contencioso. Las Malvinas son la puerta de entrada a la Antártida, y el aun poco explorado y nada explotado continente blanco en pleno deshielo posiblemente sea el único lugar del planeta donde la especie humana pueda sobrevivir si el calentamiento global sigue su curso, entre otras muchas razones, como las geopolíticas (si por guerras o cualquier otra razón se cierra el canal de Panamá, las islas serán las guardianas del único paso que comunica los océanos Atlántico y Pacífico) y económicas (las principales petróleo y pesca) las islas son muy importantes.

Que el canalla de Lanata, los craquelés Sebreli y Sarlo y un hato de cipayos encabezados por Macri y Patricia Bullrich manifiesten su voluntad y deseo de deshacerse de unas islas a las que consideran una rémora, ya no sorprende. Pero aunque no sea totalmente inesperado que lo haga Caparrós –dueño de una excelente prosa que comenzó a desarrollar bajo la sombra de Urondo, Walsh y Gelman– confieso, me duele en el alma. Acaso porque lo conocí de pibe, con pelo, militante, inteligente, sensible y talentoso y me resisto a esta versión sexagenaria.

Que la Patagonia esté en gran medida en manos de capitales extranjeros no quita que la Patagonia esté ocupada por un ejército extranjero. Los mismos que luchan para que el Lago Escondido, usurpado por un magnate inglés, sea accesible para los argentinos como indica la ley y el sentido común, luchan para reintegrar «a las hermanitas perdidas» a la soberanía nacional.

Mopy: ¡No podés ser tan pararulo!

A continuación, su diálogo con Ernesto Tenembaum, que le recordó la posición de la snob ex maoísta Sarlo respecto al archipiélago:

Martín Caparrós: Pienso poco en las Malvinas, no sé si eso es grave, pero hace unos días tuve que recordar el hecho porque me mandaron a decir de mi editorial Random que no se podía publicar un mapa en mi libro porque les faltaban las Malvinas. Era un mapa de América entera, me sorprendió que en Argentina haya que pedir permiso al Instituto Geográfico para publicar cualquier gráfico; el Estado argentino confía que sepamos hacer mapas como corresponde (…) Esto me volvió a recordar la locura argentina con las Malvinas (que) no sé si son o no son argentinas, me da igual, me importa muy poco y creo que debería importarnos muy poco, es el penúltimo de los problemas argentinos y no sé si sería el último. Este es el relato por excelencia. Hay hasta un verbo en argentina -malvinizar- que no se usa en ningún lugar del mundo, no está definido en el diccionario pero podría ser «interponer relato ante una realidad que te molesta». Sería bueno que dejara de importarnos, qué cambia, si por lo menos dijeran que es por el petróleo… Esto sucede en un país lleno de espacio inútil o entregado. Malvinas tiene 12 mil km cuadrados, casi exactamente el millón de hectáreas que tiene Benetton en La Patagonia. No jodamos, tenemos un país loteado pero decimos que lo que nos importan son esos 12 km2 que no sirven para nada. el orgullo nacional no es las Malvinas, el orgullo nacional es darle de comer a todo el mundo».
Tenembaum: «Yo soy de la generación de Malvinas, de pedo no fui, pero vi lo que estaban haciendo un grupo de militares para tapar las canalladas que estaban haciendo. También, cada vez que hablan de Malvinas cuestiono si no están tapando otra cosa. Después está la discusión colonial porque uno ve dónde está el Reino Unido y el territorio».
Caparrós: «El argumento argentino para reclamar las Malvinas como parte de su territorio es que la ocuparon los españoles, después los ingleses». «Pienso que no habría que pensar en Malvinas, que habría que ocuparse de la infinitud de problemas argentinos realmente acuciantes. No me importa si son o no argentinas».
Tenembaum: «Pienso de la misma manera. Creo que son argentinas; creo, claramente, que no son inglesas, pero es no es un tema que me parezca prioritario».
Caparrós: «También lo que decía Sarlo, de que hay gente que vive ahí hace varias generaciones y que eso también habría que tomar en cuenta».

Comentario:

Leo una medulosa nota publicada en Infoembas (¡qué contradicción!) por un tal Ricardo Romano, a quien no conozco. Estoy totalmente de acuerdo con él (excepto en lo que hace si al Reino Unido le convino retirarse de Hong Kong, tema que no domino como para opinar, aunque presumo que Romano puede tener razón) hasta el momento en que identifica a los cultores del lenguaje inclusivo y a los partidarios del aborto libre y gratuito con los cipayos que niegan o relativizan los derechos argentinos sobre las Malvinas, momento en que me parece que el autor derrapa y se va como quien dice mas que a la banquina, directamente al pasto, como cuando enfila contra el CECIM de La Plata y contra el kirchnerismo.

Sin embargo, hasta ese momento, pánfilos como Caparrós (no quiero pensar peor) harían bien en leerlo, puesto que a mi juicio los argumentos que ofrece son irrefutables.

https://www.infobae.com/opinion/2021/08/07/cuales-son-las-razones-detras-de-la-campana-anti-malvinas/

 


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