Milei y sus caras no tan ocultas

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MILEI. La cara (no tan) oculta de quien picó en punta en la carrera para encaramarse en la cima de un Estado que promete desmantelar. Una entrevista imprescindible

 

No conozco a Juan Luis González y estoy tentado a comprar su libro El Loco. La vida desconocida de Javier Milei* y su irrupción en la política argentina pues parece haber estudiado al personaje a fondo (pueden leerse gratis muchas páginas del libro aquí) pero me parece importante difundir esta entrevista porque González describe los ejes de su investigación y parece hacerlo de manera muy ecuánime: no es solo él quien lo considera pirucho, el habitualmente muy moderado ex presidente uruguayo José Mugica opina que está loco, y el periodista más inteligente al servicio del establishment o círculo rojo, Carlos Pagni ha llegado a la conclusión de que tiene una personalidad emocionalmente «fisurada» (sic).

Milei es fanático de las historietas y películas de Conan, el bárbaro, un personaje inventado por Robert E. Howard (un desquiciado que se suicidó cuando tenía 30 años horas después de que su madre agonizante entrara en coma), al que un hechicero –que seguidamente el bárbaro asesinó– profetizó que se volvería un león, y al que así, en efecto, lo llamarían los habitantes de las islas negras. Hay mucho para investigar en este terreno desde el punto de vista psicoanalítico y psiquiátrico, ya que Milei entabló una relación tan simbiótica con un mastín inglés al que llamó así (lo consideró su «hijo de cuatro patas») que cuando murió, clonó algunas de sus células en Estados Unidos a cambio de 50 mil dólares, y con el concurso de hembras de la misma raza, consiguió hacerse también a título oneroso con cuatro cachorros de esa misma raza, todos machos e iguales al occiso, a los que considera a veces sus hijos y otras sus nietos. Y a los que les puso nombres de sus economistas favoritos, todos de la llamada escuela austríaca o de Chicago, a los suele plagiar sin atisbo de remilgos: Milton (por Friedman), Murray (por Murray Newton Rothbard), Lucas (por el recientemente fallecido Robert Lucas) y Robert (posiblemente oor Robert J. Schiller). Si el emperador Calígula quiso nombrar cónsul a su caballo Incitato, Javier Milei, asegura su biógrafo, consulta a estos bichos antes de tomar decisiones.

Todo esto podría ser motivo de risa si no estuviera a un tris de ser Presidente de la República habiendo prometido acabar con el Banco Central (donde hizo una pasantía), las jubilaciones solidarias (de reparto) y la escuela y la sanidad públicas. Y si no fuera acompañado por una reivindicadora pública de la dictadura exterminadora, Victoria Villarroel, que en el pasado se ocupó de organizar las visitas a la cárcel donde purgaba su condena el dictador Videla y a la que Milei ha dicho que le quiere conceder la última palabra en materia de Seguridad y Defensa.

Descartada por el mismo la posibilidad de una dolarización, la falta de dólares podría en un eventual gobierno suyo agravarse hasta límites inconcebibles si se restringiera el comercio con China y Brasil, se rechazara el aprobado ingreso al grupo BRICS y se desarmara el Mercosur. Un total dislate en la única materia que dice dominar, la economía.

Escuchen al joven colega de la revista Noticias, insospechada de simpatía alguna por nada que huela a nacional y popular.

….

*Nota: La vida da sorpresas. Supe de la existencia de Milei cuando me topé con él y su hirsuta cabellera en un cumpleaños de Rolando Graña, hará ya (calculo a ojo de mal cubero) quizá unos siete u ocho años, al que fui en compañía de mi amigo Julio Oscar Spina, quien fue amigo y compañero de estudios de Graña y con quien comparto investigaciones historiográficas.

 


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