OBISPO ANGELELLI: Cristina destacó la identidad entre sus asesinos y los de Chacho Peñaloza (con fotos y doble interludio musical)
La Presidenta homenajeó al obispo mártir al cumplirse 45 años de su asesinato por la última dictadura cívico-militar-eclesiástica y vinculó a quienes degollaron al Chacho Peñaloza con quienes mataron a monseñor Angelelli más de un siglo después / Cómo fue el asesinato por Washington Uranga.
«La gran lucha de monseñor Angelelli fue por la (noble) igualdad»
«La gran lucha de monseñor Angelelli fue lucha por la igualdad, por el derecho a que todos puedan gozar de los bienes que le deben ser garantizados a todos los ciudadanos: los de la educación, los de la salud, los de la vivienda, los del trabajo. Los derechos de la ancianidad a través de la jubilación.»
POR CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER / NAC & POP
Muy buenos días a todos y a todas.
Señor Gobernador de la provincia de La Rioja; señor Intendente; Abuelas; Madres; a los chicos, quiero que me digan ¿Cómo están hoy con su nueva computadora?
-Los niños responden: ¡ Bieeeeeennn!
Y la Presidenta continuó diciendo:
Es un día muy especial hoy, porque venimos a conmemorar la memoria de un hombre, de un sacerdote como monseñor Angelelli, y lo hacemos de la mejor manera que podemos recordarlo, dándoles a los niños, a nuestros educandos la posibilidad de profundizar esa educación y a través de esa educación salir de la pobreza y poder ser ciudadanos iguales en todas partes de la República Argentina.
Creo que la gran lucha de monseñor Angelelli era la lucha por la igualdad, que es el derecho a que todos puedan gozar de los bienes que deben ser garantizados a todos los ciudadanos, los de la educación, los de la salud, los de la vivienda, los del trabajo, los derechos de la ancianidad a través de la jubilación.
Hoy tuve un momento de mucha emoción, allá en el árbol en el que él había celebrado la misa de Gallo el 24 de diciembre de 1971, en uno de los barrios –me contaba el Gobernador– más humildes de La Rioja.
Me dice que también la gente de más dinero en ese momento de La Rioja se horrorizó de que el obispo fuera precisamente a celebrar junto a los más pobres.
Es que el compromiso de Angelelli con los pobres no era de discurso, no era de retórica, no era de homilía, era un compromiso de vida todos los días y el compromiso con los pobres lo llevó también a enfrentar los intereses de los que necesitan tener pobres para seguir explotándolos en la tierra y en el trabajo.
Por eso Angelelli fue asesinado.
(Aplausos)
Por eso Angelelli tenía un compromiso con el Evangelio que iba más allá de la palabra.
La última vez que estuve aquí en La Rioja, el Gobernador me regaló un libro muy hermoso del doctor Ricardo Mercado Luna, se llama Los coroneles de Mitre.
Este fin de semana, que luego de mucho tiempo pude tener tiempo para leer un libro, leí «Los coroneles de Mitre» relata, para los que no lo saben, a los coroneles que envió Mitre para asesinar a los patriotas riojanos, al Chacho Peñaloza, degollado, asesinado y puesta su cabeza en una pica.
Los mismos que mataron al Chacho Peñaloza allá por el siglo XIX fueron los mismos que mataron a monseñor Angelelli más de 100 años más tarde aquí también.
(Aplausos)
Son los mismos porque hubo un proyecto de país que quiso ahogar fundamentalmente los reclamos del país federal, del país que se empobrecía, del país que daba todo sus recursos para que salieran por el puerto donde se acumulaba la riqueza.
Y hay una línea de conducción entre ese proyecto y lo que pasó, que fue fundamentalmente quebrar la voluntad popular, quebrar la voluntad democrática, hay una línea histórica que ha sido responsable de estas atrocidades.
Porque las cosas que nos han pasado a los argentinos no las provocaron hombres que bajaron de platos voladores, las provocaron hombres que vivían también entre nosotros y que creyeron que era posible tapar la historia, ignorar al pueblo, suplantar la voluntad popular por la fuerza, el autoritarismo y las dictaduras.
Por eso hoy estoy muy feliz, aunque parezca un contrasentido, recordando eso que le pasó a Angelelli o eso que le pasó al Chacho Peñaloza muchos años antes, estoy feliz porque estamos construyendo un proyecto de país totalmente diferente, popular, nacional, democrático, plural, diverso, que ha puesto en la educación, en los niños su eje central, que lo hace hoy entregando 60.000 computadoras a los niños de La Rioja o con el plan Conectar Igualdad en todo el país; que lo hace con la Asignación Universal por Hijo, que lo hace con los beneficios a nuestros jubilados, y si a alguno le queda alguna duda que pregunte por un instante, que se interrogue: ¿Si Angelelli estuviera vivo dónde creen que estaría y junto a quiénes estaría en estos momentos en la República Argentina?
(Aplausos)
No tengan dudas, no tengan dudas, no estaría apoyando ni a un gobierno ni a un sector político, que no es eso lo que quiero decir, estaría apoyando a un modelo de país que ha vuelto a poner al trabajo, a la producción, a la educación, a la capacitación, a las provincias, al federalismo en un primer plano.
Y esencialmente el compromiso de esta Presidenta inquebrantable con los más vulnerables, con los que menos tienen, aunque me cueste muchas veces el fastidio, por no decir el odio que es más feo, de los sectores más concentrados.
Pero no importa, bien vale la pena, bien vale la pena tomando el ejemplo de hombres como Angelelli, que dieron todo por su rebaño, que dieron todo por su pueblo.
Hoy lo estamos recordando de la mejor manera junto a los chicos, junto a nuestros niños y ese debe ser el compromiso que todos debemos tener.
Finalmente quiero decirle a todo el pueblo de La Rioja que me ha recibido con un afecto, un cariño y un calor, en contraposición al frío climatológico que tenemos, con un amor, que se los agradezco desde lo más profundo de mi corazón.
(Aplausos)
Cada mano tendida, cada querer acercarse y darme un beso, cada «gracias», cada gesto, cada mirada, cada contacto que hacemos cuando nos miramos y nos hablamos es el bálsamo más importante que puede tener alguien que tiene la responsabilidad de conducir un país. Poder venir aquí y mirarlos a todos a los ojos para decirles, no ustedes a mí sino yo a ustedes, gracias La Rioja, gracias a todos y a todas por el afecto, por el cariño, por la lealtad, muchas gracias señor Gobernador, a los docentes, a las docentes, a las madres, a los papás, a los chicos, a los estudiantes, a los militantes, a las organizaciones de derechos humanos, a Margarita, catequista de monseñor Angelelli que también nos acompaña, a todos y a todas, muchas gracias y mucha fuerza, Angelelli es una bandera que ya no sólo es de los riojanos sino que es de todos los argentinos.
Muchas gracias.
…………..
Si se quedaron con las ganas, acaba de estrenarse un documental sobre la vida de monseñor Angelelli. Y seguidamente, cómo fue el asesinato por Washington Uranga.
El gobierno militar siempre habló de «accidente» automovilístico e incluso se echaron a correr rumores acerca de la impericia de Angelelli para manejar.
La historia de un asesinato disfrazado de accidente
El 4 de agosto de 1976, enfrentado con el poder y asesinados dos de sus curas, Juan de Dios Murias y Gabriel Longueville, la muerte «lo sorprendió» a Monseñor Angelelli en una ruta.La historia de un asesinato disfrazado de accidente.
POR WASHINGTON URANGA*/ NAC&POP / EL ORTIBA / PÁGINA 12 / 30/07/06
Enrique Angelelli había nacido en Córdoba el 17 de julio de 1923 y fue ordenado sacerdote en Roma el 9 de octubre de 1949. Desde 1961, por decisión del entonces papa Juan XXIII, fue designado obispo auxiliar de Córdoba y desde 1968 el papa Pablo VI lo hizo titular de la diócesis de La Rioja.
El 4 de agosto de 1976, después de muchos enfrentamientos con el poder y tras el asesinato de dos de sus curas, Juan de Dios Murias y Gabriel Longueville, la muerte lo sorprendió en una ruta riojana.
El gobierno militar siempre habló de «accidente» automovilístico e incluso se echaron a correr rumores acerca de la impericia de Angelelli para manejar.
Las autoridades de la Conferencia Episcopal anunciaron «investigaciones», pero nunca se apartaron dela versión oficial o bien dejaron, en todo momento, instaladas las dudas acerca de la muerte de una figura que ciertamente les resultaba molesta y que poco antes, en 1975, había afirmado que «ser hombres de la luz es no evadirnos de nuestra realidad y construir nuestra historia con los demás».
Estado en que quedó, después del accidente fraguado, el vehículo que conducía Angelelli, y el cuerpo golpeado, que apareció lejos del vehículo.
Para Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma y uno de los que siempre defendieron la tesis del asesinato y del martirio, «de acuerdo a la documentación judicial, la certeza moral del asesinato de Enrique Angelelli ha logrado la certeza judicial a tal punto que la Corte Federal establece, en forma indudable, circunstancias que no pueden ser materia de controversia y califica judicialmente el caso Angelelli, en forma definitiva e incontrovertible, homicidio calificado».
Para el obispo queda probado que «la camioneta (que conducía Angelelli y en la que también viajaba su secretario Arturo Pinto) fue encerrada por la izquierda al momento que se produce una explosión; que el cuerpo del obispo Angelelli quedó ubicado a veinticinco metros del lugar final de la camioneta, con el cuerpo extendido y los pies juntos, mostrando en ambos talones pérdida de la piel sin ningún indicio de golpes o contusiones en el resto del cuerpo.
Por eso, se infiere que fue arrastrado hasta el lugar mencionado por intervención de los autores del hecho; que la camioneta presentaba una goma desinflada, cuya cámara tenía un corte de trece centímetros, lo que no fue causa del vuelco, según la pericia mecánica practicada».
Todos estos datos abonan lo que Hesayne denomina «la patraña criminal del accidente provocado por una falsa maniobra que habría cometido el obispo Angelelli en ese momento».
Pero el obispo de Viedma ofrece un testimonio más al hablar de «un hecho que hace poco tiempo se me ha transmitido» y que es «sumamente elocuente y que presume participación personal de las Fuerzas Armadas y de seguridad, directa o indirectamente, en el asesinato del obispo Angelelli».
Relata Hesayne «el testimonio de la religiosa enfermera diplomada que cumplía guardia en la morgue del hospital de la ciudad de La Rioja ese día de la muerte del obispo.»
«Le tocó limpiar el cadáver del obispo Angelelli y al darlo vuelta en la camilla, se sorprendió por un orificio muy hondo en la nuca del cadáver».
Sigue diciendo Hesayne que «ante la exclamación de sorpresa de la religiosa enfermera, dos oficiales de las Fuerzas Armadas y de seguridad que se encontraban de custodia, de inmediato la retiraron de lo que era su tarea habitual, ordenándole textualmente: «Hermana, usted no ha visto nada’».