| | | |

CARLOS DE NÁPOLI. El fallecimiento de quien descubrió que la Historia Oficial del atentado a la AMIA era una farsa

Compartí

Me acabo de enterar de que Carlos De Nápoli, con quien escribí el que es mi mejor libro, Ultramar Sur, y que luego, como si eso hubiera obrado como un disparador escribió él varios libros sobre temas nazis, falleció hace ya dos días a consecuencia de un infarto masivo. Estoy desolado.

Investigador De Nápoli: Una pasión desatada por dejar huella.  

Conocí a Carlos tardíamente, a fines de 1997, luego de haber publicado AMIA, El Atentado, libro que hubiera sido muy distinto de haberlo conocido antes (motivo por el que los abogados de la AMIA para los que trabajaba, se negaban con cualquier pretexto a darme su e-mail o teléfono) en aspectos sustantivos: bastó una primera charla con él para que me cayera la ficha de que jamás había existido una Trafic-bomba.

A partir de ahí nos hicimos amigos. Carlos no había tenido militancia política pero tenía una importante formación técnica (había trabajado y sido becario de la General Motors) y durante la dictadura tuvo que marchar al exilio, en Gerona, porque había tenido la ocurrencia de desarrollar un proyecto de riego en La Pampa con tecnología israelí y eso atrajo a una patota policial mixta en la que había canas cordobeses (como el padre de Telleldín) y de la Federal (de la banda que casi década y media después sería llamada «de los comisarios»)  que lo secuestró en su propia casa y desplumó.

Fue por eso, a causa de la aparición del nombre Telleldín en la causa AMIA, y el de otros canas ligados a aquellas patotas, que Carlos se metió de cabeza en la causa AMIA. Y descubrió entre otras cosas que la Trafic investigada no era una, sino dos, y que ninguna de las dos había explotado en la mutual hebrea. Un descubrimiento crucial, que luego de ser contratado por la DAIA, Gabriel Levinas corroboró.

Carlos me hablaba siempre de un submarinista alemán que había conocido en su infancia en Villa Pueyrredón, y de otras investigaciones que había hecho, ya universitario, en Bariloche. En fin: estaba convencido que, a despecho de la Historia Oficial, además de los dos que se habían entregado en la base naval de Mar del Plata, había otros submarinos alemanes que habían llegado clandestinamente a las playas argentinas.

Ese fue el disparador de Ultramar Sur. Estaba yo en mi despacho de director del diario El Ciudadano de Rosario en medio del crudo invierno de 2000 cuando, con su asistencia por internet (y personalmente, porque Carlos fue en su F-100 a visitarme) empecé a escribir una larga serie de notas acerca del misterio -muy ganchero, además- de si Hitler había escapado de Alemania, y si había venido a la Argentina en algún submarino… Lo hice como manera de escapar de una realidad que me abrumaba. Recuerdo que le decía a mis compañeros del diario (especialmente a mi segundo, el Negro King), «No estoy para nadie. Cerré la escotilla y me sumergí».

Escribir Ultramar Sur fue apasionante. Porque es una historia apasionante. Nuestro mayor mérito es no haberla arruinado. Es un libro que si lo hubieran escrito otros, también sería uno de mis preferidos. Mientras lo terminábamos, se hundió el país.

El libro fue botado en el terrible invierno de 2002 y nadie daba un patacón por su singladura. Sin embargo no sólo se mantuvo a flote, sino que tuvo nueve reediciones desde entonces, a un promedio de una por año. Y fue publicado en España, Italia, Colombia y Brasil (y estuvo a punto de serlo en Letonia, pero la crisis europea hundió ese proyecto).

Su publicación despertó en Carlos a un escritor hasta entonces soterrado. Ahí mismo me propuso que lo ayudara en la publicación de una revisión del periplo del cadaver de Eva Perón a la luz de documentación de los servicios de informaciones del Ejército (Evita, el misterio del cadaver se resuelve). Rehusé el convite porque ya había publicado Mi mensaje, el testamento político de Eva Perón (dado por perdido durante 32 años)en una edición de homenaje (con textos, entre otros, de Fermín Chávez, Rodolfo Walsh, Luis Salinas, Carlos Eichelbaum, María Elena Walsh, Horacio González, María Elena Walsh, María Moreno y Alberto Schprejer) y no quería volver sobre el tema.

Carlos se especializó luego en libros sobre temas nazis, de los que escribió (debo confesar que ante mi gran sorpresa) un montón. Entre ellos: Nazis en el Sur (2005), El pacto Churchill-Hitler (2007), Los científicos nazis en Argentina (2008) y La fórmula de la eterna juventud (2009).

En el ínterin, nos distanciamos a consecuencia de un documental casi casero que él hizo sobre el tema AMIA y que a mi juicio era condescendiente con las falsas hipótesis echadas a rodar por el sionismo acerca de quienes y cómo habían perpetrado dicho atentado.

Tiempo después, nos reconciliamos. Hasta el punto de que me invitó a participar en un nuevo documental sobre aquel ataque, con lo que retribuyó su participación en el que yo hice con Cuatro Cabezas (AMIA, 9.53, emitido una única vezpor Telefé).

En los últimos tiempos habíamos vuelto a vernos. En una casa de parientes, aledaña a la suya. Ahora puedo decirlo: fue él quien  me dio entonces la información inicial para escribir esta nota acerca de la pasión de los Macri por apoderarse del espacio público.

Me consuelo pensando que nos habíamos reconciliado. Aunque no soy religioso, me hubiera resultado horrible que muriera estando distanciados.

Carlos era muy vital, muy enérgico, casi maniáco cuando algo se le metía entre ceja y ceja. No puedo creer que ya no volvamos a vernos. Acaso volvamos a encontrarnos en «la quinta del Ñato» y podamos ver desde allí dónde están hundidos los U-Boote que llegaron subrepticiamente a las costas argentinas en el invierno de 1945, cuando ni él ni yo habíamos nacido.

Aqui estamos con el buzo Toni Brochado y otros tripulantes del Ice Lady Patagonia buscando submarinos hundidos en la Bahía Creek:

 


Compartí

Publicaciones Similares

4 comentarios

  1. Estimado amigo el señor Carlos De Nápoli no ha pasado en vano entre nosotros, yo no lo conocí pero al ver su obra y su dedicación al esclarecimiento de temas tan esenciales para saber como y porque nuestro país es como es, y como se comportaron las autoridades nacionales en la gran guerra y en la pos guerra, que fue el inicio de nuestros errores ante la comunidad mundial, que hasta hoy pagamos. Creo que será recordado como uno de los pioneros en la lucha por saber la vedad de nuestra historia pasada que es la base de lo que nos ocurre en la actualidad.

  2. Conocí a Carlos, en VILLA Pueyrredón, teníamos 14 años, vino a mi fiesta de 15 años, no nos volvimos a ver…me entero que falleció. Yo siempre veía sus documentales y pensaba si algún día nos volveríamos a encontrar…una pena.

  3. He leido algunos libros de Carlos. Y tambien he visto algunos documentales. Muy bueno todo. Un gran investigador. Una verdadera pena su fallecimiento. Me queda una pequeña duda. Cuando estudiaba en la Universidad Nacional del Sur, en una de las ultimas materias (Electronica III) tuve de ayudante a un ingeniero Carlos De Nápoli. Será el mismo, o nada que ver?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *