via La Barbarie, por Sebastian
Si algo agradezco al kirchnerismo es haber puesto en discusión el sistema de medios dominante, los dogmas y poder de la iglesia, la necesidad de activar a los sindicatos, el sistema previsional en manos de los gerentes AFJP, los impuestos de un sector del campo beneficiado por rentas extraordinarias. Construidas políticamente esas iniciativas mejor (ley de medios) o peor (retenciones e impresentable discurso de los “comandos civiles”). Con mejor o menor habilidad y astucia política. En el medio, errores, retrocesos, Giojas, otros empresarios cercanos y demás, ¿donde no es así la política? Con nuevos problemas que yo no sé si el kirchnnerismo puede resolver ¿Qué hacemos con los trabajadores no sindicalizados que no pueden protegerse de la inflación? ¿Como institucionalizamos la asignación universal compatible con una macroeconomía sostenible? Pero el kirchnerismo lo hizo. Mal o bien puso estas cuestiones en debate y enfrentó a sectores poderosos. Yo dudo mucho que alguien del grupo A (que son los otros que pueden gobernar este país en el mediano plazo) lo hubiera hecho. La política es construir mayorías. Y las mayorías se construyen más allá de los círculos progres que uno integra. Como vimos en estos días, lo que está enfrente es poderoso y también se moviliza.
No vale decir “es un avance” el matrimonio igualitario y olvidarse completamente de quien lo está fogoneando en forma más relevante políticamente. Hacer como si viniera del cielo. Vale obviamente decir es insuficiente, vale decir no me convencen otras cosas y sigo siendo opositor etc. Pero no vale no reconocer y seguir tratando a esa fuerza que se enfrenta a la Iglesia como si no hubiera hecho nada, me cuesta pensar a un demócrata de izquierda que no sea solidario con el gobierno en ese enfrentamiento. No vale decir al mismo tiempo “el kirchnerismo es una mierda” y “el matrimonio igualitario es un avance.” No es intelectualmente honesto sostener ambas cosas. El discurso del “no les creo” “son oportunistas” es políticamente pre-moderno, pre-Maquiavelo, anterior a la publicación de El Príncipe. Es de comentarista de blog La Nación. A mi no me importa que CFK haya leído a Judith Butler y las nuevas teorías de género ¿Alguien cree que Menem era “un neoliberal convencido” que había estudiado en Chicago, que lo convenció Sebastian Edwards tomando un café? ¿Le importó a los economistas de FIEL, gente “seria” y educada en los mejores colegios como diría mi abuela, que Menem fuera un neoliberal convencido, o que haya un jefe de aduanas que no hablaba español? ¿Le importó a Roque Fernández pongamos, la fiesta y la merca, en los 90? ¿Por qué entonces nosotros tenemos que ser tan puristas para empujar nuestros avances? ¿No damos demasiadas ventajas? Lo que importa es que este es un país mejor hoy que pasó el matrimonio igualitario, que hay muchas personas que se van a sentir menos discriminada, más libre, más feliz. La discusión sobre el aborto legal está más cerca hoy que ganamos que si no hubiéramos ganado. Y ganamos, no lo olvidemos, con Pichettos (lo que se dice un hombre de partido…) y con un montón de gente con quien muchos que se dicen “progresistas” jamás se tomarían un café. La mejor democracia es la que produce mayorías políticas y avances para gente de carne y hueso, no la que es un simple escenario para nuestros regodeos intelectuales y morales.