OCIO & PEDOFILIA. 20 entra más en 60 que 60 en 20
Temo que Boot resulte inmediatamente denunciado por Hermida por falócrata… y fanfarrón. Por cierto, la red está lleno de notas que aseguran que ahora Hermida irá detrás de «Casados con hijos»… pero no sé si no será un chiste, porque distintos links remiten a una página de Infobae que no dice nada de eso. Debajo de la nota de Boot, Tiempo Argentino explica quien es la Dra. Hermida: la defensora del gángster Bellini, quien mató a su hermosa chica y quiso zafar amañando la escena con sus amigos de la Bonaerense. ¿Necesitan que le explique quien es Bellini?
Los peligros del ocio
por Teodoro Boot
Hay gente muy enferma, por decirlo suavemente y sin entrar en detalles. Para no ir muy lejos, un tonto sketch del programa televisivo «Poné a Franella», en el que en varios tramos se remeda hasta el punto de orillar el plagio viejos sketches de Alberto Olmedo, fue denunciado por «fomentar el acoso y el abuso sexual a menores».
El motivo de la denuncia es el sketch «La Nena», en el que Guillermo Francella (58) exhibe su habitual histrionismo y Julieta Prandi (32) su insulsa belleza.
La denuncia por pedofilia fue presentada por la ONG Red de Contención contra la Violencia de Género, presidida por la abogada María Raquel Hermida Leyenda (46), quien, designada por el entonces interventor Julio Bárbaro (71), desde abril de 2003 se desempeñaba como asesora del antiguo Comfer y fue transferida en beneficio de inventario junto a sillas, estanterías y escritorios a la Agencia Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuyo titular es, desde el 10 de septiembre de 2012, el diputado Martín Sabatella (43).
La abogada Hermida Leyenda atrasa un poco. Así como varios de esos sketches de Poné a Francella evocan a los que alguna vez popularizó Alberto Olmedo y el exitoso actor suele imitarse a sí mismo hasta el cansancio, para no ser menos el canal Telefé no hace tampoco mucha gala de originalidad, ya que el ciclo que originó la denuncia fue emitido por primera vez en los años 2001 y 2002.
Los programas –los mismos programas, para que se entienda– fueron repetidos durante los años siguientes hasta el 2006, en diferentes horarios del domingo, con el nombre de «Los domingos, poné a Francella». Mientras que en otros países de Latinoamérica y aún en los Estados Unidos, menos afectados por la saña de los programadores argentinos, los televidentes tuvieron la posibilidad de ver, todas las semanas, exactamente los mismos episodios, pero tan sólo hasta 2004.
No conformes con el daño provocado, las autoridades del canal decidieron reincidir en el verano de 2010, y, en precaución de que hubieran quedado sobrevivientes, volvieron a la carga, siempre con los mismos programas, a partir del domingo 6 de enero de este año.
La Nena, el sketch que despertó la tan tardía alarma de la doctora Hermida muestra –eternamente muestra– las angustias de Arturo Petrocelli, un hombre casado que, por así decirlo, se enamora de July (Julieta Prandi), la mejor amiga de su hija adolescente Laura (Florencia Peña, 39), quienes en algunos episodios y sin que nadie consiga entender por qué, parecen tener 14 o 15 años y en otros 16 o 17.
Se basa el sketch, más que obvia, ostentosamente en la situación «inspirada» en el del manosanta que décadas atrás protagonizaran Alberto Olmedo (80) y Javier Portales (76) junto a la entonces apetecible y mucho más infantil que la hierática Brandi , – dicho sea esto en voz baja para que no escuche la doctora– Adriana Brodsky (58), así como en el film norteamericano American Beauty (1999), en el que el actor Kevin Spacey (54) inicia su jornada laboral masturbándose en la ducha (vale aclararlo, no el actor, sino el personaje que encarna es quien inicia el día de esa manera) inspirado por el recuerdo de la adolescente Mena Suvari (34), en el papel de amiga de su hija Jane (Thora Birch, 31).
Hasta ahora, no ha aparecido ningún ni ninguna menor de edad en el entuerto, lo que no obsta para que la doctora Hermida impute a Guillermo Francella, al programa, al canal o al guionista de «fomentar el acoso y el abuso sexual a menores» y hasta de incitación o panegírico de la pedofilia, lo que parece tan exagerado como peligroso.
Es exagerado porque, según se ha dicho, no hay menores en los episodios, y porque de acuerdo el segmento erario que las actrices representan, el delito, de haberlo, no se encuadraría dentro de la pedofilia, sino del estupro, en el que se supone que el perpetrador (Francella) se aprovecha de la inmadurez de una menor de entre 14 y 16 años (Prandi), que, dependiendo de los episodios y del grado de distracción del guionista, a veces tiene 17.
Con ser absurdo, nada de esto es grave. Lo peligroso sería que en su celo, inversamente proporcional a su velocidad de reacción, la doctora llegara a acusar de pedofilia nada menos que al padre de la patria, José de San Martín (235) quien el 12 de noviembre de 1812, a los 34 años de edad, contrajo enlace con Remedios de Escalada (216) quien aún no había cumplido los 15 años de edad. Por si hicieran falta pruebas de que el prócer abusó de ella en forma reiterada, baste decir que el 24 de agosto de 1816, la menor dio a luz a una niña, Mercedes Tomasa (197).
No menos escandalosos fueron los amoríos que el brillante estratega José María Paz (222) tuvo con su sobrina Margarita Weild (199), quien lo adoró y persiguió desde muy niña hasta darle finalmente caza en 1835, cuando a los 44 años Paz había perdido un brazo, estaba en prisión y no se encontraba en condiciones de escapar del acoso de esa persistente Lolita.
Nacida en Córdoba, Margarita era hija de María del Rosario Paz y del médico escocés Andrew Weild, y falleció tempranamente a los 33 años de edad, luego de tener 9 hijos con el hermano mayor de su madre. En la actualidad ambos, tío y sobrina, yacen en eterno incesto, una junto al otro, en el mausoleo de la Catedral de Córdoba.
A lo largo de la historia y en la vida cotidiana, es innumerable la cantidad de hombres mayores que se chiflan por alguna jovencita. Es lógico y natural, como lo es el caso inverso. Hombres de 60 se obsesionan por mujeres de 20 tanto como hombres de 20 son asediados por mujeres de 60. Y no hay razón para escandalizarse: prescindiendo de otros atributos, tal vez más significativos pero también más deletéreros, los cuerpos de los y las jóvenes veinteañeras suelen mostrar menos estragos que los de los y las sexagenarias.
Razonablemente, la doctora Hermida se muestra alerta –demorada y tardíamente, pero siempre alerta– contra la violencia de género. Está muy bien, pero debería advertir que en intercambios de esta clase es la mujer la que sale ganando. Se trata de una ecuación puramente matemática: entra más veces 20 en 60, que 60 en 20.
Más allá de estos detalles, el diputado Sabatella debería darle algo que hacer en la Afsca a la doctora Hermida: cuando la gente anda al pedo y tiene mucho tiempo libre, suele pensar tonterías. En los humanos normales, por lo general eso no llega más allá, pero tratándose de abogados, los resultados pueden ser tan absurdos como imprevisibles.