PEPE SLIMOBICH, in Memoriam

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Como Ricardo Foster, como Carlos Tobal y tantos otros, consideré a (José León) Pepe Slimobich un hermano, y no puedo hablar de él sin que se me haga un nudo en la garganta. Detesto recordar las muertes de las personas muy queridas, y de hecho no logró recordar sino con gran esfuerzo las muertes de mis padres, de mi hermano Pablo, del capitán José Luis D’Andrea Mohr, de Raúl (Teodoro Boot) Blanco y hasta de Luis Alberto Spinetta, entre otros. Sin embargo, creo que en un día soleado de agosto pasado, nos reunimos el hijo y amigos de Pepe en el Parque de la Memoria, para recordar que un año antes habíamos arrojado allí sus cenizas al río, en el mismo lugar donde fueron a parar las cenizas de mis hermanos de sangre y de alma y donde irán a parar las mías. Fue la última vez que vi a Carlos Tobal. Ahora recibí esto y lo publicó con mucha emoción, a fin de remediar no haber sido elocuente a la hora de describir el humor, la entereza y el espíritu militante de Pepe.

 

Pepe toca la guitarra y canta. Carlos Tobal abraza a su hijo Felipe Slimobich.

 

El Cantor

POR CARLOS TOBAL

Volver dijo volver.
También cantó que volvería. Aquella noche,
la trompeta acuchillaba.
Alguien, el hijo, solitario esperaba en el piano.
La guitarra previa sonaba, apenas,
añorante y resignada:
detrás,
el cuadro de la Cancha de Boca.

De otra manera, Pepe, no se hubiera parado así,
Dominante la voz ante el ausente micrófono:
Llamando a resistir, tan cerca del corazón.

Llegará el tiempo de envejecer. Y, como el antiguo pescador,
De “El viejo y el mar”: Pepe
aguardará, contemplativo y doliente.

Llegará el tiempo de envejecer. Y, como el antiguo pescador,
De “El viejo y el mar”: Pepe
aguardará, contemplativo y doliente.

Detrás de su muerte. Que habrá, tal vez, de hacerse lejana.
Me pregunto en secreto:
¿Callará también el dolor:
¿Tan necesario al recuerdo?
Que le rompió los pulmones.
Contemplativo, dije, doliente digo.
Entrando a la mudez. Endurecido y callado. En las cenizas.
Flotando así, en el Río de la Plata. Junto a tantos compañeros.
A la espera que los busquemos. Nosotros, supervivientes:
Cantando también el retorno… la tarde de La Marcha Triunfal.

 

 

 


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