Desde hoy hasta el próximo jueves se puede ver gratis en cine.ar (está acá, pero me parece que primero hay que registrarse) y después por unos pocos pesos. Como verán, participé de este documental de Shlomo Slutzky. Como él, tuve un padre socialista, seguidor de Alfredo Palacios y antiperonista. Pero a diferencia de él, nunca me importó demasiado. Tengo claro que el peronismo es la última y la mejor encarnación de la voluntad popular de construir un país y una Patria grande justa, libre y soberana. Es decir que el peronismo, como nosotros mismos, está en constante transformación y puede perecer, pero los gorilas son eternos. Al menos en lo que concierne al breve devenir de la historia, un milisegundo respecto a la existencia del universo. Pasa que no tenía nombre hasta que un humorista gorila avant la lettre se lo robó a un bocadillo de Clark Gable, dicho a una atribulada Ava Gardner en Mogambo «Deben ser lo gorilas…». Ya había sido bombardeada la Plaza de Mayo y otros sitios con el saldo de más de trescientos muertos y el nombre fue aceptado rápidamente por los infantes de Marina que habían intentado tomar la Casa Rosada. Luego, el mote se impuso en casi toda Latinoamérica. Gorila es sinónimo de antipopular y, por supuesto, hay muchos grados de gorilismo. Nuestros padres, ambos fallecidos a comienzos de los lejanos ’80, todo lo indica, eran de los más benévolos. Dicho esto, lo más claro, como siempre, se encontrará en la palabra señera del historiador israelí Raanan Rein que pone las cosas en perspectiva. Como dicen que dijo Plutarco y popularizó Perón: Todo en su medida y armoniosamente.
Los dejo con Krakobsky y Rubén Furman:
Algunas apostillas y reflexiones acerca de «Perón y los judíos»:
RICARDO KRAKOBSY
1. El peronismo emerge como movimiento de masas a dos meses de las bombas atómicas arrojadas sobre Japón y a cinco de la rendición alemana ante el ejército rojo. Eran los meses en los que se develaba al mundo hasta dónde había sido capaz de llegar el terror nazi, se mostraban por primera vez enteramente lo que eran sospechas o certezas especuladas, y testimonios aislados: se confirmaba el crimen más aberrante de la humanidad contemporánea que excedía por lejos la “persecución” y la “discriminación” ya constatadas. Con todo el temor y el dolor de la inmediatez.
2. Fin de la Guerra: Por esos días, “LOS ALIADOS” debían hacer demostraciones públicas de lealtad recíproca para llegar lo mejor posicionados posible a los acuerdos definitivos. Los acuerdos de Postdam y Yalta se desarrollaron hasta entrado el año 47; hasta ese momento las diplomacias soviética, británica y norteamericana actuaban en bloque.
3. La campaña: Entre el 17 de octubre de 1945 y el 24 de febrero de 1946 -día de la victoria electoral del peronismo- la campaña de la “Unión democrática” consistió fundamentalmente en asociar al hasta entonces poco conocido Juan Domingo Perón al nazismo y al fascismo. Su procedencia militar, los titubeos del gobierno del GOU frente a la guerra y su discurso difícil de encuadrar en ideologías consagradas en Europa contribuían a crear una ficción verosímil. Sabido es que esa campaña fue diseñada por la Embajada de los Estados Unidos y que el embajador Spruille Braden se puso al frente de los acuerdos de la U.D. En la película cuento sobre mi padre, joven dirigente radical, por esos años, y digo que hay una cuestión “identitaria” irrevocable. Planteadas las cosas como estaban por los días de la campaña electoral era impensado que la comunidad judía de Argentina sintiera confianza en Perón y su ignoto movimiento. Más aún, es de toda lógica que circulara cierto temor, en una Argentina que había sostenido desde la Semana Trágica de 1919 e intensificado durante la Década Infame grupos (en general oligárquicos) de violentos antisemitas.
4. Perón, el demócrata: La potencia del 17 de octubre y las condiciones políticas surgidas a partir del 4 de junio de 1943 hubieran habilitado un intento de toma del poder, con los trabajadores movilizados por parte de un hipotético Perón violento (y eventualmente revolucionario) o fascista. Sin embargo, su reacción de ese día fue exigir fecha de elecciones libres, amplias y participativas. Es conocida una carta que le enviara a Evita donde dice que no está dispuesto a gobernar si el pueblo no lo elige, e imagina que en caso de la derrota electoral se irían juntos a vivir una vida retirada, lejos de la política. O sea, decide jugarse a todo o nada en elecciones. A ese Perón, que tuvo una legítima opción -aunque no legal- de “asalto del poder” y la rechazó claramente, le construyen la imagen de dictador.
5. Perón, el (judeo)cristiano. Una vez en el gobierno, Juan Domingo Perón demuestra con creces no ser filo nazi ni antisemita, sino todo lo contrario. Ejemplos que se cuentan en la película: desde el envío de ayuda humanitaria de la Fundación Eva Perón al recién fundado Estado de Israel, hasta la creación en el ámbito de las Fuerzas Armadas de una Capellanía rabínica para que asistieran espiritualmente a los conscriptos judíos. El mensaje político de Perón está atravesado por un profundo humanismo de origen cristiano. Este posicionamiento releva lo religioso de cuestiones distintivas y lo encaja en sus dimensiones reales: la necesidad de espiritualidad frente al mundo material en avance. Desde este punto, todas las religiones son útiles a la humanidad, y deben ser respetadas. Algunas de estas decisiones políticas (la capellanía, los feriados religiosos para los trabajadores judíos) contribuyen a la reacción de la jerarquía católica que acabó inclinándose por el golpismo liso y llano. La prematura ley de divorcio fue la gota que rebasó ese vaso. Cuando el enfrentamiento con la curia recrudece hasta la ruptura de relaciones, Perón solicita al Rabino Amram Blum que sea su consejero espiritual.
6. El Rabino Blum, muy citado en la película de Slutzky, merecerá un día que se cuente su historia. Debió sufrir el escarnio público como todos los peronistas famosos consumado el salvaje golpe del 55. En la misma lista deberá estar don César Tiempo (Israel Zaitlin), uno de los intelectuales más importantes del peronismo, que fue silenciado después del 55.
7. En la película se menciona que arribaron “pocos” judíos a la Argentina durante el peronismo. Se sugiere un cierto control oficial. Podría deberse a la versión de Perón que circulaba internacionalmente. Pero quien formula esto omite aclarar la existencia de la Circular Número 11 del año 1938 (firmada por un famoso canciller de la denominada década infame, José María Cantilo), enviada a las embajadas argentinas, destinada específicamente a detener la entrada al país de judíos europeos que huían del régimen nazi. Podemos aventurar que lentamente el peronismo vino también a reparar semejante ignominia. En los papeles, tal circular “secreta” se derogó en 2005, durante el gobierno del Presidente Néstor Kirchner.
8. En la película hay una cierta crítica al personalismo de Perón. Constatable fácilmente. Cuando se hacen hoy estas observaciones se pierde vista que por aquellos años para instalar unas políticas de gobierno nuevas a partir de una conducción política fuerte, con un Estado activo que interviene en la vida social, era uso y costumbre algún tipo de “personalismo”. No está mal criticar ese exceso, pero es un error vincularlo a Mussolini o a Hitler, en un mundo donde también existían los personalismos (con otros tan diversos estilos) de Stalin, Churchill, Mao, Ghandi o De Gaulle.
9.Esto viene a cuento de cómo construyó Perón su fuerza política: En octubre del 45 está claro que grandes sectores de trabajadores lo apoyan debido a incansables dos años de trabajo en pos de su bienestar, su dignidad, su organización, sus derechos. Pero no alcanza para ganar una elección polarizada. Falta la política. Faltan otros sectores sociales. Perón convoca a radicales y conservadores, socialistas, comunistas… se le suman hombres y mujeres con diversa trayectoria, algunos con pasado fascista. Es cierto que adhiere la Alianza Libertadora Nacionalista, que sí eran nazis, pero esto no transforma a Perón en uno de ellos. En la UD recalan viejos partidarios nazifascistas que apoyaron el golpe del 30, y eso no convertía en nazi al candidato Tamborini. Los partidos políticos le dan la espalda a Perón -con excepción del Laborismo, que le presta el sello electoral- pero de todos se lleva sectores, cuadros, dirigencia. Su vicepresidente será radical, sus ministros socialistas o conservadores… y mucha fuerza nueva. Esto hace con todos los sectores de la sociedad cuya dirigencia “oficial” le resulta esquiva. Cuando se crea la OIA (Organización Israelita Argentina) se pretende dar cabida a numerosos grupos de judíos identificados con el ideario del peronismo porque la dirigencia oficial (DAIA) rehuye y combate al peronismo. De allí que en la película, Herman Schiller y algún otro entrevistado los condene al “arribismo” a los dirigentes de la OIA. Pero no hay constancia de que esa fervorosa muchachada haya “arribado” a cargos públicos por su adhesión al peronismo, más allá de la embajada en Israel que ocupara el señor Manguel. En todo caso, la OIA puede considerarse algo así como la sección judía del Partido Peronista. Quienes lo critican provienen de la sección judía del partido Comunista. ¿Por qué unos serían arribistas y otros tendrían convicción política?
10. Perón y los comunistas. El punto más controvertible de los que muestra el trabajo de Slutzky es la persecución que se desata hacia un sector del Partido Comunista Argentino. Lejos de justificarlo, repasaré dos o tres datos para interpretarlo. En primera instancia hay que observar el triste papel del PCA en la Unión Democrática. Dotaba de “trabajadores” a la fuerza reaccionaria deudora del Imperialismo norteamericano. Este “seguidismo” era una orden de Moscú que estaba ocupada en dividir el mundo en dos en las negociaciones con Truman y Churchill. La única justificación posible de tal acrítica ubicación del PCA era convencer y convencerse de que Perón era nazi. De allí surgió la más férrea campaña de desprestigio. Es cierto que Perón reacciona frente a esto. La película plantea una nueva paradoja: estaría documentado que Perón reacciona contra el PC a pedido de la Comunidad judía de Buenos Aires como protesta por los progroms llevados adelante en la Unión Soviética stalinista. Si esto le valió el mote de “anticomunista” a Perón, plantea una encerrona ideológica imposible de resolver. El PC contaba con muchísimos cuadros políticos judíos. Pero la paradoja no la plantearía Perón, sino Stalin.
11. La universidad de Perón. Herman Schiller cuenta algo fácil de verificar: La universidad estaba contra Perón. Cierto. Las fuerzas políticas que manejaban sus organismos eran de los partidos políticos que integraron la Unión Democrática. Tal vez, no les haya caído bien la gratuidad de la enseñanza universitaria decidida por el peronismo y, que, consecuentemente, ingresaran por primera vez hijos de trabajadores a ese sitial elitista, de iluminados. ¿La creación de la Universidad Obrera (hoy UTN) habrá sido leída como fascismo?
12. Es patética la participación de Juan José Sebrelli en el documental. Dice que Perón se “agazapa” antes de tomar partido… Gracioso. ¡Es la política, Juan José! Por suerte, la película de Shlomo Slutzky se encuadra más con las investigaciones del historiador Raanan Rein. Esto la coloca en un lugar de interés.
EXTRAíDO DEL MURO DE FB DE RUBÉN FURMAN:
El pasado jueves 24 Cine.ar TV estrenó el documental “Perón y los judíos” del periodista argentino israelí Sergio Shlomo Slutzky, que repitió anoche (domingo 26). La peli cubre un viejo anhelo del autor: dejar el testimonio, a través de vivencias y relatos en primera persona, de los que vivieron aquella época, hace ya siete décadas. También matar sus propios fantasmas sobre si su padre era “gorila”, un antiperonista, como buena parte de la colectividad de entonces. La cuestión perdió relevancia política en los años sesenta y setenta del siglo pasado cuando muchos jóvenes de ascendencia judía que provenían de la izquierda se sumaron al peronismo revolucionario. Pero se ha vuelto un combustible de primer orden en tiempos de la grieta actual.
Shlomo tuvo la gentileza de incorporar en su film dos minutos (de 20:30’ a 21:30’ y de 22:50’ a 23:50’) de la nota que me grabó en 2015 en el Museo Evita (en la foto) tras la publicación de mi “Puños y Pistolas” sobre la Alianza Libertadora Nacionalista. Fuera de la línea testimonial del film, recuerdo que la organización filofascista previa al peronismo se sumó a éste con sus métodos de lucha callejera y su beligerancia anticomunista y antisemita. Concretó atentados contra locales partidarios, sinagogas, y círculos israelitas, en 1946/47.
El historiador israelí Raanan Rein afirma en el film que fue el periodo histórico con menos cantidad de ataques a la comunidad judía, en línea con la actitud discursiva y diplomática del propio Perón, que reconoció al flamante Estado de Israel, y aun de Evita. No puede menos que coincidirse con el vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv en que Argentina no fue el único sino uno de los tantos destinos de fuga de los criminales de guerra nazis, fascistas y ustachas, pero siempre hacia el Occidente cristiano. Perón solo se plegó a una maniobra global organizada por la Iglesia Católica a través de la Cruz Roja, en el contexto de la naciente guerra fría.
El film de Shlomo suma voces a favor y en contra para una polémica sin fin y aun vehemente, aunque el peronismo de hoy no sea el mismo de hace 75 años, lo mismo que la colectividad judía, y el mundo sea tan diferente. “Perón y los judíos” podrá verse gratis hasta el miércoles 30 por la plataforma Cine.Ar Play del Incaa. Después puede verse por 30 pesos.
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Un comentario
hola, siempre digo que con la única colectividad que tenemos problemas es con los judios sionistas, hay un gran sector que se sumo al movimiento nacional y popular,va de mi el recuerdo y reconocimiento al dr, abogado Hugo Amilcar Grimberg ,que dedico su vida y cocimiento penal a defender a presos políticos en los 70, compañero Hugo ,¡presente!
hola, siempre digo que con la única colectividad que tenemos problemas es con los judios sionistas, hay un gran sector que se sumo al movimiento nacional y popular,va de mi el recuerdo y reconocimiento al dr, abogado Hugo Amilcar Grimberg ,que dedico su vida y cocimiento penal a defender a presos políticos en los 70, compañero Hugo ,¡presente!