PERONISMO. Con la unidad no alcanza. Y, sin embargo todo parece al alcance de la mano

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Leí esta nota, recomendada por un Víctor S. que no es mi hermano, en el colectivo. No conozco al autor del que solo sé que nació en san Nicolás, vive en La Plata y es joven (probablemente lo doble en edad). Su nota no da respuestas, pero abre puertas. Se requieren comentarios. Para comenzar, hay uno de un posible coetáneo del autor, Nahuel Coca, al final del texto.

El Peronismo hoy no tiene nada, y a la vez lo tiene todo

Con la unidad no alcanza

 

POR ERIC LAGORIO / DIAGONALES

En el peronismo tienen una hipótesis: si nos unimos todos, ganamos. Hay 2019. Esta idea, bastante endeble, no se sostiene por ningún sondeo de opinión serio. El amontonamiento no define una elección. ¿Por qué? Porque los votos no se suman.

El peronismo podría poner en la misma boleta la cara de Cristina, Randazzo y Massa, y posiblemente esa lista no alcanzaría siquiera el 50%. Porque la sociedad no se enamora de las sociedades políticas. En cualquier situación, el camino es construir algo nuevo, distinto, y eso fue lo que hizo Cambiemos. Juntar todo y armar algo nuevo, con las mismas caras de siempre o, de casi siempre.

Más allá de la discusión por el sistema electoral, la filiación política dejó de ser el principal motivador en la decisión del voto. Es más, hoy la elección del candidato es, en mucho casos – o en casi todos -, el motivador más importante. Por eso el trinomio Cristina, Randazzo y Massa, no garantizan, juntos, absolutamente nada.

El Mono Gatica trabajo como cicerone en la parrilla «El Abrojito» que estaba en México y Bernardo de Yrigoyen a comienzos de los ’60. Lamento ser tan autorreferencial pero más abajo aparecen Juan, Eva, Néstor y Cristina delante del edificio del Ministerio de Obras Públicas, luego de Salud, situado en medio de la avenida Nueve de Julio, a dos cuadras y media de aquel restorán, en el barrio de Montserrat, antaño barrio del tambor, centro secreto de la ciudad según Borges.

 

El error interpretativo del peronismo radica, entonces, en suponer que la sociedad elige por filiación política. Que si el peronismo se ordena y muestra un solo candidato o una gran interna y luego todos van detrás, la victoria es el hecho inevitable. Ni la gente decide por identificación política, ni los votos se suman. Hoy ese tipo de motivación electoral es una más, en un amplio espectro de variables, donde también priman las ideas y el relato emotivo, las expectativas, las propuestas y, principalmente, el candidato.

El peronismo hoy no tiene ideas. Ya ni siquiera se habla, ante la sociedad, de justicia social, independencia económica y soberanía política. El peronismo no tiene agenda o, la única agenda, es la unidad. Y la unidad es un proceso interno, no tiene nada que ver con lo que le pasa a la gente en el día a día. Por eso, hoy el peronismo carece de ideas, no genera expectativas de futuro, más allá del relato de los “12 años”. Y, en virtud de las causas de corrupción, hay una parte importante de la sociedad – que es la que define una elección – que hoy se resiste a escuchar el término “década ganada”.

Uno de los aspectos más importantes de la campaña presidencial del FPV en 2015, fue carecer de un relato emotivo. Scioli no transmitía nada. Era, posiblemente, el aspecto más débil del candidato que, además, estaba solo. La construcción simbólica y emotiva de Cambiemos era, en cambio, muy sólida y, lo más importante, generó expectativas de grupo, de equipo, de una construcción colectiva con personajes públicos muy claros: Carrió (Moral y Justicia), Vidal (Lo nuevo), Macri (Empresario exitoso), Larreta (Gestión) y Michetti (Sensibilidad); sostenidos por una estructura territorial nacional, como el Radicalismo. Y sobre ello, un gran relato emotivo, bajo la inagotable premisa del CAMBIO, con tres ideas fuerza, con las que todos – en apariencia – estamos de acuerdo: lucha contra el narcotráfico, pobreza cero y unir a los argentinos. El peronismo, en cambio, no tenía nada. Salvo 12 años de buen gobierno, con los que llamativamente el 60% estaba de acuerdo, y sin embargo el FPV en ballotage no llegó al 50%.

A casi tres años de la derrota electoral, el peronismo no logró revertir esa situación de desventaja respecto de Cambiemos y es un elemento que, si bien no define una elección, es fundamental en cualquier victoria. Hoy, los únicos aspectos que identifican al peronismo como relato emotivo son: el chori, el bombo y, con suerte, los patios militantes, novedad comunicacional que inauguró Cristina en los últimos años de mandato. Cambiemos, en cambio, construye relato emotivo en cualquier intervención pública. En un encuentro con jubilados, en una visita a alguna provincia, en particular las del norte, en un acto partidario. De todo construye un relato y el punto de unidad siempre es el mismo: la comunicación horizontal.

Entonces, ¿qué le queda al Peronismo? ¿Esperar a 2023? No. Reinventarse. Lograr, en principio, la unidad. Y generar algo nuevo que incluya todos estos aspectos: ideas, relato emotivo, un programa de gobierno y, lo más importante, candidatos que puedan romper la barrera de los 45%.

 

Sin lugar a dudas, hoy la candidata que más mide es Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, todos los estudios de opinión pública indican que, en cualquier escenario, la ex Presidenta perdería. ¿Hay que fiarse de estos estudios? No, pero son una variable importante que, en cualquier proceso electoral, hay que mirar.

El último elemento de la reinvención es la forma en que se construye un relato de este proceso, es decir, en la comunicación. El peronismo hoy tiene un relato disperso, con construcciones fraccionadas, sin una unidad conceptual. Sin orientación, sin planificación, sin método. Todas ideas disgregadas y, la mayoría de ellas, como construcción residual del proceso anterior. El peronismo necesariamente debe reconstruir su forma de comunicar, que no es otra cosa que construir un nuevo relato. De lo contrario, es imposible pensar en una victoria.

Todos, de manera fragmentada y partidaria, están intentando reconstruir en el Peronismo su forma de comunicar. Quizás el que más se acerca a eso es hoy el Frente Renovador, que sin embargo tiene un gran problema: sus voceros son siempre los mismos y no logran penetrar en la sociedad. El Frente Renovador, en términos de portavoces, no ofrece nada nuevo y eso entra en crisis con la propuesta de renovación. El PJ, en cambio, está en una etapa experimental, saliendo de una meseta. El último acto provincial, en la localidad de Hurlingham, fue la demostración de que el PJ, a pesar del intento de renovación, sufre la herencia de varios años de estancamiento partidario.

El peronismo debe consolidar un sentido comunicacional integral que transmita certezas a la sociedad, para recuperar la confianza, la identificación, el sentido de pertenencia y, lo más importante, para lograr cierta motivación electoral, más allá del piso del peronismo o del techo que significa la figura de CFK.

Está claro que hoy es el momento de la unidad que llevó dos años empezar a re-construir. Con sus formas, el peronismo en su sentido más amplio, dio las primeras señales de unidad, que no son más que encuentros donde quizás poco se discute y lo más importante es lograr la foto. En este escenario, el Peronismo hoy no tiene nada, y a la vez lo tiene todo.

 

El peronismo hoy no tiene ideas. Ya ni siquiera se habla, ante la sociedad, de justicia social, independencia económica y soberanía política. El peronismo no tiene agenda o, la única agenda, es la unidad. Y la unidad es un proceso interno, no tiene nada que ver con lo que le pasa a la gente en el día a día. Por eso, hoy el peronismo carece de ideas, no genera expectativas de futuro, más allá del relato de los “12 años”. Y, en virtud de las causas de corrupción, hay una parte importante de la sociedad – que es la que define una elección – que hoy se resiste a escuchar el término “década ganada”.
Por eso creo que hay que reforzar un partido y sus vínculos con el interior, y bajar una agenda sobre todo cultural y joven a todo el país.  La salida de todo esto es orgánica e institucional. Sino caemos en la crisis de representatividad de 2001 y en las fórmulas electorales de diseño. NC

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3 comentarios

  1. La UNIDAD -sí alcanza-, y es necesario RECORDAR que Macri ganó con su plan «político» de MENTIRAS con 1.5% de diferencia en la «elección» del 15. Reinventarse es lo que están haciendo en ese espacio peronista, cosa que Macri no puede, a no ser que uno sea tan ingenuo como para pasar por alto el descenso fuerte en las medidas de otros centros de opinión internacionales, así como a CFK le otorgan un crecimiento mayor de lo que dicen en Argentina. Los MEDIOS y las REDES no siempre PUEDEN convencer, una cosa es el viejerío de Mirtha Legrand, los Leucos y Su, y otra muy distinta el trabajo in situ a lo largo y ancho de Argentina. Hay un párrafo contradictorio sobre Massa lo que no afecta al estilo de periodismo de opinión que no llega a una conclusión política, que omite políticas que desnudan el entramado mafioso de Cambiemos, así que ese «optimismo» para analizar el ánimo argentino repite los análisis idénticos que se hacía en el 2011 sobre si Cristina ganaba o perdía. En México AMLO arrasa las elecciones porque el pueblo golpeado no vota por una disminuida clase media media o baja sino porque mide y siente lo que sus familiares PERDIERON con esta falsa administración política del neoliberalismo de guaridas y delitos. Necesitan hacer lo de Brasil -y vaya si no lo han hecho y hacen-, aterrorizar con armas y genocidios,
    aunque eso esté muy bien tapado por los MEDIOS y lo «viral» trollesco y de «boties» en las REDES, hoy devaluadas.

    1. El peronismo tiene un 30/35
      %de base histórico.el radicalismo 20/25% y la derecha liberal 15%.debemos volver a enamorar a aquellos que sacamos de pobres a clase media y que por el bajo o nulo crecimiento del último gobierno pidieron un cambio
      .ahora se dan cuenta que se equivocaron y cuando estalle la imposibilidad de pagar la deuda que contrajo este gobierno buscarán otra alternativa .habrá que tener candidatos y programa de Gobierno actualizado para ser vistos como lo mejor a elegir.

  2. La visita de Correa sirve de mucho si prestamos atención a su relato sobre la candidatura del sucesor traidor. Debemos estar más atentos a principios y convicciones y menos a presuntos guarismos de opinión pública. También a los factores globales que nos imponen crisis cíclicamente a las diferentes colonias por igual, aunque con métodos, apenas, modernizados.

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