Pino pone el pinto

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Roberto Mero (al que conocí en la Caras & Caretas que dirigía Pocho Descalzi en el 84, cuando regresé del exilio) vive en París desde 1989, dónde escribe y publica libros en francés. Escribió esta nota como comentario de la nota de Boot No hagan leña del pino caído. Señala las hilos quen unen su desatado clasismo cajetilla (¿lo vieron cuando le dice a una joven moza/camarera que es demasiado linda parta estar haciendo ese trabajo, como si atender mesas fuera un trabajo indigno?) Como sé que Mero tuvo la ¿dicha? ¿desdicha? de trabajar para Solanas en los años ’80, la repiublico acá, como quien dice «en el cuerpo central» y a ponerle las tildes y eñes que su compu gabacha no tiene.
Pino pone el pinto

por Roberto Mero

La declaraciones de Pino Solanas concerniendo la calidad del voto se inscribe en la desideologizacion contemporanea de la post social democracia.

Sobrador cachetazo a su propia historia, el brutal exabrupto del cineasta Fernando Solanas al referirse al carácter depreciado del «voto pobre» no puede comprenderse fuera de un contexto contemporáneo que Solanas aboda a la matacallando. Esto es, la búsqueda de un espacio político fuera de la derecha y de la izquierda, que se inscribe en el actual posicionamiento del cual hacen gala en los últimos tiempos los ex partidos ecologistas europeos.

Desde el «Grüner» ex ministro de relaciones exteriores alemán Jocha Fischer aprobando la guerra en Irak en 1991 y en el 2003, hasta las recientes manifestaciones de Daniel Cohn Bendit buscando «cooperativizar»a la izquierda francesa para mejor servir a la derecha, la ideología verdeo-ecolo no hace sino completar la destruccion política para chantajear a la izquierda socialdemócrata en general. Y a todo intento de toma de poder popular, en lo particular.

Siniestra ecuacion que goza de parabienes entre el electorado paquete que adora a los pobres, pero de lejos.

El sindrome de la tanga

En sus declaraciones recientes, Solanas coquetea con los miedos ancestrales de las capas medias hacia las «clases peligrosas» empleando, con baja maestría, el silencio de lo que el medio pelo murmura pero tiene verguenza de enunciar.

Hábil manipulador del deseo en la apariencia, Solanas lo sabe a la hora de utilizar su arma secreta: el síndrome de la tanga. Tapando ilusoriamente lo que la derecha quiere mostrar y lo que el progresismo tiene miedo de asumir como una obscenidad.

La formula del ringraje

La enormidad de lo que enuncia es irracional y como tal inatacable. Si lo enunciara la Sociedad Rural, caería en la caricatura de las señoronas de Landrú. Si lo dijese Grondona o la Chiquita almorzadorena, el ridçiculo caeria por su propio peso, pero seria olvidado.

Como un yerno ideal perorizando después del vermouth bajo la sombra del quincho, Solanas avanza en la propia construcción del mito. Los Comandos de la Libertadora estan pasados de moda. El gorilismo mariajuliesco, fuera de época como un minishort.


Solanas, en su magnífica busca de protagonismo a cualquier precio, toca el timbre y corre.

El progresismo trataáa de explicar con vergüenza ajena la decadencia de quien fuera y no es más. La derecha sacará pecho: si un ex-zurdo dice esto, ¿qué no diran los patrones de estancia?

A codazo limpio

Ni palabrerio de geronte ni acto fallido de hombre verdadero, la posición manifestada por Solanas es aceitada, medida y, sobre todo, testeada en los cenáculos europeos. El fenomeno de la derechización ecologista ampara y corrobora esta estrategia que busca un lugar bajo el sol poco importa a qué precio: aprovechar de la decadencia de los partidos de derecha más ligados al gran capital al mismo tiempo que las incertidumbres y la desideologización de los partidos de izquierda que tratan de dar una pátina civilizada a la batalla asesina que se anuncia ante la degradacion de las condiciones de vida de los pueblos.

Solanas pontifica primero y bendice después. Sale de la escena, pero para volver a entrar. Se va de la ilusión de izquierda dando portazos y luego vuelve con un paquete de facturas. Y en todos y cada caso no miente: dice lo que piensa y piensa lo que dice porque su fin último es establecerse como patrón de la balanza dónde sabe que jugaran los tantos decisivos.

Fischer levantando el estandarte de la guerra, Dany Cohn Bendit tratando de explicar a los miserables que la pobreza no es mala si es ecologica o Solanas argumentando que el voto pobre es malo porque es pobre, no son sino máscaras del nuevo mediopelo desesperado por buscarse un lugarcito entre los que arriba no pueden sostenerse y esos desprolijos cabreros de abajo que ya no quieren mas.


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