México del Norte
De Leyes y de Inmigrantes
Conforme avanza el proceso electoral en Estados Unidos, avanzan también las definiciones sobre la inmigración en el país. Esta semana, durante la Convención Nacional Republicana, se oyeron algunas frases sobre el tema, la mayoría simplemente rolleras que no pasarán a la historia, y una, solo una, que me llamó la atención.
Abrió el fuego Rick Santorum, ex senador de Pennsylvania. Recordó que es nieto de un «inmigrante que no vino aquí buscando beneficios sociales del gobierno». Una obviedad ya que entonces (1923) no los había ni para los ciudadanos.
Santorum acusó a Barack Obama de «rehusarse a aplicar la Ley de Inmigración como si estuviera por encima de la legalidad».
Lo siguió Sharon Day, co-presidenta del Comité Nacional Republicano, que acusó a Obama de haber «cambiado las leyes de inmigración», sin duda refiriéndose a las políticas proulgadas no por Obama sino por Janet Napolitano, jefa de la Secretaría de Seguridad Nacional, sobre los criterios de deportación y la famosa «acción diferida» para los jóvenes.
Pavoneándose por «haber aprobado la ley más nueva contra la inmigración ilegal», la Gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dijo que «el presidente ha fallado en asegurar nuestras fronteras de manera efectiva», así que «los estados tienen que hacerlo».
Alguién debería recordarle a Haley que su estado no tiene fronteras internacionales, sino solamente con Carolina del Norte, Georgia y el Atlántico.
Por ahí se coló el Alcalde de Tampa, Bob Buckhorn, quje le recordó al mundo que Estados Unidos fue hecho «por gente que trabajaba duro y tenía grandes sueños; familias inmigrantes de Alemania, España, Italia y Cuba».
Parece que don Buckhorn no hay ni hubo nunca inmigrantes ingleses, irlandeses, polacos ni mexicanos.
Luego vino la frase que me sonó. La pronunció el senador Marco Rubio al desafiar a los republicanos a «no ser el partido anti-inmigración ilegal», sino «pro-inmigración legal». Tras reconocer que ello implica tamaño desafío, les recordó que «esta es una nación de inmigrantes, pero también de leyes».
El huevo o la gallina
Me sonó la frasecita porque se la escuché a Obama, el 15 de Junio pasado, explicando el DACA, el programa de «Acción Diferida», conocido también como «Deportación Diferida» por los activistas cuerdos de la inmigración. Dijo Obama que «siempre nos ha fortalecido ser una nación de inmigrantes y una nación de leyes». Luego publicó la frase en su columna de la revista Time Ideas. Agregó allí que su medida «mantiene nuestra herencia como una nación de leyes y una nación de inmigrantes».
Ya la había usado antes, el 23 de Abril del 2010, al comentar la Ley de Inmigración de Arizona, la que legaliza el perfilamiento racial. Pero antes, el año pasado, se la escuché a Elton Gallegly, jefazo republicano del Subcomité de Política Migratoria de la Cámara de Representantes.
Según Gallegly «vamos a seguir viendo estudios que dicen que todos los nuevos trabajos se van para trabajadores inmigrantes». Como eso no le hace gracia, recalcó que «Soy un fuerte partidario de la inmigración legal y fuerte enemigo de la inmigración ilegal», porque «somos una nación de inmigrantes, pero también una nación de leyes».
Capaz que le copió la frasecita de marras a Ken Mehlman, ideólogo republicano que llamaba en 2007 a su partido a tener una plataforma «inclusiva», de aceptación a los inmigrantes, que «mantuviera a Estados Unidos como una nación de leyes y una nación de inmigrantes».
Y es muy posible que ambos se la hayan copiado de George Bush, quien la usó en su libro «Puntos Decisivos», recordando sus varios discursos con la frasecita durante las marchas de la Primavera del Inmigrante de 2006.
Bush también la usó en su mensaje radial del 27 de marzo, dos días después de que en Los Ángeles marcharan un millón de inmigrantes, y otras vez el 15 de mayo, después de que 5 millones de inmigrantes marcharan en un centenar de ciudades.
Dijo entonces que «somos una nación de leyes y debemos ejercerlas. Y somos también una nación de inmigrantes y debemos mantener esa tradición».
Pero todos se la habían copiado antes a Bill Clinton, puesto que en su libro de menorias «Entre la Esperanza y la Historia» (1995), publicado en Enero de 1996, la usó para proponer la Ley de Inmigración: «Somos una nación de inmigrantes. Pero también somos una nación de leyes. Está mal que una nación de inmigrantes permita que sus leyes de inmigración sean ignoradas y debemos parar ese abuso».
«La Ley» creó la Operación Guardián, las redadas y las actuales políticas migratorias de deportación, y la prohibición de contratar inmigrantes indocumentados.
Pero no importa quien la haya inventado. La usan republicanos y demócratas por igual. Y es que, en lo que hace a la inmigración, es lo mismo demócrata que republicano.