¿Por qué la OTAN atacó Pakistán?
por: Tariq Alí / London Review of Books
Ellos sabían que el objetivo era un puesto militar. La explicación que afirma que los atacaron primero suena falsa y ha sido ferozmente rechazada por Islamabad. Anteriormente este tipo de ataques se calificaban de “accidentales” y las disculpas se daban y se aceptaban. Esta vez parece más grave. Ha llegado demasiado pronto después de otras “violaciones de la soberanía “, en palabras de la prensa local, pero la soberanía de Pakistán es una ficción. El alto mando militar y los líderes políticos del país voluntariamente entregaron su soberanía hace muchas décadas. El hecho de que ahora se esté violando abierta y brutalmente constituye el verdadero motivo de preocupación.
En represalia, Pakistán ha detenido los convoyes de la OTAN hacia Afganistán (el 49% de los cuales pasan por el país) y ha pedido a los EE.UU. que abandone la base de Shamsi que se construyó para lanzar aviones no tripulados contra objetivos en Afganistán y Pakistán con el permiso de los gobernantes del país. Islamabad se permitió una hoja de parra legal: en los documentos oficiales la base fue arrendada oficialmente por los Emiratos Árabes Unidos, cuya “soberanía” es aún más flexible que la de Pakistán.
Los motivos del ataque siguen siendo un misterio, pero no así su impacto. Profundizará las divisiones dentro del ejército, debilitará aún más el régimen venal de Zardari, fortalecerá a los militantes religiosos y hará que los EE.UU. sean aún más odiados de lo que ya lo son en Pakistán. ¿Entonces por qué lo hacen? ¿Fue concebido como una provocación? ¿Está Obama pensando seriamente en desatar una guerra civil en un país ya maltratado? Algunos comentaristas en Islamabad están discutiendo esto, pero es poco probable que las tropas de la OTAN ocupen Pakistán. Un giro tan irracional sería difícil de justificar en términos de los intereses imperiales. Tal vez fue simplemente un ojo por ojo para castigar a los militares paquistaníes por el envío de la red Haqqani para bombardear la embajada de EE.UU. y la sede de la OTAN en la ‘Zona Verde’ de Kabul hace unos meses.
El ataque de la OTAN viene de la mano de una nueva crisis. Uno de los cobradores de extorsiones de confianza de Zardari y su difunta esposa en Washington, Husain Haqqani, cuyos vínculos con las agencias de inteligencia de EE.UU. desde la década de 1970 lo convirtieron en un intermediario útil y que Zardari nombró embajador de Pakistán en Washington, se ha visto obligado a dimitir. Haqqani, a menudo llamado el embajador de EE.UU. en Pakistán, parece haber sido sorprendido in fraganti: él supuestamente pidió a Mansoor Ijaz, un multimillonario próximo al establishment de defensa de EE.UU., que llevara un mensaje al almirante Mike Mullen pidiendo ayuda contra el ejército paquistaní y ofreciendo a cambio desmantelar la red Haqqani y el ISI y llevar a cabo todas las instrucciones de EE.UU.
Mullen negó haber recibido ningún mensaje. Un subalterno militar lo contradijo. Mullen cambió su historia y dijo que el mensaje había sido recibido e ignorado. Cuando el ISI descubrió este “acto de traición”, Haqqani, en lugar de decir que estaba actuando bajo las órdenes de Zardari, negó toda la historia. Por desgracia para él, el jefe del ISI, el general Pasha, se reunió con Ijaz y éste le entregó la Blackberry con los mensajes y las instrucciones. Haqqani no tuvo más remedio que renunciar. Proliferan las peticiones para que se le juzgue y se le ahorque (ambas cosas a menudo van de la mano cuando los militares están implicados). Zardari está respaldando a su hombre. Los militares quieren su cabeza. Y ahora la OTAN ha entrado en la refriega. Esta historia todavía no ha concluido.