PREMIO INTERNACIONAL DE “PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN” A UNA SERIE DE NOTAS DE OPINIÓN, PLAGADAS DE PREJUICIOS
Por Juan Salinas
Una serie de 55 notas con críticas acerbas a la Unidad de Información Financiera (UIF), la inmensa mayoría de ellas escritas a partir de que en febrero de 2010 asumió como titular José Sbatella, fueron premiadas como muestra cabal de “periodismo de investigación” cuando en realidad se trata de ataques poco o nada fundados.
El pasado martes 6, La Nación informó que su prosecretario de redacción, Hugo Alconada Mon fue distinguido por el Instituto Prensa y Sociedad (IPyS) y por Transparencia Internacional con el tercer premio “a las mejores investigaciones periodísticas de América Latina”.
Alconada Mon –siguió informando el diario– fue premiado por “su trabajo sobre el uso de la Unidad de Información Financiera (UIF) como una herramienta política que protege a los políticos, banqueros y empresarios amigos del poder, y que protege a candidatos y empresas enfrentados con la Casa Rosada”.
La entrega de los premios –continuó– tuvo lugar el sábado 3 en Guayaquil, Ecuador, se presentaron 183 trabajos, y el primer premio se adjudicó a cuatro periodistas brasileños del diario Gazeta do Povo y de RPC-TV “que revelaron un desvío de fondos públicos por cerca de 150 millones de dólares en la Asamblea Legislativa de Paraná”.
El segundo premio fue “para el periodista Carlos Dada, de El Faro, de El Salvador, por un trabajo en que se relata cómo se planeó y ejecutó, en 1980, el asesinato de monseñor Oscar Romero, en ese país”, sigue la crónica.
“En los dos años que duró la investigación de Alconada Mon ahora premiada, La Nación publicó más de 55 artículos, 20 de los cuáles salieron en la tapa”, puntualizó el diario, que durante ese período también dedicó veintitrés (23) editoriales a denostar a la UIF.
Aunque en la serie presentada a concurso por Alconada Mon hay una nota de 2007 y dos de 2009, las restantes 52 fueron publicadas desde que a principios del año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner nombró a José Sbatella al frente de la UIF. Una auténtica andanada.
Una de las principales notas de la serie de Alconada Mon –porque salió como titulo principal de tapa de una edición dominical y dio pie a una Investigación Preliminar (IP) por parte del fiscal Carlos Stornelli– fue “Jóvenes K utilizan la oficina antilavado contra adversarios”, publicada el 15 de mayo último.
Dicha nota fue analizada el jueves 19 de mayo por los periodistas Javier Romero y Daniel Tognetti en el espacio “Detrás de las noticias” del programa de TV “Duro de domar”.
Romero recomendó guardar el recorte de la edición impresa porque, dijo, la nota es “candidata al premio Batallón 601”, en alusión a la central de inteligencia del Ejército que en la dictadura tenia sede en edificio de estilo francés de Callao y Viamonte.
Seguidamente señaló con el puntero algunos textos destacados, como “Jóvenes K persiguen empresarios”. Y enseguida agregó: “Vamos a ver en qué se sustenta la nota, cuáles son sus fuentes”.
“Las órdenes son explícitas, directas: ‘Hay que hacer mierda a tal empresario’. O también la opuesta: ‘Con tal otro no jodamos’”, comenzó a leer la nota de tapa de La Nación, a lo que Tognetti acotó, jocoso: “Esto con (Claudio) Escribano no pasaba”, en referencia al jubilado vicedirector de La Nación.
Romero explicó que se había referido al lúgubre Batallón 601 de Inteligencia porque Alconada Mon criminalizó la supuesta afiliación política de algunos empleados de la UIF al punto de destacar que uno le había recomendado a sus compañeros leer un libro (que, para más inbri, en opinión de quien escribe, debería ser de lectura obligatoria en primer año del colegio secundario).
“Uno de los episodios folklóricos registrados durante los últimos meses ocurrió cuando una de los recién llegados comenzó a recomendar la lectura de “Las venas abiertas de América Latina”, del escritor uruguayo Eduardo Galeano a sus colegas técnicos más antiguos, frente a por lo menos otros cuatro empleados de la UFA. Esa invitación no pasa de resultar una simple anécdota. Pero, sin embargo, se combinó sí con otras sugerencias más incómodas. Entre otras, para que los técnicos veteranos asistieran a mítines políticos, indicaron dos fuentes a este diario”, es el párrafo completo que motivó su comentario.
Romero destacó que en toda la nota no se identifica un solo delito ni siquiera algún “apriete” al personal, así como que en ella Alconada Mon citó primero a “cinco fuentes que trabajaron o trabajan en la UIF”; después a “cuatro empleados de la UIF”, más tarde a “dos fuentes”, seguidamente a “uno de los informantes”, a continuación a “tres fuentes” y por fin a “allegados a Sbatella”, sin identificar a ninguna.
“Lo menos (citó) 17 fuentes, y todas anónimas”, destacó Romero.
Más allá de las pullas, si hay algo que está claro es que, se lo mire como se lo mire, la nota de marras NO es una investigación, sino, un panfleto, una colección de dimes y diretes o –en el mejor de los casos– una nota de opinión.
En cuanto a quienes otorgaron los premios, es sabido que el capítulo argentino de Transparencia Internacional es Poder Ciudadano, organización fundada por Luis Moreno Ocampo, ex fiscal del juicio a las Juntas Militares y actual fiscal de la Corte Penal Internacional.
En los últimos tiempos el fiscal está abocado casi exclusivamente a procurar la captura de Muamar Gadafi, a quien acusó públicamente de distribuir entre las tropas del ejército regular libio un container de afrodisiacos similares al viagra e instarlos a violar mujeres, lo que ha dado pie innumerables bromas.
Los vínculos de Moreno Ocampo con la transparencia quedaron enturbiados cuando en los años ’90 se asoció con Frank Holder, un ex agente de la CIA, luego representante de la firma Kroll Associated, en la firma Buenos Aires Sistemas Inteligentes.
Y su relación con los periodistas también se enturbió cuando en 1996 pretendió “juzgar” sumariamente en “Hora Clave”, el programa de Mariano Grondona (que entonces iba por aire) al periodista Hernán López Echagüe, que acababa de publicar el libro “El Otro”, una biografía no autorizada de Eduardo Duhalde.
El IPyS, presidido por el periodista peruano Ricardo Uceda –autor del libro “Muerte en el Pentagonito” (2004) sobre los crímenes cometidos al amparo de la “lucha antisubversiva” durante el fujimorismo– tiene mejor reputación.
En diálogo con Santiago O’Donnell, jefe de noticias internacionales de Página/12, Uceda trasuntó una mirada escéptica sobre el periodismo de investigación que se hace en la América hispanoparlante en general, y en la Argentina en particular.
“En general hay mucho ruido y poca investigación”, sobre todo, puntualizó “hay poca investigación sobre empresas en general. Es una debilidad del periodismo latinoamericano. Esto puede ser un sesgo de la línea editorial, para no chocar con fuentes que forman parte del establishment económico”, dijo.
“Por lo que veo, el periodismo de investigación en la Argentina se ha ‘kirchnerizado’, o sea, sólo se investiga la cosa K, funcionarios importantes de su gobierno. No veo otra cosa en este momento”, agregó.
Razonó también que “La polarización afecta mucho la calidad del periodismo. Hay gobiernos que no son del gusto de los grupos que poseen medios. En algunos países donde los partidos políticos no son oposición, los gobiernos ven a los medios como sus enemigos, muchas veces con razón, porque los medios asumen el rol de actores políticos”.
“El ejemplo más claro es Venezuela, donde los grandes medios propiciaron un golpe de Estado en contra de Chávez”, señaló.
Sin embargo, la buena reputación de Uceda y el IPyS, quizá no le hayan podido evitar ser víctimas de algunas operaciones. Por ejemplo, en lo que hace al segundo premio, concedido al periodista salvadoreño Carlos Dada, del periódico digital “El Faro”, por la publicación de un extenso reportaje a uno de los asesinos de monseñor Oscar Arnulfo Romero, ejecutado de un balazo en el corazón el 24 de marzo de 1980.
Al respecto, Uceda dijo que Dada «necesitó una gran persistencia para ubicar y convencer a uno de los autores para que confesara cómo se fraguó el crimen». Pero se trata, precisamente, de que la investigación de un asesinato no puede agotarse en encontrar a uno de los asesinos y creer sin más trámite la versión que éste cuente.
Según una contrainvestigación de este periodista, dicho asesino pretendió difuminar que hay indicios bastante precisos y concordantes que apuntan a que el verdugo de monseñor Romero fue un ex policía federal argentino que poco después asesinó a dos periodistas estadounidenses por cuenta de la CIA.
El jurado del concurso estuvo integrado por los periodistas María Teresa Ronderos, de Colombia; Marcelo Beraba, de Brasil; Gustavo Gorriti, de Perú, y Fernando Ruiz, de la Argentina.
Ruiz es vicedecano de la Universidad Austral y tesorero del Foro de Periodistas Argentinos, que acaba de proclamar a Jorge Lanata como el colega preferido por los periodistas argentinos. Integró las redacciones de Clarín y del semanario Somos, el más oficialista durante la última dictadura.
El jurado también les concedió menciones de honor los periodistas argentinos Daniel Santoro y Matías Longoni, ambos de Clarín.
Alconada Mon recibió en 2009 el premio Pedro Joaquín Chamorro, de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) por una serie de notas sobre el caso de la maleta llena de dólares que el venezolano Guido Alejandro Antonini Wilson intentó introducir en el país, notas a partir de las cuales publicó ese mismo año el libro “Los secretos de la valija” (Planeta).
El año en curso publicó otro libro por la misma editorial: “Las coimas del gigante alemán”, sobre el intento de Siemens de quedarse con la confección de los DNI y los pasaportes.