PRÓCERES DEL PERONISMO. La muerte de Carlos Lafforgue, la vitalidad de Ramón Torres Molina
De cuando Evita predecía: «El peronismo será revolucionario o no será». Hoy nos contentamos con otra frase suya, más reformista, «Donde existe una necesidad nace un derecho» que «la fuerza brutal de la antipatria» pretende abrogar de un solo tajo. «Volveremos y seremos millones», dijo ella. Ojalá (que es decir, que Dios lo quiera) pero eso no sucederá si no hacemos nuestra parte.
Anoche estuve en el velorio de Carlos Lafforgue, quien fuera secretario ejecutivo del Archivo Nacional de la Memoria (ANM), cuando yo trabajaba allí (hasta que el macrismo me echó). Fui con Ricardo Ragendorfer, que también estuvo en la misma época en su Grupo de Investigación Histórica. Nos encontramos, entre otros, con Ramón Torres Molina, que presidía el archivo en aquellas épocas felices en que Luis Eduardo Duhalde era Secretario de Derechos Humanos de la Nación, y con un hermano de éste, Marcelo (con el que también trabajé en el ANM) y un hijo, Mariano.
Con Carlos (que fue secretario del gran John William Cooke y uno de los fundadores de la primera JUP, entre otras cosas) batallé para evitar que el riquísimo archivo del diario Crónica se perdiera o fuera comprado por el extranjero por chauchas y palitos, y conseguimos gracias al gran Horacio González que se encuentre en la Biblioteca Nacional.
Podría hablar mucho sobre Carlos, y de su legado, pero estoy corto de tiempo. Quería comentar que antes de salir para el velorio había pispeado el aviso de una conferencia muy interesante que dará hoy Torres Molina y había decidido publicarla, pero en el velorio Ramón (al que se lo ve con una salud envidiable a sus 85 años) me explicó que dicha conferencia no la dará en Buenos Aires, sino en sus pagos de Pergamino (lo que el aviso, como verán, no aclaraba). Lástima, ya que es un tema muy interesante.