PUÑOS Y PISTOLAS. Historia de la Alianza Libertadora Nacionalista

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Tengo mucho aprecio por Rubén Furman, excelente periodista y buen amigo. No veo una relación tan directa como él entre la Alianza Libertadora Nacionalista, Tacuara y Montoneros, aunque es verdad que la Alianza es anterior al nacimiento del peronismo, y que el primer muerto del peronismo (el mismo 17 de Octubre, por disparos desde la redacción del diario Crìtica) fue el joven Darwin Passaponti (creo que es así, como "i" no con "e", como figura en la portada) que era militante o cuando menos simpatizante de la Alianza, y que ésta era más que filonazi. Pero bueno, tanto para sostener como para cambiar mi apreciación liminar tengo que leer este libro que, conociéndolo a Furman, no me cabe la menor duda que ha de ser muy bueno.
Debajo de la gacetilla, va el despacho de la agencia ANSA que escribió Alberto Ferrari.
 


 


Este libro cuenta la extraña historia de la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), la organización filofascista por la que pasaron matones sinuosos, como Guillermo Patricio Kelly, e intelectuales católicos, como José Luis de Imaz, junto al primer guerrillero del Che Guevara en el país, Jorge Ricardo Masetti, y al escritor Rodolfo Walsh. Heredera de la Legión Cívica Argentina, Perón convirtió esa milicia uriburista en un grupo de choque para mantener su dominio en las calles e intimidar opositores. Según Emilio Gutiérrez Herrero, último testigo vivo de aquella fundación y entrevistado clave de este libro, aquel grupo de base juvenil y católica tuvo luego dos «refundaciones», con el nuevo telón de fondo del peronismo proscripto y la Revolución Cubana: Tacuara y Montoneros. Puños y pistolas es una obra indispensable para entender las mutaciones que vivió el «nacionalismo de acción» argentino, de raíz conservadora, hasta convertirse en el nacionalismo revolucionario de los años ’70.

Rubén Furman (Buenos Aires, 1950) estudió historia en la UBA y es periodista desde hace cuatro décadas. Participó de la fundación del diario Página/12 y fue su primer secretario de redacción. En un libro clásico entre los estudiantes de periodismo (Grandes Hermanos. Alianzas y negocios ocultos de los dueños de la información, con Eduardo Anguita, 2002), relató por primera vez el origen y el financiamiento inicial de ese rotativo. Especializado en temas de política nacional, también integró el staff de los diarios La Razón, Principio del formulario

La Voz, El Cronista Comercial y Río Negro. Pasó por las redacciones de las agencias NA, DyN  y Télam, donde fue gerente de noticias entre 2003 y 2005. Colaboró con decenas de publicaciones, entre ellas El Periodista, Acción y la colección «200 Argentinos» de la revista Veintitrés. Trabajó en Canal 7 y realizó coberturas y documentales para la radio y la televisión de Finlandia. 

«Alianza de la Juventud Nacionalista se fundó en 1937 a instancias del general Molina, que había sido edecán de Uriburu para unir a los grupos dispersos del nacionalismo, en especial de estudiantes secundarios. Esa fue la fundación, pero luego tuvo dos ‘refundaciones’: Tacuara y Montoneros. La primera se creó en 1954 en el local que había pertenecido a mi sector, la Unión Cívica Nacionalista.»

Emilio Gutiérrez Herrero

«Yo estuve adentro de ese edificio el año ’44, tal vez el ’45. La Alianza fue la mejor creación del nazismo en la Argentina. Hoy me parece indudable que sus jefes estaban a sueldo de la embajada alemana.» 

Rodolfo Walsh

«Fidel había sido educado por los jesuitas y en la propia formación de su Movimiento 26 de Julio había un sector nacionalista, junto a otro comunista y otro liberal. Podríamos decir que Fidel venía de la Falange y nosotros de la Alianza, de modo que había grandes posibilidades de entendimiento.»

Rogelio García Lupo

Libros-Argentina: Del fascismo a la revolución cubana, grupo terminó mimetizado con Fidel y el Che

 

BUENOS AIRES, 6 (ANSA) – Militantes fascistas que se habían constituido en la fuerza de choque del peronismo en la década del 40 se sumaron a la naciente Revolución Cubana atraídos por Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara, revela un ensayo publicado en Argentina.


   El grupo conocido como "Alianza Libertadora Nacionalista" transitó desde su extremismo de derecha a compartir el ideario de la revolución socialista exportable al resto de América Latina, en una mutación que explica el periodista Rubén Furman en "Puños y pistolas".


   El libro expone el viraje ideológico de "una organización de origen filofascista que operó durante 18 años y cuyos miembros desfilaban haciendo el saludo romano y gritando consignas antisemitas, anticomunistas, favorables al eje y a los 'nacionales' españoles", sintetizó Furman a ANSA.


   Ese viraje político hacia La Habana tuvo como precursores y enlaces al argentino Jorge Ricardo Masetti y al uruguayo Carlos María Gutiérrez, ambos periodistas con un desembarco prematuro en la capital cubana a comienzos de enero de 1959, luego del triunfo de los "barbudos" liderados por Fidel.

    

   Los "aliancistas" que se sumaron a la revolución cubana eran periodistas, convocados por Masetti y Gutiérrez para crear la agencia Prensa Latina.


  Los "aliancistas" sintieron una inmediata "fascinación por Castro", aunque todavía en 1959 expresaba "ideas confusas", quizás porque tenían una misma raigambre, ya que tanto Fidel como muchos de los nacionalistas argentinos habían sido educados por los jesuitas, apunta en el ensayo el veterano periodista argentino Rogelio García Lupo.


   Masetti, convertido luego en el primer guerrillero guevarista de Argentina, encarnaba una "anomalía" ya que no provenía de ninguna versión de la izquierda local ni del peronismo radicalizado, "sino de la variante menos imaginable: el nacionalismo de acción", advirtió el abogado argentino Ricardo Rojo en "Mi amigo el Che", publicado en 1968.


   Otros miembros de la Alianza terminaron confluyendo en las primeras organizaciones armadas que se fusionaron en 1973 en Montoneros, expresión de la guerrilla peronista.


   Sin embargo, los aliancistas fueron un grupo de choque al servicio del presidente Juan Perón (1946-1955) y sus miembros más avezados integraron el temible "Comando Nacional Anticomunista".


   Entre sus militantes hubo desde matones de "sinuosos antecedentes" a intelectuales católicos, explica "Puños y Pistolas", editado por Sudamericana de Argentina.


  "El presidente Perón les asignó tareas de grupo de choque, primero para ganar la calle y luego para amedrentar enemigos y les proporcionó logística estatal" cometiendo "una gran cantidad de atentados y crímenes a partir de 1946 mediante el sistema de 'zona liberada' por la policía", explicó Furman.


   En sus orígenes la Alianza había nacido como heredera de la paramilitar Legión Cívica Argentina en la década del 30, "a semejanza del escuadrismo de Benito Mussolini", rememora el ensayo.


   La Alianza durante el peronismo recibió instrucción de criminales de guerra que escaparon de Europa al término de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos Gorg Vrantich, jefe de la policía secreta croata, y Ante Pavelic, jefe del régimen títere nazi de Croacia y buscado por el exterminio de 700 mil personas. (ANSA) – AEF


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