RENATO CURCIO: Una mirada inquisidora sobre el advenimiento de dictaduras perfectas
El ex brigadista rosso coincide con Pier Paolo Pasolini en que la dictadura perfecta se dirá democracia y será un sistema en el que los esclavizados amarán su condición, desinteresados del futuro de miseria y guerra civil a los que los condena el sistema capitalista en crisis.
POR MARCELO CARACOCHE (Desde Milán)
Martes 5 de marzo, Centro Sociale Vittoria, zona sur de Milán, en un amplio salón presidido por una pancarta gigante en favor de Palestina y Gaza, el clima es de expectativa. El flujo de personas es constante. En la esquina del viejo edificio, se bebe cerveza y ron a precios módicos y se reencuentran quienes forjaron amistades en años de militancia. Hay cabellos blancos pero también muchos jóvenes. Sucede siempre que llega Renato Curcio de Roma a presentar un libro.
Curcio, nacido el 23 de septiembre de 1941, tiene prestigio en el mundo de la política antisistema. En 1970 fue uno de los fundadores de las Brigadas Rojas, organización armada que preconizaba el ataque al corazón del estado, y que en 1978 se adjudicó la muerte del líder de la Democracia Cristiana.
Curcio fue encarcelado y juzgado sin que fuera acusado de algún homicidio. Pasó en prisión 21 años, doce de los cuales en régimen duro, nunca abjuró de su militancia, ni denunció a ningún compañero ni se convirtió en manager de una multinacional. Consiguió la libertad vigilada en 1998, creó una cooperativa que gestiona el sello editorial Sensibile alle Foglie que edita textos que nunca editaría una editorial comercial: ensayos y memorias de experiencias de resistencia, de actividades sociales contraculturales, de visiones alternativas.
Como agitador cultural Curcio tiene una mirada inquisitiva sobre la sociedad digital y el desarrollo de Facebook, Amazon, Google y Microsoft, mirada que implica una vigilancia activa y un análisis de a qué mundo nos conducen esas megaempresas. Curcio considera que aunque son dominantes en Estados Unidos, Europa y el resto de Occidente, hay otras áreas en las que la internet es gestionada por los estados, como en Rusia y China.
Curcio presentó su libro Sovraimplicazioni, le interferenze del capitalismo cibernetico nelle pratiche di vita quotidiana (Sobreimplicaciones, las interferencias del capitalismo cibernético en las prácticas de la vida cotidiana) haciendo un preciso análisis que duró cerca de 90 minutos, ante un auditorio que le prestó atención en absoluto silencio. Siendo que la mayoría de quienes lo escuchaban se referencian en la izquierda extraparlamentaria, ese silencio, esta atención, reveló la búsqueda de alguna orientación en medio de una situación difícil tanto en el plano nacional como el internacional, agravada por la guerra en Ucrania y el demoledor ataque de Israel a la franja de Gaza. Italia presenta una peculiaridad: el gobierno está presidido por una militante del neo-fascismo romano que después de viajar a Washington se ha manifestado una atlantista convencida.
El libro es el último eslabón de una serie analítica que Curcio construye desde que hace muchos años comenzó a estudiar las fases del capitalismo. Considera que la actual tiene una peculiaridad única y que la pala y el rastrillo son instrumentos de mediación entre las personas y el mundo, instrumentos que construían, sembraban cereales y tendían puentes, instrumentos del capitalismo del pasado. Los compara con el smartphone y la red estableciendo una distinción notable: pala y rastrillo no dialogan entre sí, tampoco dialogan la birome con la estilográfica, como si en cambio lo hacen el smartphone y la red.
El smartphone es el instrumento que nos inserta en una cadena que va desde el servidor a la banca de datos, de allí a las redes. Elementos que, dice Curcio, “’hacen cosas que te permiten hacer cosas”. Y agrega que detrás de todas estas maravillas, “están las empresas, que antes que tecnológicas son capitalistas”. Empresas que acumulan Valor, y ese valor somos nosotros, los usuarios. Valor transversal y universal, en cuya adquisición no cuentan raza, credo, religión, ni clase.
Pero además de acumulación capitalista, la empresa cibernética produce Poder, y la verificación de esta particularidad fue la cancelación por dos años de la cuenta de Facebook de Donald Trump en junio de 2021 so pretexto de su complicidad con el asalto al Capitolio.
Quedo así claro que FB puede decidir que político o personaje público puede ser destinatario de mensajes de odio y quién no. Y este es un poder antes impensable: una plataforma puede amordazar al jefe de la mayor potencia del mundo.
A comienzos de la sociedad digital nadie se preocupaba de analizar la naturaleza del fenómeno. Era simplemente un mundo de maravillas donde se hablaba de “’democracia digital”, de “libre circulación de la información” y las expectativas en torno a internet eran positivas. ¿Acaso no era el medio por el cual el subcomandante Marcos se comunicaba con el resto del mundo?

Inicialmente fue un cambio sin debate y que la peligrosidad del invento fuera comprendida.
Las personas se fueron internando progresivamente en la sociedad digital y el contexto se fue volviendo siempre más exigente. De pronto, para obtener un bono de comida una persona que recibe ayuda del Estado se encuentra con la exigencia de una tener identidad digital. O para acceder a viajar en una línea de trenes subterráneos, porque la empresa no acepta efectivo.
Curcio señala que estamos pasando de una ‘vida de relación’ a una ‘vida de conexión’ dentro del sistema Internet, y que la identidad digital (en Italia se llama SPID, sigla de Sistema Público de Identidad Digital) es tanto interna a Internet como al sistema del Estado.
El contexto no es más económico, ni político ni militar, sino la estrecha ligazón de todos esos aspectos, y no es teoría, el nexo, la ligazón, se llama Internet. Es imposible liberarse porque ya forma parte de nuestras vidas. Y tiene un claro patrón: Estados Unidos.
Hace dos años, en 2022, Curcio presentó su libro «Il capitalismo cibernetico. Dopo il panottico, oltre la sorveglianza» (Capitalismo cibernético. Después del panóptico, más allá de la vigilancia) donde analizaba las nuevas formas de vigilancia a partir de las referencias clásicas de Foucault. Recordemos: lo que llamamos panóptico deriva de la arquitectura carcelaria ideada por Jeremy Benthan a fines del siglo XVIII, por la cual los guardianes de las prisiones podían observar (y por lo tanto controlar) a los detenidos sin que los éstos supieran que estaban siendo observados.
Pues bien, en la sociedad digital no existe la sensación de omnisciencia invisible que acongojaba los detenidos en las prisiones: ninguno de nosotros está “detenido”. Estamos en la red porque queremos, y somos observados por el algoritmo que ha determinado los caracteres de nuestra identidad digital gracias a la información que le entregamos voluntariamente y gratuitamente.
“El hecho es que casi nadie orienta su camino sin un smartphone, sin que las plataformas determinen a su manera la percepción del ambiente o del paisaje por el que se transita, de los eventos que le suceden, de las oportunidades de elección que el universo digital ofrece”.
¿Es posible burlar esa observación, esquivar los trazados de los sistemas algorítmicos? ‘La única manera es sustraerse a esa vigilancia y quién todavía lo hace viene siendo poco a poco expulsado y confinado en la reserva residual de los vivientes inexistentes’ dice Curcio.
La afirmación del capitalismo cibernético debilita las relaciones horizontales, familiares, de amistad, la pertenencia cultural o política. Han sido progresivamente reducidas a un paquete de datos y metadatos, que ocupa el lugar que durante milenios ocupó la pertenencia a un conjunto de relaciones. Es la disolución del ser humano.
Curcio utiliza el verbo sustraer. La Sustracción es una indicación sugerida por Shoshana Zuboff (18.11.1951) profesora emérita de la Harvard Business School, socióloga y ensayista que ha dedicado sus trabajos al estudio de la revolución digital, la evolución del capitalismo y las condiciones del desarrollo humano. Una de sus obras más importantes es The Age of Surveillance Capitalism (la era del capitalismo de vigilancia) de 2018.
Sustraerse o desengancharse de las plataformas es solo una precondición porque ese sustraerse es solo defensivo, pero te pone en la posición de “poder hacer otra cosa”, algo que contribuya a reforzar la autonomía personal y la riqueza relacional. Y aquí interviene lo personal para llenar de significado esa alteridad.
Al final de la exposición de Curcio, una mujer le pregunta qué podemos hacer frente a estado de situación.
Como en ocasiones anteriores, Curcio ha hablado sobre este asunto. Pones como ejemplo su propia experiencia como cooperativa editorial. Dice que no se trata de abandonar las redes o estar siempre off line sino de construir situaciones alternativas, fuera de la dinámica capitalista, en la agricultura, en la gastronomía, en la cultura, o donde te encuentres mejor. “La riqueza que acumulamos no es de dinero sino de relaciones humanas, yo recorro Europa, he viajado a Sudamérica, siempre invitado por personas que quieren conocer nuestro trabajo, nuestros escritores, estamos restableciendo los vínculos que la sociedad digital destruye’.
Sus dichos recuerdan al Pier Paolo Pasolini que criticaba los efectos dañinos de la era del consumo allá por los años ’60 del siglo pasado. Curcio también utiliza la descripción ‘mutación socio antropológica’ a las que nos está llevando el capitalismo cibernético. Y al igual que Pasolini advierte que “La dictadura perfecta tendrá una semblanza de democracia. Una prisión sin muros de la que los prisioneros nunca soñarán con escapar. Un sistema de esclavitud donde, gracias a la promesa de consumo y entretenimiento, los esclavos amarán la propia esclavitud desinteresados del futuro de miseria y guerra civil a los que los condena el sistema capitalista en crisis”.
Al final de su presentación insiste: “El primer responsable efectivo de las diferencias sociales galopantes y destructivas no es una tecnología, no son las Big Tech, no es la Inteligencia Artificial. Es un modo de producción y una formación social que conforman una unidad indisoluble”.
Bibliografía. Libros de Renato Curcio:
L’Impero Virtuale, 2015
L’Egemonia digitale, 2016
La Società Artificiale,2017
L’Algoritmo Sovrano, 2018
Il Futuro Colonizzato, 2019
Identità Cibernetica, 2020
Il capitalismo cibernetico. Dopo il panottico, oltre la sorveglianza, 2022
Sovraimplicazioni, le interferenze del capitalismo cibernetico nelle pratiche di vita quotidiana, 2024.