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BANCO CENTRAL: Otra vez al rescate del sistema financiero

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Las nuevas políticas que impulsa el BCRA

 

Por Jorge Mancinelli

La nueva conducción del Banco Central dio a conocer objetivos y planes para el 2020. Conforman políticas para  despegar a los Bancos de las prácticas especulativas y usurarias que les habilitó el gobierno de Macri.

La liquidez del sistema financiero argentino dependió durante el gobierno de  Macri de una bicicleta instrumentada mediante endeudamiento, fuga y Lebacs, sistema potenciado en el último tramo de su permanencia en la casa Rosada con  operaciones de pase y Letras de liquidez (Lelic) que pasaron de una renovación cada 100 días en 2017 a 5 días en 2019.

La velocidad de esa bicicleta llevaba al Central, y a la economía argentina, a estrellarse en poco tiempo más contra la insolvencia por iliquidez de pesos y  dólares. En 2019, el quebranto de  la cuenta capital y financiera del país superó  los 35.000 millones de dólares al mismo tiempo que la masa monetaria  relacionada con transacciones se reducía 0,6% del PIB y la masa monetaria total, caía 1,5%.

El Banco Central enfrentó vencimientos diarios de obligaciones que se renovaban cada 5 días, circulante que crecía menos que los intereses que pagaba la Entidad por los títulos de deuda emitidos. A esa limitación, sumo el quebranto en el frente externo, la inflación creciente y un PIB en caída.

Al fin de 2019, la Argentina registró una caída en el nivel de actividad próxima al 3% soportando una tasa de inflación anual superior a 50% que fue la más alta de los últimos 28 años.

Esa es la situación económica, monetaria y financiera desde la que se inicia la gestión de Alberto Fernández. De ella da cuenta “Objetivos y planes respecto del desarrollo de las políticas monetaria, cambiaria, financiera y crediticia para el año 2020”, el primer informe emitido por la nueva conducción  del Central.

En el documento se deja constancia de “capitales atraídos por las altas tasas de interés locales (que) ingresaron sin contrapartida en inversiones productivas y se retiraron cuando ni siquiera las altísimas tasas domésticas pudieron compensar la creciente expectativa de devaluación”.

Los altos niveles de deuda externa pública producidos por Macri, llegaron a 40,1% del PIB, cuando a fines de 2015 representaban 13,9%.

Sostienen las nuevas autoridades del Central que para empezar a crecer, el país debe primero estabilizar su macroeconomía, redefinir las prioridades de política y sentar las bases para un desarrollo económico sostenible. Para lograr ese objetico el gobierno nacional produjo la Ley N° 27.541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, que “constituye la primera piedra angular de este nuevo ordenamiento macroeconómico”.

La ley contempla, sostiene el documento,  la creación de condiciones para la sostenibilidad de la política fiscal y de la gestión para manejar la deuda, manteniendo “una orientación solidaria (mediante) esquemas tributarios progresivos”.

Los objetivos fijados por el Banco Central, en cumplimiento de la Ley de Solidad y Reactivación Productiva, son:

■ Procurar disminuir las tasas de inflación contribuyendo con la prosecución de los objetivos derivados del acuerdo social mediante la administración prudente de la oferta monetaria de la economía.

Dentro de la misma, se contempla atender las necesidades indispensables de financiamiento del Tesoro.

■ Mantener el régimen de flotación de la moneda local en el marco actual de regulación cambiaria.

También se propenderá a la acumulación de reservas internacionales permitiendo incrementar los grados de libertad para ejercer una política económica autónoma.

■ Estimular la oferta de crédito al sector privado, atendiendo las necesidades de capital de trabajo derivadas del estado de situación de emergencia en el que se encuentra el país, y propendiendo a la participación del financiamiento productivo a largo plazo, particularmente el destinado a las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs).

Respecto al financiamiento al sector privado, el documento informa que el crédito en pesos en términos reales se redujo 23% durante 2019, situación que la que incidieron bajos niveles de producción, consumo e inversión. A esa restricción, se sumo “la gran incertidumbre sobre los ingresos reales futuros y las altas tasas de interés”.

En cuanto al crédito en dólares, orientado principalmente a los sectores vinculados con el comercio exterior, al 20 de diciembre de 2019 fue un  32% inferior al crédito en divisas colocado a la misma fecha de 2018.

La política del Banco Central responderá al Compromiso Económico y Social establecido por la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, en la que se reconoce la importancia del crédito bancario para la vivienda y la producción.

Los objetivos y herramientas están explicitados. Con ellos tendrá que despegar a los Bancos de las prácticas especulativas y usurarias que les habilitó el gobierno de Macri

 


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