Rock y camporismo: El festival de la victoria

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Por Jorge Leiva.

En el «Ni a Palos» Nº 152 (suplemento de «Miradas al Sur»del 11 de marzo de 2012) (http://www.niapalos.org/?p=6184) se rescata, acertadamente en mi parecer, el llamado «Festival de la Victoria», «Festival del Triunfo» lo llaman los autores, realizado el 31 de Marzo de 1973 en  la cancha de Argentinos Junios.

En esa ocasión diversas bandas y cantantes de rock ofrecieron un festival para celebrar el triunfo del FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) en las elecciones llevadas a cabo el 11 de Marzo, y cuya fórmula presidencial estaba integrada por los Dres. Héctor Cámpora  y Vicente Solano Lima.

Pero la justa exhumación de éste festival casi olvidado que realizan los autores de la nota  (Federico Scigliano y Diego Sanchez), no impide tener que señalar algunas omisiones que contiene el referido escrito, más allá de la falta de mención al abrazo que se prodigaron Solano Lima y Billy Bond en el escenario.

Los autores no hacen mención alguna a las coincidencias de situaciones objetivas por las que atravesaban en esos tiempos, tanto el Movimiento Peronista como los «rockeros» (que ya en ese entonces ya empezaban a llamarse así mismos «el movimiento»). Tanto los peronistas como los rockeros fueron perseguidos por las dictaduras de Onganía y Levingston, y en menor medida Lanusse, los diarios de los años 1968 a 1972 dan cuenta de la represión que recayó sobre ambas expresiones sociales.

No es ocioso recordar que Felipe Vallese se encuentra desaparecido desde el 23 de Agosto de 1962, que el 2 de junio de 1971 fueron secuestrados Marcelo Verd y su esposa Sara Palacios, y el 13 de junio de 1971 se asesinó a Juan Pablo Maestre y se secuestró a Mirta Misetich, que permanece desaparecida.

Mientras que las redadas policiales eran moneda corriente en los iniciales recitales de los conjuntos de rock, donde se interrumpían las actuaciones y se llevaban detenidos a todos los presentes a la comisaría, hubo casos en que detuvieron hasta el boletero y al chocolatinero del teatro o cine en que se daba el recital.

Hoy los viejos rockeros cuentan (contamos) como simples anécdotas entre sonrisas cómplices, tales «visitas no deseadas» a las seccionales de policía. Que por supuesto nunca se denunciaron debido a que, con toda razón se argumenta que «habiendo desaparecidos no te podés quejar por un par de horas en la comisaría».

Es decir que estamos en presencia de una coincidencia objetiva: la represión que se abatía sobre ambos «movimientos», lo cual ya crea una identificación en base a la similar situación frente a la férrea censura del régimen de turno.

En segundo lugar, los autores señalan tibiamente, o quizás no se atreven a hacerlo con todas las letras, la identificación de los rockeros fundadores con el peronismo, cuando a esta altura se conocen  por las propias declaraciones públicas de los principales referentes y cultores que -al menos la mayoría-, guardaban, y aún guardan, perfecta comunión con los ideales pregonados por quien resultara tres veces Presidente constitucional elegido en elecciones democráticas.

Más allá de la mención del «Flaco» Luis Spinetta y Emilio Del Guercio, que pasaron por JAEN, y de los expresos reconocimientos de Lito Nebia, Javier Martínez (Manal), Miguel Cantilo, Roque Narvaja (que dijo haber pertenecido a la JP), Pappo, y tantos más, hay que considerar el contenido literario de las composiciones. Por ejemplo «El despertar de un sueño atómico» que da título a la nota que se comenta.

Otro de los fundadores del rock nacional, nos referimos a Moris, dice claramente en su canción «Pato trabaja en un carnicería» (http://www.youtube.com/watch?v=h-oWbkojXnU), que «Hemos crecido y visto el mundo en los diarios/el comunismo resultó complicado». Si el comunismo resultó complicado surge la pregunta que identificación política, fuera del comunismo, podía tener un joven en esos años que no fuera el peronismo?, y que además en éste mes no tuve mucho que comer en un país que es grande y tiene libertad, según decían en el colegio  («Ayer Nomás», http://www.youtube.com/watch?v=bXIq_hdHpPk).

Recordemos que se trataba de jóvenes a los que se reprimía por el solo hecho de ir, junto a otros de su misma edad, a escuchar la música que le gustaba, y además se  les cuestionaba la forma de vestir y el largo del pelo. Cuestiones por las cuales hoy es impensable que alguien deba ir a parar a un destacamento policial, y que muchos integrantes de las fuerzas de seguridad hoy critican ese proceder de antaño.

En tercer lugar, tampoco se debe descartar el carácter cuestionador, contestario, rebelde y de representación de las vicisitudes populares con que surgió el rock nacional, características que afortunadamente aún conserva. Tales atributos estaban presentes, y aún lo siguen estando, cuanto más no sea en las bases barriales, en el Movimiento Peronista, lo cual creaba otro lazo de comunicación e identificación entre ambas corrientes sociales.

Aciertan los autores cuando dicen que «uno y otro movimiento estaban lejos de aceptarse como iguales», aunque tal afirmación es una verdad de Perogrullo, por cuanto uno es un movimiento político, mientras el otro es un movimiento cultural, o sea que va de suyo que no son iguales.

El peronismo como movimiento social y político comprende, en el plano musical, tanto a rockeros, como flokloristas, tangueros, cultores de la música clásica, del pop, cumbieros, y cuanto otra expresión musical se nos ocurra, en tanto representen una expresión de la cultural nacional y popular.

Mientras que el rock nacional nuclea a expresiones de distintos pensamientos, que se identifican con determinado género musical cantado en castellano, que ya había sacado «carta de ciudadanía» en el festival «BaRock» de 1970, realizado en el Velódromo, donde asistieron 15.000 personas, por lo menos, cada día.

Precisamente el hecho de cantar rock en castellano, es otra coincidencia objetiva que se dio entre el peronismo y el rock nacional, dado que al cantar en castellano se rescata la identidad cultural del Pueblo, el idioma de la gente, contraponiéndola al rock cantado en inglés al que se lo veía como una suerte de penetración cultural, o cuanto menos ajena a la realidad nacional. En esto es innegable la presencia del pensamiento de Don Arturo Jauretche.

Tampoco puede olvidarse que «el Tío» Cámpora ganó las elecciones por el trabajo y militancia de las agrupaciones juveniles del peronismo, entre ellas los rockeros, juventud que desde el primer momento ganó las calles con pintadas y afiches, por eso no es de extrañar que al «Flaco» Spinetta se lo haya visto subido al camión festejando la victoria.

Atendiendo lo expuesto, se explica que el «Festival de la Victoria», no solo respondió a un cálculo promocional de los músicos y productores, sino que se correspondía con  cuestiones más profundas, y por lo tanto se explica con más facilidad que no resultó para nada extraño que el 31 Marzo de 1973 el «movimiento» del rock concretara el «Festival de la Victoria», y que los jóvenes rockeros colmaran (colmáramos) la cancha de Argentinos Juniors acompañando a los artistas.

 


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