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SALUD – COVID-19. ¿Es peor el remedio que la enfermedad? Este parece ser el caso de la promocionadísima vacuna Pfizer

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¿Estamos en vísperas de un gran escándalo? Quizá, pero será después de que se elija un nuevo Poder Ejecutivo. Porque la vacuna Pfizer no puede ser atacada por una oposición que hizo lo imposible para que desplazara a la Sputnik V y demás vacunas de fabricación tradicional y –guerra mediante– lo logró.  Y tampoco puede ser objetada por los mismos funcionarios que la aprobaron sin analizar debidamente la toxicidad de sus componentes.

Es bueno recordar que Pfizer consiguió que el estado argentino (y otros que la requirieron) se comprometiera a hacer frente a eventuales reclamos que pudieran haber por daños en la salud de los inoculados.

La fabricación nacional de la Sputnik V quedó en el olvido, y las importaciones desde Moscú, también. Hoy tanto en la todavía Capital Federal con ínfulas de provincia y en la provincia de Buenos Aires solo se está dando esa vacuna y la Moderna, también de origen estadounidense y de ARN mensajero, y por esto mismo también también desaconsejable. Resulta que a pesar de que el ANMAT lo ha negado, parece irrefutable que la Pfizer contiene grafeno, un elemento tóxico y que este hecho ha sido reconocido extraoficialmente por su fabricante.

Hace mucho tiempo que se dice que la propia Pfizer ha admitido en sus documentos internos que su vacuna contiene este elemento, que ha sido detectado por una Universidad de Almería y otros científicos, pero por cada denuncia que se eleva, aparecen veinte, treinta desmentidos. Y las sospechas se acrecientan porque Pfizer mueve montañas de dinero como deben recordar todos los que, durante la pandemia, vieron como los periodistas ensobrados pronunciaban la palabra «Pfizer» como si se tratara de puntos y comas. El summun lo perpetró como lobbista Patricia Bullshit, que dijo que con tal de disponer de la Pfizer estaría dispuesta a renunciar a las Malvinas. Ella, como Javier Milei, admira a Margaret Thatcher hasta el arrobamiento y trata de emularla.

Nos llega un texto firmado «Resistencia Argentina» que dice así: «Al haber reconocido Pfizer que las vacunas contienen óxido de grafeno, el Ministerio de Salud no puede invocar que desconocía ese componente, ya que la autorizó para experimentar con la población argentina, luego de su análisis por medio de ANMAT (DNU 125/2021)». ¡No solo eso! Dijeron que se «olvidaron» de tipear el ‘no’ en su respuesta al pedido presentado por abogados por la verdad para que declararan si tenía grafeno.
Es una historia antigua, que la carrada de dólares que ha derramado la empresa para defenderse de un alud de demandas, no ha podido impedir que se difunda urbi et orbi.
Para no meter la pata, consultamos a una autoridad, el farmacéutico (UBA) Pedro Cazes Camarero, Magister Scientiae. Que advirtió que el peligro mayor no es el grafeno ni su óxido, sino la tecnología de ARN mensajero en que se basa tanto la vacuna de Pfizer como la de Moderna, ambas de patente estadounidense.

«El óxido de grafeno, o grafeno, no forma parte de los componentes terapéuticos o profilácticos autorizados en Argentina. Por lo tanto las formas farmacéuticas que lo contienen no están permitidas. Existe medicina basada en la evidencia de que existe toxicidad grave asociada. Su presencia sí puede detectarse en la preparación y por la tanto no puede alegarse oficialmente ignorancia en el caso de que Pfizer no lo declare, ya que se realizó el análisis previo a su autorización. Debe destacarse que el grafeno no es el componente más peligroso de la vacuna Pfizer, ya que contiene ARN mensajero, que penetra fácilmente en los poros del núcleo celular y puede provocar peligro de cáncer. Por eso no se habían autorizado vacunas a ARNm hasta la pandemia, que Pfizer utilizó como pretexto para probar esas vacunas en humanos. La autorización de la vacuna Pfizer es un gravísimo error que constituye una trangresión ética injustificable y amerita una denuncia penal contra los funcionarios e instituciones actuantes».

Además de farmacéutico, Pedro Cazes Camarero ha sido y es un militante revolucionario de moral intachable. Por lo que para Pájaro Rojo lo que dice «va a misa», como dicen los españoles, creyentes y no.

Aquí, Pedro habla sobre la revista Crisis, a la que dirigió en una de sus reencarnaciones:

 


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