Cuando muera, deseo que mis cenizas sean arrojadas al agua frente al monumento a nuestros caídos, dónde ya fueron arrojadas las cenizas de otras personas amadas, como Luis Spinetta. Mientras viva, no me cansaré de recomendar a todos que visiten este lugar, junto a la ex ESMA y a otros sitios de memoria -pero de manera tan impar como general y abarcativa- símbolo de como pudimos transformar una derrota en una victoria moral. Ojalá este monumento perdure para siempre. |
|
|
|