Casi no se escuchaba hablar de Centroáfrica desde la época de Bokassa I (El emperador de los grasas), aquel que le regaló un diamante superlativo a Giscard D’Estaign a fines de los ’70 ¿recuerdan? No se hagan los pendex, che.
POR GUADI CALVO / HAMARTIA
La República Centroafricana (RCA) ha sido como casi todos los países africanos un invento geográfico de las naciones imperiales que los ha conquistado, expoliado y cuando le resultó poco redituable, abandonado a la buena de Dios.
Después de amontonar en un determinado territorio etnias y culturas que nada tenían en común unas con otras, con lenguas, costumbres y dioses diferentes les entregaron una república llave en mano, a clanes que naturalmente han querido acaparar el poder por sobre otros, lo que han propiciado con el tiempo guerras tribales y odios que se convertirán en ancestrales. ¿Cuánto tiempo les llevará a los tutsis olvidar el casi millón de muertos que los hutus masacraron en Ruanda en 1994 por cuenta y orden de intereses franceses?
La antigua colonia francesa la RCA, desde su independencia en 1960 no ha podido conformarse institucionalmente y su historia política puede resumirse en una larga cadenas de golpes militares y rebeliones armadas. Más allá de sus riquezas madereras las que fueron saqueadas hasta la extenuación, cuenta con reservas de diamantes, oro y uranio las que se encuentran entre las más importantes del mundo y se acaban de descubrir en el norte del país interesantes yacimientos petroleros, lo que convierte al país en un desesperante objeto de deseo para potencias y multinacionales.
La ingobernabilidad ha llevado a ser un estado fallido y a que junto a Haití, Somalia, Chad, Sudán y Bangladesh, la República Centroafricana dispute el título del país más pobre del mundo.
De las dimensiones de Francia, pero con solo cinco millones de habitantes, de los que el 67% vive con menos de un dólar al día, la RCA es el segundo país con menor esperanza de vida del mundo: 48 años.
La permanente puja por el poder ha permitido la circulación de una cantidad incalculable de armas que van a parar a manos hombres siempre dispuestos a usarlas a favor de algún señor de la guerra en contra de otro. Tal ha sido el caso del presidente François Bozizé Yangouvonda, derrocado en marzo último tras 10 años en el poder al que había llegado también con un golpe militar, tras derrocado a Ange Félix Patassé el único presidente electo en la historia del país. Con la fuga de Bozizé las fuerzas de seguridad (FACA / Gendarmería / Policía) se evaporaron.
El golpe de marzo último terminó por depositar al país en un verdadero estado de caos. Nadie sabe muy bien quien manda, hospitales, escuelas, comisarías y cualquier otra oficia gubernamental han sido abandonadas por la inseguridad extrema que se ha extendido a todo el país. Las matanzas, los saqueos y las violaciones han obligado a más de sesenta mil centroafricanos a buscar refugio en países vecinos y a otros casi quinientos mil en los bosques, de los que salen solo por razones extremas.
Quien funge de presidente desde marzo último es Michel Djotodia, líder de la coalición Séléka, (en lengua Sango: alianza) un grupo paramilitar que en la actualidad está recibiendo gran apoyo de al-Qaeda, en su intento de extender su franquiciado a toda África.
El 18 de abril, la conferencia de la Comunidad Económica de Estados Centroafricanos (CEECA) en Djamena, capital del Chad, reconoció a Djotodia como líder del Gobierno de transición cuyo mandato es conducir al país a elecciones generales en el plazo de 18 meses.
La posibilidades reales de que en RCA puedan desarrollarse en un año más elecciones, es altamente improbable, ya que se han incendiado no solo la memoria histórica del país en: alcaldías, tribunales, registros civiles catastro, por lo que hacer un censo y preparar elecciones, será muy complicado. Es importante anotar que se ha detectado que muchos sudaneses veteranos de Darfur y chadianos perseguidos por su propio gobierno, han falsificado documentos que los acreditan como centroafricanos. Intentado llevar a la minoría musulmana de un 15% a un 30 o el 40%, para triunfar en las remotas elecciones y crear en Centroáfrica una república islámica, con el padrinazgo de las petromonarquias del golfo.
Además a estas imposibilidades burocráticas habría que agregar complejidades fácticas, el propio Séléka, es la conformación de una muy volátil alianza de organizaciones armadas de señores de la guerra, contrabandistas, traficantes de armas, fanáticos yihadistas entre otros socios que se enmascaran detrás de organizaciones como: la Unión de Fuerzas Democráticas por la Unidad (UFDR), la Unión de Fuerzas Republicanas, y la Convención de Patriotas para la Justicia y la Paz, además contingentes sudaneses, nigerinos y chadianos, muy vinculados al salafismo, que en cualquier momento puedan iniciar combates entre ellos mismos.
Los ataques de Séleka se concentran contra la comunidad cristiana (un 80 % de la población a la que le siguen la musulmana con un 15 % y la animista un 5 %).
Como reacción a estos ataques se ha conformado un grupo de auto defensa Antibalaka (antimachete) que responden atacando barrios y aldeas musulmanas. Estas milicias de alguna manera apoyan al ex presidente Bozizé, quien heroicamente resiste desde su exilio posiblemente parisino, aunque oficialmente se dice estaría en Ciudad del Cabo.
A esta situación hay que agregar otros tres jugadores la fuerza de la misión de la Unión Africana para el país (Misca) 1.300 soldados cameruneses, congoleños, gaboneses y chadianos, que poco pueden hacer para detener los enfrentamientos. Los zaraguinas, tal como lo indica su nombre verdaderos salteadores de caminos y descuidistas de alta gama que provistos de gran cantidad y calidad de armas y conocedores del terreno golpean y desaparecen sin que nadie en realidad se preocupe demasiado por su accionar, ya que las bandas beligerantes no actúan con mayor delicadeza y finalmente el último componente es la malaria, endémica en la región, desbaratado el mínimo sistema de salud con que contaba la RCA, hoy la enfermedad está haciendo estragos en la población.
Los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en RCA son una novedad, ya que hasta hace unos meses no había registro de choques confesionales. Fue a partir del golpe de marzo pasado que las partes en conflicto han empezado a utilizar la retórica religiosa como su justificación de sus acciones políticas.
La república Centroafricana no está sola
Es imposible conocer el número de víctimas que ya se ha cobrado esta sangría que todavía está en ciernes. En un solo ataque el pasado 9 de octubre murieron al menos 60 musulmanes en pueblo minero de Gaga, a unos 250 kilómetros al noroeste de Bangui, la capital, por acción de los milicianos del Antibalaka que comenzaron por atacar un puesto del Séléka en el que sorprendieron a cuatro miembros de la milicia musulmana, para continuar con la población civil.
Horas después, combatientes musulmanes tomaron las represalias del caso contra los cristianos del pueblo, buscándolos puerta por puerta, procedimiento que recuerda a el genocidio ruandés.
El noroeste del país es el centro de los enfrentamientos, solo por tomar dos pueblos podemos mencionar que en Bossangoa, a 350 kilómetros al norte de la capital, un campamento con más de cuarenta mil personas permanece sitiado por las fuerzas de Séléka, solo detenidas momentáneamente por las tropas de la Misca, y en Bouca, con una población de 5.000 habitantes, más de setecientas casa fueron incendiadas y el resto del poblado saqueado, lo que lo ha convertido en un pueblo fantasma, situación que se repite en casi una veintena de aldeas.
El terror es tal que alcanza con un comentario, un rumor que tal aldea será atacada para que su población huyan buscado refugio en los bosques, donde serán asaltados por los zaraguinas.
La presencia del ejército de Uganda, asesorado por Estados Unidos en RCA, es más que nada para librar su propia guerra contra el grupo rebelde ugandés Ejército de Resistencia del Señor liderado por Joseph Kony, que desde hace años combate contra Kampala y usa como santuario la permeable frontera de la RCA.
La Republica del Chad también juega su propio partido intentando poner un pie en RCA, y acapararlo su desorden en su beneficio.
La confusión y la anarquía ya han puesto en marcha la maquinaria de muerte. Desde el último jueves la violencia entre las dos facciones principales se ha acrecentado y ya se acercan a 500 los muertos en la capital Bangui, solo en estas últimas 96 horas.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha instado a Francia que finalmente envie
sus hombres alrededor de unos 1300, ya estacionados en países cercanos. Comenzaron el viernes a patrullar la capital y algunas otras poblaciones cercanas. El número pareciera no ser muy importante si es cierta la versión que solo las fuerzas de Séléka serian entre 15000 y 18000 hombres, mientras no hay cifras aproximada de los Anti-Balaka.
El viernes la Unión Europea anunció un fondo de 50 millones de euros para respaldar la Misión de Apoyo Internacional.
Todo está servido para que la RCA estalle en una guerra de consecuencias imprevisibles. Actualmente los grupos islamitas están entrenados y armados como para hacer mucho mal en cualquier lugar de África, llegado el caso oponiéndose a países de los que son aliados en otras regiones, como lo fue Libia y lo siguen siendo en Siria e Irak. La RCA es un país demasiado rico para que su pueblo pueda vivir en paz.