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UCRANIA – RUSIA. Tanto va el cántaro a la fuente…

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Estados Unidos y el Reino Unido están decididos a impedir que el gasoducto Nord Stream II se inagure y provea a Alemania y gran parte de Europa de gas ruso. Con ese propósito, y para cercar a Rusia –y debilitar su alianza con China– le entregaron una ingente cantidad de armamento al gobierno de Ucrania, endeudándolo hasta las verijas mientras lo presionaron para que durante casi ocho años se haya negado obstinadamente a cumplir con los acuerdos de Minsk, que preveían entre otras cosas, una gran autonomía de las provincias de Donetsk y Lugansk (la región del Donbás) en el marco de una confederación. Al mismo tiempo, ese mismo gobierno –que toleró la incorporación a las fuerzas regulares del neo nazi Batallón Azov– pidió la entrada tanto a la UE como a la OTAN. En cualquier caso, la instalación en territorio ucraniano de misiles que apuntaran a Rusia harían que esta no pudiera defenderse, pues podrían alcanzar Moscú en 5 minutos. Putin y su canciller Lavrov advirtieron en reiteradas oportunidades que ésta era una línea roja que no tolerarían se franquease y pidieron que los acuerdos de Minsk se materializaran. Del mismo modo, estaba claro que tanto los rusos étnicos de las provincias autoproclamadas repúblicas independientes como la opinión pública de la Federación Rusa clamaban por el auxilio de Moscú ante los incesantes ataques y bombardeos del ejército regular ucraniano y bandas fascistas que controlaban hasta la irrupción rusa gran parte de Donetsk y Lukansk, enzarzadas desde hace ocho años en una guerra civil que produjo hasta ahora unos 15.000 muertos. Rusos y ucranianos –sobre todos los que pueblan el este y el sur del país– son tan hermanos como los bonaersenses y entrerrianos con los uruguayos o los formoseños con los paraguayos. Dicho esto, y aclarada cual es nuestra posición, compartimos los sentimientos y la mirada de Inna Afinogenova y el equipo de ‘Ahí les va!»: Si, la guerra es una mierda.

Foto de presentación: El ataque de los neonazis contra los rusos étnicos del Donbás suscitó la solidaridad de comunistas irredentos de distintas latitudes. Algunos jóvenes españoles para quien el conflicto les recordó la guerra civil de 1936-1939 se ofrecieron como voluntarios para combatir a los nostálgicos del Tercer Reich.


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