Un momento decisivo: Pedraza, traidor, corrupto, carnero y asesino ¡Debe ir a la cárcel!

Compartí

No me las quiero dar de profeta, pero si tienen paciencia y se fijan en la columna de la derecha, verán que el lunes escribí un post titulado «Mactas, Pedraza y saudades de la era de la pólvora» en el que, desmadrado y un tanto sacado, con los dientes rechinando, escribí:  «Cada vez que veo al ferroviario José Pedraza, quien fue el segundo de la combativa CGT de los Argentinos y se hundió en la abyección con Menem, no pudo dejar de pensar en aquella lejana época en la que Gleyzer rodó «Los traidores» y en que entonces Pedraza no se hubiera atrevido a traicionar. Porque los sorullos que lo hacían solían no contar el cuento». Léanlo sabiendo que lo mejor está en los dos comentarios que hizo Jorge Devicenzi… Por las dudas de que sean ustedes muy vagos, los transcribo a continuación:

«Un tema interesante el de Pedraza. Una vez, en los 90, encontré en la estación de Retiro a la que era su mujer, y, siempre (yo) medio despistado le pregunté qué había sido de Casco. La agrupación de Pedraza se solía denominar desde el 68 0 69, «Casco y Pedrazza».
Me miró con desconfianza:
-Ese se hizo policía- respondió.
«Habida cuenta de que tal modo era habitual para tratar a los traidores, pero también se usaba para joder gente, me fui más confundido todavía preguntándome: «¿Será cierto?».
Es preciso pararse frente a las ruinas de lo que fue el Hospital Ferroviario ubicado ahi mismo, en Retiro, otrora orgullo de la salud pública; o preguntarse dónde fueron a parar los 130 millones de dólares en efectivo que Menem le transfirió a Pedraza para levantar el FC Belgrano Sur. Y hacerse un viajecito entre las estaciones Buenos Aires y Pompeya para constatar esa otra ruina, y entender qué quería decirse con eso de que Casco era policía.»

Escucho a un energúmeno gorila cordobés que vocifera por la radio que Moyano ha llegado demasiado lejos. Es preciso desmontar esta trampa: Pedraza es la viva imagen de la abyección. La última vez que lo vi estaba en el Patio Bullrich. Tenía anillos, medallas y sortijas, las uñas pintadas y estaba flanqueado por dos robustos culatas reversibles, con caras de patos vica acostumbrados a trabajar de caño.

Pedraza es la viva imagen de la abyección menemista. Y Moyano siempre estuvo contra Menem y la entrega del país. Habrá tenido amigos fachos en los ’70 pero nunca estuvo con la entrega. Como Pedraza y demás «gordos» reventados. Que no son kirchneristas sino duhaldistas. Como hoy mismo lo reconoció la versión electrónica El Cronista, diario del Colorado Narváez, que tituló «Duhalde se acerca a los Gordos» y dio cuenta de una reunión entre el ex presidente interino, Pedraza y Oscar Lescano.

Una disgresión: cito a Horacio Verbitsky (un gran periodista al que, cuando le pasás una pelota, la agarra, la alza, la pincha, se la lleva y no dice ni gracias), que tiene en esto una visión coincidente con la mía: dice haber visto a «el ferroviario José Pedraza, bajo el avance de una enfermedad degenerativa, como el Alzheimer, o una afección localizada en el putamen, del tipo del Parkinson». Un crack a la hora de injuriar, Verbitsky. Lástima que no sea buena persona.

Otra disgresión: A mi juicio, el trotskismo del PO es una enfermedad juvenil. Como el acné. Y el PO una calesita, donde cada año sube aproximadamente la misma cantidad que se baja. Pero está muy claro que no podemos permitir que maten a los pibes, les guste la calesita, piensen como piensen ni porque tengan acné. Los asesinos tienen que ir presos. Pedraza tiene que ser repudiado de viva voz, y también ir preso, si no es por este crimen, por haber entregado a los trabajadores ferroviarios atados de pies y manos en tiempos del menemato, mientras se enriquecía de manera conspicua.

Ayer, Cristina criticó ácidamente al menemato y los clarinetos de TN respondieron exhumando viejas imagenes de Néstor gobernador elogiando formalmente al Menem que lo visitaba en Río Gallegos. Hay que trazar una raya: Moyano debe juntarse con Yasky, no con Pedraza. Y el Gobierno debe perseverar en poner distancia con la hedionda basura de los Pedraza y compañía. Los asesinos deben ser detenidos, juzgados y condenados.

Una última advertencia: No puede descartarse que los asesinos hayan tenido cómplices en la Superintendencia de Seguridad Ferroviaria, en los hechos una guardia pretoriana de la patronal ferroviaria, que integra el propio Pedraza. Es bueno recordar que dos miembros de este cuerpo de la Policía Federal asesinaron al subcomisario Jorge Gutiérrez, de la bonaerense y hermano de Francisco «Barba» Gutiérrez, intendente de Quilmes y miembro del secretariado nacional de la UOM. Y que a pesar de los muchos esfuerzos de èste por el esclarecimiento de este asesinato, y a que todo el mundo sabe quienes fueron sus asesinos, éstos permanecen impunes. Los compañeros de los asesinados acusan a la policía de haber establecido un «área libre» (los diarios suelen decir, «zona liberada») para que los pistoleros asesinos actuaran a sus anchas. ¿A alguién podría extrañarle?

Hay que actuar con rapidez. Clarín reaccionó con inteligencia. Puso a cubrir los hechos a un buen periodista, otro Gutiérrez, el catamarqueño Alfredo (del que hace veinte años fui compañero en el diario Sur, que dirigió el actual secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, «El Bueno» y luego Juan Carlos Junio, entonces comunista y hoy también es kirchnerista) y al que no veo hace mucho. Quizá la única mala leche sea presentar a Pedraza como kirchnerista cuando no fue al acto de la CGT y en cambio, junto a Oscar Lescano (otro reventado, al que HV describe «envejecido y obeso… que no puede dar un paso sin su bastón») se reunió ¡ayer mismo! con Eduardo Duhalde, el «pollo» de Clarín.

Transcribo la crónica de Alfredo Gutiérrez:

No fue un conflicto gremial, sino político

PorAlfredo Gutiérrez

Violentos choques entre militantes ferroviarios en Barracas: un muerto y dos heridos grave de bala

«Tiraron a matar porque están protegiendo un negocio»

La tragedia de Barracas dejó un dato poderoso: no se trató de un típico conflicto gremial. Más bien, los agresores parecen ser a una “fuerza de choque” dispuesta a hacer justicia por bala propia para defender intereses de otros.

Veamos: hubo una “contramarcha” a la manifestación de los trabajadores que fueron despedidos de las empresas tercerizadas por el ferrocarril, quienes –junto a grupos políticos de izquierda- intentaban cortar las vías del tren.

La “contramarcha” fue organizada por sindicalistas de la Unión Ferroviaria. La empresa operadora UGOFE admitió en un comunicado que fueron “empleados y la fuerza policial” que lograron “disuadir” a integrantes de “agrupaciones políticas hostiles” de ocupar las vías.

Sin embargo, no había acá una disputa gremial por el control de afiliados, ni por posiciones de poder, ni tampoco la típica tirria entre los Camioneros y la Uocra. Los ferroviarios fueron a “disuadir” en un tema que no los afecta de manera directa. No a su sindicato, que por otra parte recurrió a medidas similares en otras oportunidades.

¿A quién hubiera afectado un nuevo corte de las vías del tren? Primero que todo a la gente, pero también a la empresa que opera el ferrocarril, y además al poder político que debe lidiar con el malhumor de la sociedad.

Los ferroviarios actuaron entonces como fuerza de choque para defender otros intereses.

El líder de la Unión Ferroviaria es José Pedraza, un gremialista del sector de los “gordos” que tiene una relación ambivalente con Hugo Moyano pero se define como kirchnerista.

Pedraza, a esta altura un hombre millonario, también ha sido cafierista, menemista, y duhaldista, como muchos gremialistas. Ha tenido problemas con la Justicia que en 2006 le dictó un embargo por 50 millones de pesos (se lo investiga por un gigantesco fraude a sus propios afiliados) y el afamado Policlínico Ferroviario quebró. Como salvataje, el kirchnerismo estuvo a punto de expropiar por ley sus instalaciones en Retiro, una operación por la cual el sindicato recibiría unos 12 millones de pesos.

El ferroviario, como el resto de los “gordos”, mantiene una alianza con Moyano en la CGT. Hubiera ido al acto en River, pero estaba “en el exterior” según comentó. Y la Justicia sigue siendo una fuente de preocupación.

El mismo Pedraza admitió que su gente formó la fuerza de choque contra los piqueteros, aunque advirtió que “no tenían armas” y desmintió: “nosotros no andamos con patotas”.

Sin embargo, del otro lado murió un joven herido de bala y hay una mujer con otra bala en el cráneo en estado crítico.

Y el dato: que un grupo fue la “fuerza de choque” que reprimió a los piqueteros, casi sin intervención policial.

Una represión privatizada.


Compartí

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *