Un problema cultural

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Ha de ser la hija de Casullo, a la que no tengo el gusto. Que lindo escribe.

Artepolítica


«Es un problema cultural»

Hace unos días volvía a Argentina desde Estados Unidos, con una escala en el Aeropuerto de Atlanta. Por esas cosas de ese horror infinito que es todo lo relacionado con el viaje en avión, tenía seis horas de escala en el aeropuerto. Pero, me dije, el aeropuerto de Atlanta es bastante amable (no como ese agujero del infierno que es Miami) y con mi computadora y wi-fi (pago, eso sí) no ofendo ni temo. Paso seguridad, esta vez no me hacen el Full Body Scan en donde podés elegir entre que te vean desnuda por rayos X o te hagan una palpación de todo el cuerpo («full body pat down») y me recuesto en un par de sillones.

Estaba yo entonces viendo una película en mi computadora, con los auriculares puestos, cuando empiezo a ver que la gente se para y mira alrededor con nerviosismo. De repente, el concourse se empieza a llenar de agentes de seguridad y milicos, que empiezan a encintar todos los pasillos, dejando a la gente sin moverse. A los que preguntaban, sólo contestaban «It’s a security emergency, ma’am. Please go back to where you where.» Holly shit, me dije, debe ser una amenaza de bomba o algo así.

Esta situación duró tres horas. Nadie se movía, con los pasillos encintados y custodiados por agentes de seguridad. Terminado ese tiempo, una voz comenzó a decir por el altavoz «Emergency finished. All clear now. Emergency finished. All clear now.» Nadie explicó qué había pasado. Al rato, aparecieron otra vez los de seguridad y policías, los altavoces comenzaron a decir «Te councourse is closed again. It is a security situation. Please go back to your gate. It’s a security situation.» Otra horita más de custodia, sin una palabra de qué estaba pasando.

Cuando empezó la voz de «All clear, all clear» y comenzó a llegar la gente, se armó, por supuesto, un pandemonio. Los aviones que tenían que partir se retrasaron todos, y los que partieron lo hicieron dejando en el suelo a más de una docena de pasajeros, que no pudieron llegar a su puerta a tiempo porque la policía no los dejaba entrar. A todas las quejas, la única respuesta era «It’s a security situation, ma’am. It’s Homeland Security, ma’am, not the airline. It’s Homeland Security, there is nothing we can do.»

En el medio de todo este lío, en la puerta E-1 se empezó a juntar la gente que esperaba para tomar el vuelo DL101 a a Buenos Aires. Como el avión saldría seguramente más de una hora retrasado, la gente (siendo argentina) empieza a charlar.

Hay una chica al lado mío. Rubia, tipo 20 años, ropa cara y lleva unas botas de ski en la mano. Habla con la mamá por skype en su computadora Mac nueva: «Si mamá. No sé, estoy acá en el aeropuerto y tipo que está todo retrasado. No sé, son estos IDIOTAS de la aerolínea que seguro son argentinos. Todo lo argentino funciona mal. La Argentina me estresa, no quiero volver.» «No, ma. No sé cuando salimos. Ay, por qué no puedo quedarme acá en EEUU, ya me estoy acercando a Argentina y TODO funciona mal. En cambio Miami es tan lindo.» (La aerolínea era Delta, cuyo agente de puerta ni siquiera hablaba castellano.)

Me pongo a charlar con un hombre de mediana edad. Alto, bien vestido: pantalón kaki, campera de carpincho, zapatos tractor. Es «del campo.» Está con su secretaria, en viaje de negocios. Se acaba de comprar, en el shop del aeropuerto, un IPAD nueva. Les ayudo a configurar el wi-fi.

Me pregunta, «¿A qué te dedicás?».

Yo: Como estoy cansada y llevo 12 horas en aeropuertos cometo el error de contestar «Soy politóloga» en vez de ama de casa o bailarina exótica.

«¿Politóloga? ¿Con lo corrupta que es la política?. En Argentina funciona muy mal la política. Es una cuestión cultural, es una cuestión de valores. Es una decadencia muy grande la que tenemos en el país.»

Yo: «¿Le parece? A mí me parece que tenemos problemas, pero estamos mucho mejor políticamente que hace treinta años.»

«No, pero el tema es la cultura, los valores. En Argentina nadie se preocupa por progresar, es una decadencia todo. No como acá que todo anda bien.»

Yo: «Sí, puede ser.»

«Mi hijo estudia ciencia política. Por ahí lo tenés de alumno. En la UBA. Es muy buena la UBA eh. Te digo más, yo soy ingeniero de la UTN y ahora que estuvimos acá recorriendo plantas industriales me doy cuenta de que la formación de la UTN es mejor que la de los ingenieros de acá. Acá es muy estrecha la formación, saben hacer una cosa y nada más. Nosotros somos más flexibles.»

Yo: «Si, puede ser.»

«Es más, ahora nosotros estuvimos recorriendo plantas frigoríficas acá en EEUU y la verdad que lo que vi me dio asco. Salí del primer frigorífico y decidí no comer carne nunca más en Estados Unidos. La falta de higiene y los químicos que le metían a la carne era una cosa tremenda; en Argentina no existe ningún frigorífico así, te lo cierran enseguida.»

Yo: «Ah mirá, que interesante.»

«Si, y te digo más. La gente que ví trabajando era miserable. Había ancianos de 80 años, mujeres embarazadas, y niños. Sí, había una chica mexicana que era tan chiquita que le pregunté cuántos años tenía. Al principio no me quiso contestar, tenía miedo de que fuera de migraciones. Pero como le hablé en español me contestó, me dijo que tenía 15. ¿A vos te parece, chicas de 15 años trabajando de obreras en un matadero? Yo soy de la provincia de Buenos Aires, nosotros tenemos un frigorífico y viste, y nunca ví una cosa así.»

Yo: «Y la verdad que no.»

«Es así. Igual, te digo, en Argentina falta mucho. El problema es la cultura. Yo le digo a mis hijos: vayan a estudiar afuera, es otra cosa. Tienen que cambiar su cabeza. Pero mi hijo, viste como son los jóvenes, me dice que no, que él sí o sí quiere ir a la universidad pública, que ni loco se va al ITBA. Y estudia ciencia política, viste, no sé de qué va a trabajar cuando se reciba.»

Yo: «Bueno, de algo se trabaja. Eso sí, mucha guita no va a hacer. Pero vivir se vive.»

«Y además, viste, ahora se metió a militar. En La Cámpora, se metió. Viste como son los chicos. Buah. Ahí están llamando a embarcar. Nos vemos, suerte.»

Leyendo el diario por Internet antes de salir, me entero que la «amenaza de seguridad de Homeland Security» fue que un avión de Delta parado en el aeropuerto de Atlanta con dos mecánicos a bordo salió andando solo, recorrió 100 metros sin que lo pudieran frenar, y se cayó finalmente a una zanja, destruyéndose. Los mecánicos sólo salieron heridos.

En el vuelo de Delta, los baños de atrás de clase turística no funcionan, por lo que durante toda la noche hay cola en los dos únicos baños del medio.

En Ezeiza, hago la cola de migraciones. La rubia me toca, obviamente, al lado. Está a punto de llorar de tener que volver a Argentina. Nos ponemos a charlar con un muchacho afroamericano que decide entrar con pasaporte haitiano y no americano para no pagar la tasa. La chica dice «vas a ver que acá funciona todo mal, este país es un desastre, yo me quiero volver a Estados Unidos.» El: «¿De verdad? Estados Unidos está bien, pero Argentina también está bien. Yo hace dos años que vivo acá, trabajo en finanzas. Yo vivo en Palermo, es muy lindo, la gente es amable, la paso bien. Espero poder quedarme a vivir acá unos años.»

Me tomo un avión de Aerolíneas hasta la ciudad del interior donde me están esperando. El vuelo sale a horario, es un Embraer nuevo, con pantallitas y auriculares individuales. Miro una película, me tomo el café con juguito y guardo, por supuesto, los alfajores para mis nenes, porque sé que me los van a reclamar cuando llegue a casa.


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