Una mirada peronista no complaciente sobre el nuevo papado

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 «PERONISMO CORDOBÉS EN EL PROYECTO NACIONAL»
¿Qué nos pasa con Francisco?
                            
 Por Humberto E. Vera

En primer lugar, es una designación que nos sorprendió, ya que los medios lo habían prácticamente descartado de entre los cardenales papables, aduciendo que se había pasado de años. Y la mayoría de nosotros ya había aceptado esa teoría que parecía ser razonable.

Y cuando salió elegido, quienes defendemos a este gobierno y a este proyecto, entendimos que había sido puesto en la cima de una de las entidades más poderosas del mundo, alguien que no nos quiere, ni a nosotros ni a los procesos nacionales y populares latinoamericanos, y que además ha obrado políticamente de manera de concreta en contra de nosotros, y a favor de la oposición.

En este sentido, es realmente lógico que esta designación sea preocupante: los genocidas juzgados por las matanzas del campo de exterminio de La Perla, aparecieron en la audiencia posterior a la designación de Bergoglio, con escarapelas papales en homenaje al nuevo pontífice; los medios dominantes que constituyen la más importante oposición política en nuestro país, inmediatamente salieron a ensalzarlo creando un potentísimo escudo mediático, intentando liberarlo de toda mácula producto de sus acciones del pasado.

También nos queda picando la posibilidad no probada de que haya sido entregador de quienes confiaban en su protección cuando era el principal de los Jesuitas argentinos; la debilidad de no haber hablado, al menos como otros obispos lo hicieron, en plena matanza dictatorial; su actitud permisiva y hasta protectora del condenado cura pedófilo Grassi , o su silencio conciliador con las declaraciones de Baseotto que proponía arrojar un ministro al río.

Es decir que lo que nos preocupa de Bergoglio, no tiene que ver principalmente con el destino de la iglesia universal sino lo que pueda significar de malo su nombramiento para el destino de nuestro país y el de los países progresistas de América Latina, porque pensamos con lógica, que no hay motivos para que deje de operar en contra, y que ahora su poder de hacernos daño teóricamente es mayor. Así de simple.

Creo que no alcanza este razonamiento para entender o pronosticar lo que va a ocurrir de aquí en más en la relación entre la iglesia y los gobiernos progresistas de America Latina.

Bergoglio está remplazando a un Papa que, cosa nunca vista, ha renunciado por no poder lidiar con la crisis enorme y de todo tipo que está atravesando la Iglesia. No es posible creer que Ratzinger haya renunciado para que se pueda poner a un papa latinoamericano que se oponga a los gobiernos populares de América latina.

Benedicto no era un Papa debilucho y cándido. Es un fundamentalista, militante juvenil de la derecha más aberrante de la historia humana, presentado en su asunción como el jefe de los duros de la iglesia, un promotor del retroceso ideológico, que abandona porque la magnitud de los problemas lo ha superado.

La pedofilia ha llegado niveles de conducción, la crítica situación económica del Vaticano, el abrumador éxodo de fieles hacia otras confesiones, la pérdida de prestigio etc.

En ese contexto, los 115 príncipes de la Iglesia Católica se han convencidos de que Bergoglio es la persona capaz de resolver ese galimatías, y seguramente que de paso suponen que puede contribuir mejor que un europeo, a disminuir la sangría de fieles en el subcontinente americano.

Estas personas que no son niños de pecho, le han confiado a Francisco en una veloz elección, la tarea de sacarlos del quilombo en que se encuentran metidos hasta las orejas.

Bergoglio los ha convencido de que él es el indicado, que él puede hacerlo. Y ellos le han dado crédito.

¿Qué pensamos de Bergoglio quienes conocemos sus manifestaciones públicas?

¿Creemos que una persona como él supone que los males de la iglesia provienen de afuera de ella, o que son producto de sus propias fallas?

¿Creemos que Bergoglio piensa que se pierden fieles porque hay muchos Chávez avanzando en América latina y en el mundo, o porque la Iglesia no se preocupa por los pobres?

¿Que la iglesia pierde prestigio porque los gobiernos no la apoyan, o porque hay muchos curas pederastas?

¿Que las acusaciones de corrupción son meras falacias difundidas por el eje del mal, o porque aun la gente recuerda a Roberto Calvi -presidente del banco Ambrosiano -colgando de un puente en Londres?

¿Pensamos que Bergoglio cree que los fieles españoles y griegos están contentos con la actitud pasiva de la iglesia mientras ellos se suicidan porque los bancos los arrojan a la calle?¿Pensamos que Bergoglio cree que las redes sociales – el mensajero- son culpables de la crisis o que la misma iglesia es la produce los hechos que se difunden?

Bueno, la respuesta a estas preguntas pueden orientarnos, aproximarnos a lo que puede ser y durar el mandato de Francisco.

No hay manera de imaginar una iglesia rectificando el camino, que no deba tener posiciones más progresistas que las que ha tenido. No puede tener muchas más tácticas de derecha y reaccionarias, porque es esa dirección la que la ha llevado a donde está y desde donde creo que quiere salir.

Podemos dudar de si Bergoglio lo hará por cristiano o por inteligente, pero la lógica, el sentido común indica que una persona inteligente, no puede avanzar por el mismo camino que claramente conducía al abismo.


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