Videla, la banalidad del mal

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Reconoció que el golpe se ejecutó para "disciplinar" a la sociedad 

La admisión del genocidio por parte del dictador Videla causó conmoción

El dictador genocida, Jorge Rafael Videla, admitió que "cada desaparición puede ser entendida como el enmascaramiento, el disimulo de una muerte" y que a partir del golpe de Estado del 24 de marzo que él encabezó se asesinó de este modo a "siete mil u ocho mil personas". Más allá de la diferencia en las cifras, sus dichos causaron conmoción.


Videla hizo aquél reconocimiento explícito en entrevistas que le concedió en su celda de la Unidad Penitenciaria 34 (la única que funciona adentro de una unidad militar, la Guarnición de Campo de Mayo) al periodista Ceferino Reato, que en base a ellas confeccionó un libro al que puso por título "Disposición final. La confesión de Videla sobre los desaparecidos", publicado por Editorial Sudamericana.

«Disposición final» es el eufemismo con que los militares disfrazaban el asesinato de los secuestrados e interrogados bajo tortura.

Videla reconoció que desde el punto de vista militar no hubo justificación para el golpe de Estado que encabezó, y que éste no se ejecutó para derrotar a la guerrilla sino para disciplinar a la sociedad, especialmente a los trabajadores.

"Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe; fue un error", ya que "No podíamos pedir más ni necesitábamos más desde que los decretos del presidente interino Ítalo Luder nos habían dado licencia para matar".

Sin embargo, siguió diciendo, el golpe igual se ejecutó porque "nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal" y "queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario".

Puestos a ejecutar aquella tarea, continuó diciendo el ex teniente general, los jefes militares decidieron "sobre la marcha" enmascarar el asesinato en masa a quienes se oponían a esa profunda reestructuración.

"No había otra solución (los jefes de las fuerzas armadas) estábamos de acuerdo que era el precio a pagar (…) necesitábamos que la sociedad  no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas", procuró explicar.

El dictador se refirió puntualmente a la desaparición del cadáver del máximo líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), el santiagueño Mario Roberto Santucho.

"Era una persona que generaba expectativas; la aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, celebraciones. Era una figura que había que opacar", sentenció.

Videla se quejó de la ingratitud de los civiles que apoyaron el golpe y el exterminio subsiguiente, y que después se desentendieron.

"Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más", recordó que les decían  empresarios que habían apoyado el golpe de Estado. "Nos dijeron 'Hagan lo que tengan que hacer' y después se lavaron las manos y nos dieron con todo", concluyó.

Las declaraciones de Videlas causaron conmoción y provocaron fuertes reacciones. Carlos Pisoni, de HIJOS le dijo a Página/12  que "lo dicho por Videla tiene valor probatorio, incluso en la causa que se está llevando adelante por Mario Roberto Santucho, ya que afirma que lo hicieron desaparecer. Se trata de un caso muy importante porque el cuerpo de Santucho se buscó por distintos lugares de Campo de Mayo sin éxito».

Y agregó «Videla está destapando la olla (…) está inculpando a los sectores civiles que lo acompañaron y en eso dice la verdad, porque no estuvo solo».

Del mismo modo, el abogado Rodolfo Yanzón destacó que en su larga confesión Videla dijo que las listas de personas a ser detenidas ilegalmente fueron confeccionadas con el aporte de empresarios y sindicalistas, lo que es «un avance porque es un reconocimiento de la complicidad civil».

Por fin, el senador por el Frente para la Victoria porteño, Daniel Filmus presentó un proyecto de declaración en repudio a los dichos del ex dictador.

«Repudiamos profundamente los dichos del genocida Jorge Videla, quien reconoció que decidió desaparecer a miles de personas para ´disciplinar a la sociedad` y que `había que eliminar a un
conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni fusiladas`, señaló en un comunicado.

El proyecto expresa que "repugna y merece el repudio de todos esta confirmación, dicha con cinismo y crueldad, de que hubo un plan sistemático de secuestro, tortura y muerte con la metodología de las desapariciones en clandestinidad, cuyo objetivo fue el olvido".

"Exigimos a Jorge Rafael Videla que informe lo que todavía no dijo en las instancias judiciales y en los Tribunales, que es donde el pueblo argentino lo está juzgando», agrega.

El proyecto insiste por último en que la sociedad en su conjunto «requiere que Videla aporte los datos que faltan para saber la verdad de lo que ocurrió con todos los desaparecidos, y para  
encontrar a todos los nietos que aún faltan encontrar".

En una nota publicada hoy en La Nación, quien ofició de confesor de Videla, Ceferino Reato, dejó clara su intención, si no de encarar la tarea imposible de que se absuelva al genocida, sí al  menos de procurarle atenuantes.

«Tal vez sea hora de preguntarnos con sinceridad si los actuales juicios por delitos de lesa humanidad buscan la verdad de lo que pasó, que incluye la localización de los restos de los desaparecidos, o privilegian la condena en bloque y con argumentos más bien polémicos (por ejemplo, testigos que reconocen a sus presuntos captores y torturadores por el tono de la voz o el perfume que usaban) a los militares y policías acusados o procesados en causas que se mueven muy lentamente y a tono con las especulaciones políticas y electorales del oficialismo», deslizó.

Y tras destacar la endeblez del gobierno encabezado por la viuda de Perón, y que las guerrillas del ERP y Montoneros, aún heridas de muerte continuaban con sus actividades en 1976, para finalizar, añadió:

«Esto no disminuye la responsabilidad de Videla y sus generales en la Disposición Final, pero nos ayuda a entender todo lo que pasó en aquellos años sangrientos que, seguramente porque no están bien explicados, se resisten tanto al olvido».


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