Proyecto Sur y el alejamiento de Buenos Aires para todos

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Pino sin el pan y sin las tortas
 
Por Juan Salinas / Noticias Urbanas
Quien quiera ir a las raíces de la ruptura entre Fernando «Pino» Solanas y sus seguidores y los de la sociedad entre Claudio Lozano y Víctor De Genaro (llamada Buenos Aires para todos en la Ciudad y Unidad Popular en la Nación, aunque en ambos casos represente esencialmente a la CTA antikirchnerista de Pablo Micheli) deberán remitirse a dos decisiones que tomó Solanas: la de postularse a la presidencia del país, y la de bajarse de aquella candidatura y concentrarse en la Ciudad cuando hacia rato que había dilapidado en el distrito el grueso del capital político acumulado en las elecciones de 2009.
Tan impresionante fue su performance entonces, que tanto el kirchnerismo como el ibarrismo y otras formas menores del progresismo estaban dispuestos a ir a la cola del cineasta si éste decidía enfrentar a Mauricio Macri.
Así le recomendaron enfáticamente que hiciera, entre otros,  el fiel Julio Raffo y, a coro, los dirigentes del Partido Socialista Auténtico (PSA), proveedor de la personería jurídica de Proyecto Sur.
Sin embargo, tanto el tándem De Genaro y Lozano como su aliado Humberto Tumini (Libres del Sur) lograron convencer al remiso Solanas de postularse a la Presidencia hace ya casi un año, en agosto pasado, durante un congreso de todas las fuerzas afines celebrado en Córdoba con la asistencia de representantes de 18 provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.    
En dicho Congreso, dónde el sector cordobés de Libres del Sur acaudillado por la diputada nacional Cecilia Mearchán y por ende, por Tumini, jugaron de locales, la presión de quienes tenían algún desarrollo nacional y requerían de la candidatura de Solanas para aspirar a diputaciones y concejalías, en sinergia con el deseo de Lozano de ser él quien disputara la jefatura de Gobierno, lograron imponerse.
Sin embargo, muchos entienden que el factor determinante fue el ego hipertrofiado de Solanas, ya que, más que presionarlo, los astutos anfitriones cordobeses se habían dedicado previamente a «dorarle la píldora», antiquísima expresión que ilustran a la perfección el tratamiento al que el líder de Proyecto Sur es sensible.
De Genaro-Lozano,Tumini & Co. iniciaron ya entonces conversaciones con Hermes Binner y los socialista santafesinos y con el GEN de Margarita Stolbizer. Lo hicieron a espaldas de Solanas y la estructura nacional de Proyecto Sur entre otros motivos porque así lo exigieron los socialistas santafesinos. Y lo hicieron porque los enfrentamientos y resquemores entre socialistas liberal-masónicos y gorilas como el senador Rubén Giustiniani (que controlaba y acaso siga controlando el aparato del PS santafesino) y el PSA de Mario Mazzitelli, son añejos, profundos y enraizados.
Solanas decidió desandar el camino, bajarse de la Nación y postularse como jefe de Gobierno de la Ciudad tras algunos conciliábulos con el reducido círculo de sus allegados. Lo hizo porque los números no le daban para hacer un papel a la altura de sus expectativas, pero también porque creyó que de esa manera removía un obstáculo para la conformación de un Frente Amplio entre los seguidores de Binner y los suyos detrás de la candidatura presidencial del gobernador santafesino.
Sin embargo, Solanas pecó de ingenuo. Porque el domingo que acudió a la proclamación de la candidatura presidencial de Binner en el congreso del Partido Socialista, lo hizo convencido de que al día siguiente conversarían acerca de la alianza entre las fuerzas de ambos, comenzando por lo más obvio, la búsqueda de un nombre que las contuviera (por ejemplo, «Frente Amplio del Sur» o incluso «Frente Amplio Progresista del Sur») y la fórmula presidencial Binner-Argumedo, para pasar luego a la integración jurídica de la nueva alianza con los partidos que conformaban sus dos afluentes y por últimos a la conformación de las listas de legisladores nacionales.
«Se equivocan los que dicen que Solanas rompió un acuerdo. No hubo ningún acuerdo. No llegó a hacerse», dice el legislador de Proyecto Sur, Adrian Camps. «Al día siguiente de la proclamación de Binner nos encontramos todos los teléfonos cortados. Y el martes la (jueza electoral, María Romilda) Servini de Cubría le dio la personería jurídica al GEN, tras lo cual, de inmediato, se proclamó el Frente Amplio Progresista (FAP) y la fórmula Binner-Morandini. Enseguida nos dijeron ‘Este es el frente y ésta es la fórmula. El FAP ya está inscripto y no hay posibilidades de que el PSA y el MST lo integren legalmente, aunque desde ya, si quieren pueden adherirse’. Fue una falta total de respeto». Que volvió evidente que a Binner le interesa mucho más atraer a los radicales huérfanos que aliarse con Proyecto Sur.
Camps señala, sin embargo, que el tándem De Genaro-Lozano ya había arreglado sigilosamente con Binner, al margen de la conducción de Proyecto Sur. «Hicieron un buen arreglo: ambos encabezan las listas de diputados en la Provincia y en la Capital, algo que es inusual cuando se establecen alianzas, y que seguramente no hubiera sucedido si hubiera fraguado la de los socialistas santafesinos con nosotros. Incluso lograron poner a Vicky Donda como tercera candidata a diputada por la provincia, como quería Tumini», reconoce Camps, dolido por «la mezquindad que supuso la negativa de Binner a confluir en un mismo espacio político abarcador.
El jefe del bloque de Proyecto Sur, Fabio Basteiro, es del sector de Lozano, Buenos Aires para Todos. Asegura Basteiro que el bloque permanecerá unido, que la escisión no los partirá. Lo dice porque ya lo ha hablado con los demás miembros, por ejemplo con el médico Jorge Selser. Como él y como Camps, Basteiro proviene del PSA, por lo que se conocen muy bien. «Unidos somos la segunda fuerza de la Legislatura», destaca Basteiro. Cuando se le comenta que mientras Solanas ha mostrado una exquisita prescindencia, casi desdén por pronunciarse sobre el ballotage, Lozano, tras decir que «con Macri no voy ni a la esquina» le ofreció su apoyo a Daniel Filmus, Basteiro reconoce que la tarea no será fácil. «Será posible siempre que no haya insultos ni acusaciones de traición. Ésta es la apuesta, éste es el desafío y para superarlo hace falta una actitud madura y responsable, que no haya agresiones».
Sin embargo, sus colaboradores son un poco más explícitos. «Pino nunca considero que De Genaro y Lozano fueran parte de proyecto Sur sino apenas aliados»; dijo uno. «Se cree Perón y no da cuenta a nadie de sus actos pero pretendía que Claudio y Víctor le reportaran todas las conversaciones que tuvieran con cualquiera del PS», señaló otro. «Cada vez está más apoyado en el MST y esto no es gratis, el MST no es precisamente un modelo de conducta, recordemos que cuando la crisis del campo acudieron al llamado de los oligarcas al monumento de los españoles», añadió el primero.
No es sólo desde el entorno de Basteiro desde dónde se observan mutaciones en la conducta de Solanas. Consultado por Noticias Urbanas, el ex dirigente de los trabajadores judiciales de Vicente López, Eladio «Tate» Martínez, informó que se alejó de Proyecto Sur con otros compañeros provenientes del peronismo revolucionario porque «no nos bancamos más que Pino se la pasara criticando a Cristina y no abriera la boca para criticar alguna de las burradas que dice Carrió», explicó.
Bajo la sombra terrible de Magnetto resuena como una maldición aquel dicho del «gallego» Octavio Getino, coautor con Solanas de La hora de los hornos y de Perón, actualización doctrinaria, los films con que Solanas inició su carrera política hace ya cuatro décadas.  «Debajo de un pino sólo hay pinocha, a la sombra de un Pino no crece nada».
En cuanto a Lozano, su apoyo a Filmus reveló no ser sincero. La campaña de Filmus se centró en grandes carteles con el lema «Buenos Aires para todos», nombre que también utiliza la agrupación de Lozano y Basteiro. Lejos de sentirse halagado, Lozano dijo que demandaría al FpV ante los tribunales. Ahora bien: pretender patentar una frase tan genérica es tan ridículo como pretender haber inventado el pan duro.

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