San Herman, un Frankenstein natural
24 de septiembre
Herman el Contrahecho
Debe decirse que, debido a un defecto de su faringe, tampoco podía articular sonidos comprensibles, de manera que tuvo que ser su influyente familia y no él mismo quien solicitara su ingreso en el monasterio de Richenau.
Sin embargo, todo cuando le faltaba en capacidad de movimiento y expresión, lo compensaba con una inteligencia inusual, que lo llevó a transformarse en uno de los más sobresalientes eruditos de su época. Escribió un Chronicon que recorría la historia europea desde la época de Jesús hasta la del primer kaiser de Alemania, así como tratados sobre matemáticas y astronomía, y él mismo, con sus deformes manos, construyó un astrolabio, instrumento por el que podía calcularse la posición de los astros. Poeta y compositor de
vuelo, aún hoy se cantan sus himnos Salve Regina y Alma redemptoris mater.
Insólitamente, puesto que no podía hablar, encorvado en su silla como ave de rapiña, formaba parte del coro benedictino y según se cuenta, cuando cantaba su voz se volvía tan clara que hacía olvidar sus deficiencias.
A los cuarenta y un años ya era un anciano, y cuando lo acometieron terribles punzadas en un costado, expiró tras comunicar a sus hermanos su anhelo de alcanzar un mundo imperecedero, en otro envase.