AGUAD – El ministro de comunicaciones descubre la era digital y se convierte en objeto de burla universal

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POR NAHUEL COCA

Recuerdo la primera vez que usé Skype. Fue a través de otro programa que se instalaba desde el CD que venía con las placas de sonido Sound Blaster. Para poder comunicarse correctamente con otro usuario, había que contar con un módem de conexión Dial-Up de 33.6 kbps o más, lo que no era poca cosa a mediados de 1998. Para sorpresa de mi padre me comuniqué con dos amigos que se habían mudado a Paraguay. Tuve que explicarle varias veces que cuando llegara la cuenta del teléfono no iba a tener que pagar una llamada de larga distancia.

A fines de 2003, tuve una consulta médica por videoconferencia. Desde su clínica en Mendoza, el oftalmólogo Roberto Zaldívar me revisó la cornea, con ayuda de un residente que operaba el optómetro en Buenos Aires. Gracias a una cámara digital de alta definición y una conexión digital punto-a-punto, el galeno podía ver mi ojo desde la tierra del sol y el buen vino. El diagnóstico tuvo lugar en una pantalla LCD de baja resolución con la que él podía verme a mí, y viceversa.

Mis tíos tienen tienen 83 y 81 años. Hace una década que se comunican con su hija via Skype. Cuando un almuerzo dominical nos convoca, aprovechamos la ocasión para prender su iPad y llamarla. La videoconferencia funciona perfectamente y podemos caminar por la casa con la tablet. Apple tiene una tecnología propietaria para ésto llamada iSight que funciona de maravillas en sus teléfonos y tabletas. Y Skype funciona cada vez mejor desde que Microsoft compró su paquete accionario.

El año pasado, conversando con alumnos, reflexionaba acerca de los cambios que vivió el periodismo gracias a las nuevas tecnologías convergentes. En 2005, cuando egresaba de la escuela de periodismo, tenía que cargar con una pesada cámara de VHS y sus respectivas baterías para filmar un informe. También un grabador de cinta, con su cassete y sus pilas, para tomar notas de audio. Luego debía digitalizar las imágenes en video, editarlas en un modernísimo programa multipista y recién entonces podía emitirlo por TV. Todavía no existía You Tube.

Hace tres años, en una fiesta con amigos, mi primer smartphone me sorprendió. En apenas unos minutos, filmé, edité y publiqué en la Red un video sin más armas que mi propio teléfono. Docenas de aplicaciones permiten hacer streaming, también, algo que conocen todos los colegas que deben viajar al exterior a cubrir eventos deportivos. Donde antes viajaban cuatro técnicos y un periodista, hoy sólo viaja el colega, con una mochila que transmite por todas las redes habidas y por haber, en vivo y directo, vía satélite.

En mis últimas vacaciones, los distintos usos que le dí al teléfono fueron ya naturalizados, aunque impensados hace unos años. Hice el check-in de mi vuelo con el teléfono. Chequeé mi saldo bancario. Transferí dinero. Tomé fotos panorámicas y videos. También me guardé los distintos lugares geográficos gracias al GPS de mi equipo, para no perderme en el nuevo destino y compartí momentos con mis amigos gracias a las redes sociales.

En algunos meses podremos hacer pagos sólo con el celular, apoyándolo al igual que lo hacemos con la SUBE. Y aunque no sean muchos los interesados, en el país ya se han realizado varias transacciones inmobiliarias con criptomonedas como únicos medios de pago.

Por eso, sin detenernos en las tecnologías que están por llegar de un momento a otro, como la realidad aumentada y la virtual, resulta inaceptable el atraso conceptual que evidenció el ministro de Comunicaciones de la Nación, Oscar Aguad, el pasado 23 de febrero de 2016. Se consigna el año de sus dichos para evitar confusiones.

Aguad visitó, como ministro de comunicaciones y en representación del país, la expo de Barcelona dedicada a tecnología móvil. Consultado por un periodista de la señal TN, reproducidas a su vez por Infobae, Aguad sorprendió a propios y ajenos con las siguientes expresiones, indignas de un ministro que debería tener los conocimientos mínimos de la materia de su cargo. El audio puede descargarse haciendo click aquí.

«A mí lo que me tiene sorprendido es lo que viene en materia digital. Es decir, lo que se va a poder hacer a través de internet, y vía digitalización. Prácticamente todo va a ser digital y, a ver, yo le puedo dar un ejemplo: usted se va a sacar una radiografía en La Rioja, y se la va a poder analizar un hombre en Boston, y le va a poder diagnosticar el remedio, que por otra aplicación lo va a comprar en la farmacia sin moverse de su casa. Es decir, la vida se va a simplificar de una manera tan extraordinaria, y nosotros no podemos quedarnos afuera de eso, (…) Hasta me dijeron que un hombre se va a poder operar en Buenos Aires con un médico que está en Francia, por ejemplo».

Miles de argentinos que se burlaron de él en Twitter y no sólo por la ignorancia de Aguad ni porque el ministro no sabe en qué se aplican las tecnologías sobre las que debería ejercer control estatal. Es peor.

Lo que realmente impacta es como alguien puede aceptar un ministerio de una materia que desconoce absolutamente para solo cumplir órdenes de desmonte y desguace.Aguad no sólo no sabe un pito de comunicación y sus usos contemporáneos: Tampoco le importa, con tal de cumplir las órdenes de Macri y sus patrones: devolver el derecho popular a la comunicación a las corporaciones.

La maniobra es tan burda que ni siquiera les preocupó, a priori, declarar ilegal una Ley que ya fue declarada constitucional por la Corte Suprema. Tarde o temprano el caso AFSCA llegará a la Corte, que deberá desestimar lo hecho por Aguad y el gobierno con tal de no contradecirse, fallando dos veces sobre una misma norma.

Todo es tan burdo como el «pasamanos» en el que desaparecieron 50 millones de pesos-dólares de un crédito durante la intervención de Aguad a la provincia de Corrientes durante el gobierno de De La Rúa. El «Milico» Aguad pudo zafar de eso, está por verse si podrá zafar de haberse cargado el derecho a la comunicación y la información del pueblo argentino. Lo que está claro que no podrá zafar del ridículo, ese lugar donde según dijo Sarmiento y parafraseó Perón, no se vuelve-

A continuación, algunos tweets referidos al papelón del ministro.


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