Clarín ¿es un monopolio?
Me lo manda Nahuel Coca, a quien corresponden los comentarios que van debajo de la nota.
Por Pablo Kolyvakys / Traeme el mate
A raíz de su pelea pública con el Gobierno, primero durante el conflicto de las retenciones a la soja y después con la Ley de Medios, se generalizó (porque en las escuelas de Periodismo ya le decíamos así hace rato) eso de llamar «monopolio» a Clarín. Pero luego, sus defensores, comenzaron a contraargumentar que no, que al no ser el único medio, no se lo podía llamar de esa manera. Nunca le presté demasiada importancia al tema hasta ayer, mientras miraba la exposición de tesis de mi compañera de facultad y amiga Sandra Castillo.
¿Clarín es un monopolio?. Parafraseando no del todo bien a Umberto Eco en Apocalípticos e Integrados, creo que dicho de esa manera, el problema está mal planteado.
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Analizar a un multimedio por lo que era antes de la guerra, desde el tiempo y lugar de la guerra, es pifiarla. Es como denunciar la impericia del capitán con el barco a medio hundir. Clarín se hunde, y cuando la palmen Magnetto y la vieja ladrona de bebés, ni te cuento.
Lo que más determinaba la postura privilegiada de Clarín era el fútbol, con el que arrasó a los cableros en su momento. Hoy el futbol ya no lo tiene, y no se ha medido el impacto del fútbol para todos en la cantidad de abonados. Sí se sabe que bajó muchísimo el rating que antes llevaba Futbol de Primera. La venta de diarios bajó. Los suscriptores de Fibertel son menos.
Y sobre todo, el fenómeno para mí más inmensurable y sin embargo el más impactante en la sociedad, es la aparición y aprehensión de las bondades de la web 2.0 por parte de grandes sectores de las clases medias y altas, que rompen los cercos informativos y las lógicas informativas. Nadie le cree a Clarín. Nadie que sepa leer lee Clarín, y hasta mi abuelastra analfabeta dejó de comprarlo y ahora compra el popular. El capital simbólico fue di-la-pi-da-do. En parte, gracias a quienes de burlan de esto todo el tiempo (Barcelona, 678, TVR, y en menor medida, todos nosotros).
Eso, en una sociedad en conflicto permanente contra intereses viejos y amarillos, sólo va a lograr que el mensaje de estos medios masivos perezca por viejo, choto y poco redituable, frío, frente a la lógica joven, arrasadora, caliente diría McLuhan, de los jóvenes, que antes de los 15 ya saben usar de taquito los nuevos medios.
¿Cuántos boludos fueron a Plaza de Mayo a bancar a Fibertel?
¿Viste que las campañas por Facebook ya no son noticia?
Nunca falta un puñado de tilingos y para ellos está el carnaval y las bombitas de agua. No les daremos ni justicia.