ENTRE COMPAÑEROS. Acerca del lugar dónde nos reuniremos mañana
Este articulo es anterior a las elecciones y se publicó originalmente en el diario Tiempo Argentino el pasado 24 de octubre. Mañana a la noche nos juntamos a cenar y conversar en «Fuegos y vinos». Es una reunión «privada», esto es reservada, entre compañeros. Acorde con el lugar donde se realiza. Y hay que hacer reserva aqui mismo.
«Andando se acomodan los melones»
Finalizando el año 2001, se produce un quiebre institucional, dando lugar a nuevos modos de organización en Argentina. Las empresas recuperadas son un fenómeno social destacado y de suma importancia en este proceso. Algunas ovejas, han decidido tomar otro camino del que tomaba el rebaño, indicado por el patrón (perdón, quise escribir «por el pastor»).

Por Jorge Vázquez – Presidente Cooperativa de Trabajo “Fuegos y Vinos” Ltda*
Estos pocos valientes han decidido un camino difícil, desconocido, con el objetivo de recuperar una reivindicación de derechos, resignada no sólo varios años atrás, sino también varias generaciones. Los obstáculos y adversarios fueron innumerables: la patronal, jueces, funcionarios políticos, policías y sindicatos, en general, no estuvieron precisamente de nuestro lado, sin embargo todo esto fue superado y el fenómeno se produjo de igual modo. Un reconocimiento a nuestras familias, vecinos y una parte de la sociedad, que también en general han apoyado nuestra lucha, porque solos no hubiéramos podido.
Somos sujetos de derecho que trabajamos. La dimensión interna de este conflicto es que nosotros mismos hemos incorporado este discurso, asumiendo ese lugar de trabajador dado, sin permitirnos otra forma posible. El dedo pulgar opresor tapa la figura de sujeto de derecho, ocultándola, silenciando el concepto, hablando sólo de «el trabajador». Palabras que estigmatizan y por lo tanto paralizan. Nos ofrecemos como sometidos y siempre habrá un sometedor que venga a cubrir esa demanda. Si tan sólo pudiéramos desplazarnos de ese lugar subjetivo de sometidos, el sometedor cae. Abriéndose un espacio en la sociedad con posibilidades de transformación y creación de realidad subjetiva.
Solidaridad es un factor esencial en la formación y funcionamiento de nuestro colectivo, del que no debemos renunciar
El discurso que nos atraviesa tiene una perspectiva diferente de lo que es la solidaridad. Una perspectiva relacionada a obras de beneficencia, a la limosna o a la dádiva de un sol para los chicos. Una solidaridad cuyo efecto dura lo que dura un caramelo en la boca. Un golpe de imagen marketinero. Por suerte mi viejo me hablaba de otras formas. La solidaridad es social. No se puede ser solidario en solitario.
Podríamos estar en presencia de un nuevo paradigma social. Al menos esta década demostró concretamente que es una oportunidad. Que se concrete realmente en paradigma depende de nosotros, de nuestro compromiso. Nuestra presidenta, la de todos los argentinos, Cristina Fernández, arenga permanentemente en este sentido. Lo sintetiza perfecta y bellamente, cuando dice «La Patria es el Otro». Debemos compadecer la tristeza del otro y alegrarnos por su alegría.
Los trabajadores de las empresas recuperadas fuimos protagonistas del punto de inflexión, del quiebre que se produjo en lo social. La presidenta dijo que la Argentina es una gran fábrica recuperada. Es una precisa y hermosa frase que nos llena de orgullo, por nuestro protagonismo e identificación con los cambios sucedidos en nuestro país.
Es verdad que «andando se acomodan los melones en la carreta». No obstante, este camino nuevo hay que construirlo, andando y construyéndolo. Es necesario ser creativos para liberarnos del discurso instituido, se trata de un gran esfuerzo subjetivo. Porque la patronal ya no está y nosotros no podemos ocupar su lugar, no nos animamos, no sabemos, no queremos. Quedamos atrapados en el discurso instituido y no nos podemos liberar. La patronal no está más, se fue o se murió, pero sus palabras quedaron bien vivas y dando órdenes en nuestro interior.
El lugar que nos impuso el discurso dado es el de la queja improductiva, el lamento, el «todo está mal» y cuando se habla de «todo» y «nada», cualquier cosa da igual. Hablando de «todo o nada» no hay movimiento, no hay transformación, sólo hay goce improductivo. Esto les daba garantías de no poner en riesgo el poder, ya que en el espacio de la queja, no hay toma de decisiones y sin toma de decisiones no se puede ejercer poder. Sin embargo, ellos perdieron el poder, nosotros recuperamos nuestros puestos de trabajo, pero nos cuesta tomar decisiones.
Tratándose de una construcción social, el esfuerzo es colectivo y el compromiso es de cada uno.
La vedette es la organización. No hay lugar para proyectos personales, ni tiempo para peleas por un lugar en la foto. Esta nueva institución debe articular esfuerzos entre sus actores cuyos componentes son: los trabajadores de las cooperativas, las cooperativas, la organización (UPEA).
Todos trabajando en el mismo sentido, construyendo puentes para lograr una comunicación fluida. Cualquier eslabón de esta cadena que no funcione, pone en riesgo el funcionamiento de la institución, el funcionamiento del sector.
Ha habido organizaciones y las siguen habiendo. UPEA (Unión Productiva de Empresas Autogestionadas) es una buena oportunidad para elegir como marco organizativo y definitivamente, enmarcarnos en una organización que nos permita estar conectados de punta a punta. Una ruta donde el poder circule desde el trabajador hasta el Estado. El presidente de UPEA, Hugo Fucek, lo dijo claramente en Huerta Grande: «Se luchó mucho para construir UPEA, ahora depende de todos que la llenemos de contenidos.» Es una interesante invitación a participar. Participación de la que no tenemos entrenamiento, ya que nunca nos han pedido opinión alguna y, en poco tiempo, pasamos a un espacio de participación absoluta. Inundados de participación, nos entorpecemos para tomar de decisiones, dejando vacante nuestro lugar como responsables, cediendo la función de decidir a quien se anime. De esta manera renunciamos a lo que tanto nos costó conseguir, esto es precisamente un sistema de organización participativa y democrática.
Hubiese sido imposible que se produjera el fenómeno social de Empresas Recuperadas en la década del ’90. Debemos reconocer claramente cuál es el modelo que está de nuestro lado y cuál no. Es nuestra obligación reconocer quién está de nuestro lado. Reconocer es agradecer. Si nos equivocamos en el reconocimiento, atentaríamos contra nosotros mismos. Es la principal decisión que tenemos que tomar. Las elecciones del 27 de octubre son una especie de encuesta, para saber cómo es la relación de fuerzas, cuantos empujan para adelante y cuantos para atrás.
El voto es anónimo. El compromiso debe ser con nombre y apellido. No alcanza con ser inteligentes para votar. Es imprescindible abandonar la queja y comprometerse.
*Fuegos y vinos queda en Humberto Iº y Piedras, San Telmo