SAGAS. Memorias de un niño peronista / 18. El epítome de la barbarie
POR TEODORO BOOT / ZOOM El doctor Rofo era un hombre muy arrojado. Fíjense que había pronunciado a viva voz una extraña palabra que mi vieja y mi tía susurraban en forma casi inaudible y que nunca había sido dicha en los almuerzos de los domingos: “UES”. –Apenas pasadas unas semanas de haber quedado viudo –decía el doctor–, el Dictador empezó a buscar cómo entretenerse… Carlitos y Alberto Culacciati…