Publiqué esta nota sin haber leído las noticias de hoy, sábado, que dejan muy claro que Annan, lejos de ser neutral, trabaja decididamente para remover el gobierno de Damasco. JS
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Kofi, un ex secretario general funcional a las potencias occidentales y a la abrogación de las soberanías nacionales |
Juan Francisco Coloane / Argenpress
El apelativo “mensajero del miedo” calza a la medida en el rol de Kofi Annan como enviado especial en la crisis en Siria. El margen de maniobra de un enviado como el Ex Secretario General de la ONU, no solamente es limitado sino que al conocer el paño está obligado a representar a los tres países que más han apoyado a los rebeldes en Siria, como Francia, Reino Unido y EEUU.
“El Mensajero del Miedo” fue la traducción en castellano del título de un film ya legendario que tiene como referente la histeria anticomunista desatada por la confrontación entre EEUU y la URSS, The Manchurian Candidate (1962). Una pieza cinematográfica genial realizada por un maestro como John Frankenheimer (hay una remake de 2004 protagonizada por Denzel Washington. N. del E.).
Esta vez no es el lavado de cerebro gestado en la guerra de Corea en clave de macartismo y guerra fría para infiltrar y asesinar enemigos como en aquel film controvertido que precedió al asesinato de John F. Kennedy. Siempre estará la incógnita de cuál es el verdadero rol de Annan en esta crisis. ¿Pacificador? ¿Un facilitador para la futura intervención militar?
Causa pavor pensar que la crisis en Siria sólo queda reducida a un debate entre las cinco potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) y con un mediador como Kofi Annan que no se sabe si es un pacifista o un interventor.
Annan no trabaja en el vacío. Desde hace dos décadas con un grupo de asesores ha fabricado lo que podría llamarse una doctrina de la intervención para resolver crisis humanitarias o conflictos internos en los países que afectan la seguridad y los derechos de la población.
Así como en el plano del mercado internacional no existirían las fronteras, en un área menos tangible como los Derechos Humanos tampoco las habría y los países perderían soberanía. El actual enviado especial de la ONU que intenta resolver el conflicto sirio piensa que “Las nociones estrictamente tradicionales de soberanía no corresponden a las aspiraciones que tienen los pueblos de todo el mundo de lograr sus libertades fundamentales”. (Kofi Annan. El problema de la Intervención. Pp. 46. NY/1999/UN).
Un aspecto clave en el concepto de la intervención de Annan es definirla “con la mayor amplitud posible que incluya todas las actuaciones desde las más pacíficas hasta las más coercitivas.”(Pp.47.Ibid).
La doctrina de intervención de Annan, diseñada como directa consecuencia de las guerras en la ex Yugoslavia, el genocidio de cerca de un millón de personas en Ruanda, y las experiencias en Timor Oriental y Sierra Leona, contiene una dirección clara para derribar regímenes por razones humanitarias o de violaciones a los DDHH con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
Dice Annan: “ Si los estados propensos a conductas criminales saben que las fronteras no son una defensa absoluta; si saben que el Consejo de Seguridad actuará para impedir los crímenes contra la humanidad, entonces no se embarcarán en este tipo de actividades con la esperanza de la impunidad que les proporcione su soberanía” ( Pp. 49.Ibid )
¿Qué hace entonces Kofi Annan en Teherán para mediar en la crisis siria esta semana, cuando simultáneamente la Secretaria de Estado Hilary Clinton aparece declarando que “el gobierno del Presidente Sirio Bashar el Assad tiene los días contados”? (NYT 11 de julio).
Mientras Annan intentaba negociar con el gobierno Iraní un esfuerzo más amplio y reanudar el fallido plan de pacificación, la secretaria de Estado Clinton hacía una desafortunada declaración que más parecía una incitación a la violencia para derrocar al gobierno de Assad. También se podrían interpretar sus palabras como un vehículo propagandístico para ganar adeptos en la carrera presidencial entre Obama y Romney planteada como guerra sin cuartel.
Lo insólito es que los rebeldes reciben apoyo directo de tres miembros del grupo de cinco países con derecho permanente a veto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como son EEUU, Francia y Reino Unido. Los otros dos miembros con facultad para vetar son China y Rusia que ha enviado a las costas de Siria una flotilla de barcos de guerra que podrían ser más de diez.
Otro aspecto que distorsiona es que el derrocamiento del presidente sirio ha entrado en la carrera contra el tiempo. No se sabe qué margen de negociación se le ha otorgado a Kofi Annan. Hay un nivel de ansiedad desmedida en la Casa Blanca para derrocar el gobierno sirio antes de la elección presidencial en Noviembre. Sin contemplar los efectos desestabilizadores en la región, la idea central es poder mostrar este “logro” en la imagen pública como una potente señal del liderazgo de Obama a nivel internacional.
El período de Kofi Annan como Secretario General de Naciones Unidas – 1997-2006 – constituye la instancia de mayor opacidad y desmembramiento del sistema multilateral. Los conflictos bélicos todavía sin solución se presentan en 59 países repartidos en África (24), Asia (14), Medio Oriente (8), Europa (8) y América (5). No todos son atribuibles a su gestión, sin embargo las cifras no desmienten los rasgos de su liderazgo.
Annan quizás pase a la historia como el secretario general de la ONU más proclive al intervencionismo en el período más oscuro del multilateralismo a partir de la emergencia de la OTAN como la superpotencia de facto en un esquema mono polar. Con Bank Ki- Moon, el actual secretario general (que como encargado de la diplomacia surcoreana tiene el antecedente de haber poyado la invasión a Irak en 2003 sin la aprobación del Consejo de Seguridad) forman la dupla más corrosiva para la sustentabilidad del multilateralismo. El BRIC todavía no ha consolidado su liderazgo en la tarea de reflotar el Movimiento de los No Alineados o proponer alguna otra forma de contención para recuperar los equilibrios.