La sinrazón del paro nacional convocado. Boot responde a sus críticos
Visto y considerando que, por lo que se ve en por lo menos en un par de blogs que publicaron la nota «Las razones de un paro», algún lector opinó que me equivocaba o falseaba las cuentas y en consecuencia «decía boludeces», adjunto una copia de un recibo de haberes que muestra que, si digo boludeces, al menos no las digo en lo que se refiere a la cifra que un trabajador casado paga en concepto de ganancias.
En todo caso, espero no estar levantando la perdiz y que la Afip descubra que al titular del recibo de marras le están descontando menos guita de la que deberían.
Y no «digo boludeces» porque aclaré que estaba dando un ejemplo concreto. Un ejemplo concreto no es ni una regla ni nada por el estilo: es nomás un ejemplo concreto.
Tal vez, por exceso de letras, no haya explicado bien lo que considero el quid del asunto. Y este sería, suscintamente:
1. No se puede, seriamente, reclamar a la vez la eliminación del impuesto a las ganancias para todos los sueldos y la simultánea eliminación del tope a las asignaciones familiares, pues estamos hablando de una misma caja a la que se pretende que le entren menos fondos al tiempo que se le reclama que pague más prestaciones.
2. Plantear lo anterior, que es lo que está haciendo Moyano en estos momentos, supone que no paguen impuesto a las ganancias sueldos exorbitantes como los de algún gerente menor de metrovías que, según denuncias del cuerpo de delegados de hace un par de años, cobraba mensualmente 20 mil dólares. Por poner una exageración. De todos modos, según el reclamo no deberían pagarlo ni los embajadores, ni los jueces (que siguen sin pagarlo, amparándose en la misma confusión semántica en que se ampara Moyano), ni los gerentes de Techint ni nadie en absoluto, por los ingresos que percibe en concepto de salario.
A la vez, se reclama que todos ellos cobren salario familiar, exactamente igual que un empleado de comercio o de la UOCRA de la categoría más baja.
3. La elevación del mínimo no imponible tampoco es remedio para nada, pues los montos que regulan las diferentes escalas permanecen congelados desde hace más de 20 años.
¿Qué son las escalas? Pues los montos según los cuales se va cambiando de categoría. A mayor categoría el porcentaje del ingreso que se paga en concepto de impuesto es mayor. A esto es a lo que se denomina progresividad: quienes más ganan no sólo tributan un monto mayor sino que tributan un porcentaje mayor de sus ingresos. En ese sentido, mantener los montos congelados quita al impuesto sus características progresivas.
4. El trabajador a quien pertenece el recibo de haberes usado como ejemplo (como ejemplo, grébanos semianalfabetos, no como regla) percibe un salario no extravagante, pero sí elevado, que así y todo tributa apenas un 3%, no según ninguna ley ni cálculo bien o mal hecho, sino según lo que efectivamente percibe y se le descuenta. Y si lo usamos de ejemplo es porque, según la información de la mayoría de los medios, es alrededor de esa cifra que se encontraría el salario promedio de los trabajadores industriales. Unos poquitos pesos más y cambiaría de escala y tributaría no sólo una cifra mayor, sino un porcentaje mayor de sus ingresos. Esa es la dichosa progresividad, contra la que atenta, repitámoslo, el congelamiento de los montos según los cuales se establecen las escalas.
A la vez, el promedio del grueso de los asalariados en blanco está por debajo de esa cifra y no paga ninguna clase de impuesto.
5. De acuerdo a lo anterior, lo aconsejable en aras de una cierta equidad y del interés general no sería exigir la eliminación del impuesto a las ganancias (¿si le decimos «impuesto a los ingresos» se entiende mejor?) ni alcanzaría ni sería sensato elevar el mínimo no imponible, sino que se deben actualizar los montos según los cuales se establecen las escalas.
6. Pero mientras, en curiosa y demagógica sintonía con el lugar común argentino según el cual los impuestos que pagamos no sirven ni se usan para nada, lo que no nos impide exigir mejor policía, salud, educación, planes sociales y la mar en coche, se repudia el hecho de que los trabajadores (mejor dicho y para que quede más claro, los asalariados) paguen impuesto a las ganancias (o ingresos) la facción moyanista de la CGT no exige la elevación del porcentaje de la escala mayor, fijado tradicionalmente en el 35 por ciento.
7. Es obvio y groseramente evidente que se necesita discutir en serio este asunto y comenzar a debatir, también con alguna seriedad, una reforma del sistema impositivo, por más que la reforma requiera que previamente (y en este reparo no le falta razón a la AFIP) se cumpla con la ley tributaria tal como está.
8. Es necesario también debatir y acordar algunos criterios filosóficos básicos relacionados con la necesidad de que la ley sea desigual para que consiga arrimar un cacho de justicia a la injusticia universal de la que se parte. En ese sentido, no nos parece en absoluto justo que perciba igual salario familiar el padre de dos niños que cobra 5000 pesos que el padre de dos niños que cobra 15 mil pesos. Y no nos parece justo porque estamos hablando de un beneficio que se extrae de un monto, una caja, material y por lo tanto finita, que a su vez se nutre de aportes e impuestos. En otras palabras, que los fondos de esa caja hay que juntarlos y que una vez que se empieza a pagar, se acaban. Ni al fondo lo cagan los dioses del Olimpo ni es infinito, por lo que suena muy razonable que se destine prioritariamente a quienes menos tienen y más necesitan.
Nada, pero nada de lo anterior, ni el desacuerdo parcial o total con lo planteado justifica un paro general, pero esto es una opinión, mi opinión.
Como reflexión final, es cierto que uno suele pensar y escribir confusamente, pero también es cierto que quien lee debe aportar un mínimo de energía y atención para tratar de comprender el texto que tiene delante. Por lo general, quien se detiene a leer los comentarios a las notas de los blogs, comprueba descorazonado que, mas allá de ideologías, gustos y pensamientos políticos, la comprensión de textos es una materia pendiente de aprobación por un gran número de opinantes. Y que la tendencia a pensar, hablar y opinar en el estilo hinchada de futbol está más generalizado de lo conveniente.