Los gallegos de Telefónica-Movistar nos vejan de mil maneras y la CNC mira para otro lado
Lo que está ocurriendo con los celulares es increíble, y la inacción de la CNC todavía más. Al parecer, la Telefónica y Slim han entrado en guerra, y al parecer la guerra la han declarado los maturrangos, es decir las compañías que yo utilizo y padezco, Teléfonica y Movistar, por pereza y por la íntima convicción de que las demás no deben ser mucho menos malas.
Pues bien, tengo un hermano medio anacoreta en el interior cuyo único contacto con el mundo es el celular de Claro. Desde hace cinco (5) meses que no me puedo comunicar con él. Cuando lo llamo de mi celular, una voz grabada me dice que ese número no corresponde a ningún abonado en servicio. Cuando lo llamo de un teléfono fijo simplemente hay silencio del otro lado. Como mi hermano tiene algunos problemas de salud, pensé que acaso lo hubieran internado y robado el celular o incluso algo peor. Por fin, un viejo compañero tuvo la enorme gentileza de rastrearlo y lo encontró. Pero sigo sin poder comunicarme con él. El sí puede llamarme a mi, pero yo ni siquiera puedo pedirle que me llame, porque los sms que le mando no le llegan. Nunca.
Quizá la guerra esté más extendida de lo que creí, porque tampoco puedo comunicarme con mi hermano desde la zona norte de la ciudad (usando Telecom) y tengo un socio cuyo celular es de Personal con el que estoy prácticamente incomunicado, no sólo porque los sms le llegan tarde, mucha veces de manera irreparable, sino, sobre todo, porque suele aparecer una absurda voz grabada que pide que uno digite el número al que estoy llamando para dejarle un mensaje. Es algo totalmente absurdo, que no se le ocurrió siquiera a Mel Brooks a la hora de pensar el zapatófono de Maxwell Smart. Porque el 99 por ciento de las veces que llamamos a un celular nos desentendemos del número, que está grabado en la memoria del nuestro. Algo así como si se nos pidiera que recitaramos el himno a la bandera… en inglés. Y, si queremos buscar el número, debemos cortar la comunicación, anotarlo (o retenerlo de memoria) y volver a llamar…
Amigos del gobierno que viven en un micrioclima no atinan a darse cuenta de cuanto irritan a la gente cosas como ésta, y cuan extendida está la sospecha de que la CNC, o instancias del gobierno todavía más altas, están sobornadas por los españoles. Porque lo cierto es que entre estar en manos del sátrapa de Magnetto via Cablevisión-Fibertel o caer en manos de la Telefónica vía Speedy… que es como optar entre la sartén y el fuego… es imposible no sopesar que en términos históricos Telefónica-Speedy han sido mucho más depredadores, asaltantes, devastadores que los clarinetos de Cablevisión-Fibertel, que roban, sí, pero ofrecen un buen servicio.
Esta situación, y la presumible complicidad de la CNC con los piratas de Telefónica son una máquina de fabricar malhumor, y por lo tanto opositores. La de la CNC como organismo de control, repito, es una gestión pésima sino delictiva.
Aguardo con curiosidad los comentarios de los lectores.