MALVINAS-CURIOSIDADES: El rechazo de Jorge Abelardo Ramos al informe Rattenbach

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En cualquier caso, es muy sugestivo el manto de silencio que extendió la dictadura sobre este informe oficial de las Fuerzas Armadas, cuya publicación por el Estado salda una asignatura por décadas pendiente. Ahora, que yo sepa, sólo resta por publicar oficialmente «Mi Mensaje», el incendiario testamento político de Eva Perón, que aunque se puede publicar libremenete en todo el mundo, no se publica aqui. Porque las hermanas de Evita vendieron los derechos de toda su obra a una editorial que no la publicó, acaso porque aquellas nunca quisieron aceptar su autenticidad, la que fue acreditada fehacientemente primero por Fermín Chávez, Antonio Cafiero y Juan José Jiménez Domínguez, uno de los secretarios de Evita que lo mecanografió, y por fin por los peritos judiciales que acreditaron que la firma que acompaña todas las páginas del original era de puño y letra de la agonizante «abanderada de los humildes».

El texto de Ramos lo levanté de Loboalpha, que a su vez lo levantó de acá:   http://www.cadenamarianomoreno.com.ar/?p=28910

La comisión Rattenbach pide la pena de muerte para los tres oficiales que decidieron la ocupación de las Malvinas. El pedido pinta de cuerpo entero a Rattenbach y colegas. Y pensar que pasaron largos años de sus carreras cantando el Himno ante todos los mástiles de la República para pedir calma, finalmente, cuando llegó la hora de marchar y morir. Ahora dicen que se trata de una «aventura militar inoportuna». ¡Y la Nación ha gastado montañas de buenos sueldos para empollar generales herbívoros, que tiemblan ante Occidente y sólo piden muerte o prisión perpetua para sus camaradas!. Sin embargo, detrás de las penas que piden para Galtieri está el propósito de enterrar para siempre la memoria colectiva el hecho prodigioso e imborrable de que luchamos en desigualdad de condiciones con los dos imperios más poderosos y pérfidos de la tierra.
Triste misión la de Rattenbach. Con los chismes de Casino, y acopio de errores técnicos, improvisación, cobardía, -en suma, gajes de toda guerra-, quieren sepultar, con la benevolencia de la «opinión mundial», a los jóvenes héroes que enrojecieron con su sangre el mar austral y eclipsar el giro espectacular de la perdida conciencia nacional de toda la América Latina, puesta de pie cuando tronaron los cañones de la Argentina.
Esa es la victoria política que obtuvimos sobre Gran Bretaña y es justamente esa victoria la que desean nublar estos tristes redactores del informe Rattenbach. No me extraña en absoluto. ¿No es el mismo Brigadier Rey que firmó el decreto como integrante de la dictadura de Lanusse, otorgando a la Reina de Gran Bretaña el laudo para resolver el problema del Beagle? Ahora pretende condenar a muerte a los que guerrearon contra Inglaterra. «Vaya usted a hacer Patria con esa gente», dijo Bolívar, refiriéndose en su tiempo a sujetos semejantes.
El imperialismo mundial, simulador incesante de las «formas democráticas», quiere poner la mano sobre nuestro uranio enriquecido, que nos sitúa como el único país del Tercer Mundo que se encuentra en el umbral de la revolución científica y tecnológica de nuestra época, si sabemos avanzar más allá; y quiere apoderarse de nuestras empresas estatales para cobrarse la deuda externa.
El informe de Rattenbach se incluye, lo sepan o no deplorables autores, en esa campaña mundial para inferiorizar a los argentinos.
 
Pero no van a prevalecer, me atrevo a asegurarlo.

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