OPERACIÓN ZANCADILLA. Más acerca de cómo acostaron a Milani y embromaron a Cristina
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Ministro Rossi. En sus manos queda tramitar el entuerto. Como dice el refrán castizo: «El desfacedor que lo desfaga, buen desfacedor será». Y el Chivo tiene uñas de guitarrero. |
Deciamos ayer, que a todas luces la puesta de distancia de Horacio Verbitsky y el CELS del ascenso del general Milani fue parte de una operación planeada («Hoy te inflo, mañana te desinflo»), pues no es concebible que un periodista experimentado como Raúl Kollmann haya entrevistado a Milani y luego, al transcribir la entrevista, olvidara poner lo más importante: que el general le había dicho de motu proprio que por orden del capitán Esteban Sanguinetti (hasta ahora el responsable clavado de la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo, es decir el sospechoso obvio de haberlo asesinado), una vez de regreso a La Rioja, tuvo que redactar el preceptivo informe sobre la supuesta deserción de Ledo, modo habitual en que se enmascaraban los asesinatos de colimbas.
Malas compañías
Antes ya habiamos dicho que Toni Kollman es el ladero habitual de Verbitsky y Página/12 para tareas sucias, y un hombre con muy buena sintonía con la Secretaría de Inteligencia y más precisamente con el superagente Antonio Horacio «Jaime» Stiusso, que acaso controle a la mayoría de los espías y que está sospechado de sabotear a la presidente Cristina Fernández de Kirchner desde que decidió buscar un entendimiento con la República Islámica de Irán para destrabar la paralizada investigación que debería identificar a los asesinos que demolieron la AMIA y mataron a 85 personas. Stiusso es el principal valedor de los servicios secretos de Israel y Estados Unidos (en ese orden) con cuyo concurso se organizó la trabajosa Historia Oficial II (luego del derrumbe de la primera, armada por el ex juez federal Juan José Galeano a instancias del gobierno de Carlos Menem, que le encargó la orfebrería a Hugo Anzorreguy y Carlos Corach) que descarga culpas sobre altos funcionarios de Irán, historia por el que pone la cara el fiscal Alberto Nisman a cambio de un generoso estipendio mensual para si y casi medio centenar de colaboradores. Nisman es un hombre de Stiusso que en la práctica se comporta como si fuera un fiscal israelí, dedicándose prioritariamente a demonizar a Irán y cuidándose de no individualizar a los autores materiales de la masacre, que todo indica fueron argentinos.
Una aclaración que es como si no hubiera existido
La zancadilla de Kollmann a Milani (no entiendo como, atento a los antecedentes del periodista, Milani no grabó por su cuenta la entrevista) permitió que amplias plateas incautas aplaudieran la toma de distancia de Verbitsky y el CELS (que hasta ese momento habían auspiciado sus sucesivos ascensos) como desinteresada demostración de fidelidad a sus principios.
Aunque Milani le pidió a Kollmann que aclarara que le había dicho por propia iniciativa que él habia redactado el atestado por la supuesta deserción de Ledo, éste la hizo de tal manera que muchos decidieron no darse por enterados.
Así, hoy, Clarín, en una virtual nota editorial firmada por Ricardo Roa, se mofa de Milani que «tuvo la idea nada inteligente de afirmar que ni siquiera conocía o recuerda a Ledo cuando fue él quien firmó el acta que acusa al soldado de desertor, y que era el procedimiento habitual para tapar las desapariciones dentro de la propia fuerza» con lo que «cavo su propia fosa», obviando que la fosa se la cavó Kollmann.
Del mismo modo, Perfil señala con equívoca prosa que «Milani confirmó en una aclaración a P/12 que firmó el expediente que se hizo después en La Rioja por la deserción de Ledo» lo que da a entender que el general quiso remediar lo que había olvidado decir y no que, como en verdad ocurrió, le exigió a su entrevistador que reparase su insólita omisión.
Hacerse el oso
Página/12 obvio totalmente las críticas, tácitas pero obvias, que ayer formuló la Presidenta al CELS y a su presidente y a la vez periodista insignia del diario (a quien pareció dedicado un tajante «No voy a ser títere de nadie») durante un acto convocado para dar a conocer los resultados del primer relevamiento de tierras argentinas en manos extranjeras. Hasta el punto que aunque puso éste asunto en su portada y le dedicó las páginas 2 y 3 completas, no hizo en ellas la más mínima mención al urticante tema, que relegó a páginas interiores (10 y 11, «Hay que dejar de lado la campaña electoral») donde también procuró bajar el tono y asordinar las desaveniencias: recién en el sexto párrafo informó que «La Presidenta dijo que ‘no había nuevos elementos’ en relación con Milani, es decir, que creía (sic) que el informe del CELS contenía datos que ya estaban a disposición de la justicia…» y más adelante agregó que Cristina había dicho que había quienes tienen «opiniones diferentes» y que «tienen todo el derecho a tenerlas, hemos estado en desacuerdo en otras oportunidades, tampoco es para hacerse los rulos, como dije una vez».
Clarín, más explícito, informó que Cristina había dicho que “No hubo ningún nuevo informe de ningún organismo porque el que se presentó, y que ya se ha enviado a través de la Secretaría de Derechos Humanos a los respectivos juzgados, son (sic) los que habían sido retirados de los propios juzgados federales”. Y agregó que «Sin nombrar al organismo que preside el periodista Horacio Verbitsky, y cuya opinión fue determinante en que se cayera el pliego de Milani, Cristina buscó minimizar las diferencias: ‘Hemos estado también en desacuerdo en otras oportunidades, así que, tampoco es para hacerse los rulos, como dije alguna vez’, aunque esta vez parece un quiebre en su relación con ese organismo de derechos humanos.», apostilló malévolamente el anónimo redactor.
¿Una conspiración?
La Nación informó que «La Presidenta dijo por los documentos presentados (como el informe firmado por Milani sobre la ‘deserción’ en 1976 del soldado Alberto Ledo, en realidad desaparecido), que no había ‘nuevos elementos’. Curiosamente, Morales Solá, que exculpó al CELS por cualquier omisión argumentando que la investigación de los antecedentes de los oficiales propuestos para el ascenso es función exclusiva del Estado, le dio la razón a Cristina en cuanto a que en lo presentado por el CELS no habría nada nuevo: «El informe de la Comisión Provincial de Derechos Humanos de La Rioja, que menciona a Milani en la desaparición del soldado Alberto Ledo y en el secuestro de Ramón Olivera, es de 1984. El acta falsa sobre la deserción de Ledo fue firmada por Milani en 1976 y está en los tribunales de Tucumán desde hace mucho tiempo. En Tucumán hay también una causa abierta por la desaparición de Ledo que menciona a Milani.»
Pero la nota principal del diario de los Saguier, Mitre y Noble es la que firma Mariano Obarrio, que recordó que el CELS «que preside Horacio Verbitsky, emitió anteayer un duro informe y pidió el rechazo del pliego de Milani, lo cual causó sorpresa en la Casa Rosada, donde había ayer fuerte malestar con el periodista del diario Página/12 (…) La Presidenta considera que los ataques a Milani responden a una conspiración urdida por sectores críticos dentro de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE), embajadas extranjeras y algunos medios de prensa, entre ellos el Grupo Clarín. En el Gobierno no ocultaban ayer el malestar con Verbitsky» quien, remató Obarrio, «como presidente del CELS, siempre tuvo excelente relación con Milani y fue uno de sus promotores ante la ex ministra de Defensa Nilda Garré.»
Discrepancias
A quien escribe, se le pasó ayer una muy buena nota de Eduardo Anguita publicada en Tiempo Argentino, donde se dan muchos detalles sobre la actuación de Milani como «oficial informante» de la supuesta deserción del soldado Ledo. No es nada favorable a Milani, ya que informa que fue abordado a la salida del juzgado de La Rioja al que se presentó espontáneamente, por un periodista, Ramiro Rearte, a quien le negó tener algo que ver con la desaparición de Ledo y a quien no le dijo nada sobre aquella actuación.
Pero lo más llamativo es que Anguita discrepa abiertamente con el comunicado del CELS firmado por Verbitsky. Así mientras éste asegura que el último documento presentado recopila materiales obtenidos en «expedientes judiciales y en actuaciones provinciales y nacionales de las que el Ministerio de Defensa nunca fue informado», Anguita no solo dice, como la Presidenta, que no hay nada nuevo en la última presentación del CELS, sino también que en el Ministerio de Defensa se sabía del vínculo entre Milani y el caso Ledo… lo que daría respuesta a lo destacado por el CELS acerca del motivo por el que Ledo no figuraba en la lista de soldados conscriptos desaparecidos elaborada hace cuatro años.
«En cuanto al Ministerio de Defensa, debe decirse que hay distintos ámbitos en condiciones de dar alertas tempranas sobre casos delicados como éste. Cabe la pregunta de si algunos de los cuadros de ese ministerio sabían sobre este documento que obra en el expediente de la causa. La respuesta es afirmativa. Algunos lo sabían. Es más, hubo incluso quienes advirtieron la inconveniencia de proponer el ascenso de Milani».
¿Fuerte, no?