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678. Una(s) polémica(s) que me perdí

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A pesar de que leo y reviso diarios obsesivamente, a veces quedo perplejo por las cosas que se me pasan de largo. Por ejemplo, esta polémica sobre 678 entreOscar Cuervo, editor de La Otra, y Carlos Barragán, dónde, para mayor escarnio de mi amor propio, Cuervo (que critica al programa a partir de retomar las críticas hechas frente a las cámaras por Hugo Presman y recordar el desagradable episodio en que Dante Palma ofendió a Lucas Carrasco) concluye citándome:
«Una de las cosas que a mi juicio debilita a 678 es el sectarismo de Gvirtz hacia adentro del propio kirchnerismo. Después de cuatro años de emisiones es harto evidente que hay gentes e intelectuales que, a pesar de estar a favor del gobierno, jamás serán invitadas al programa. No se trata tanto de polemizar en 678 con López Murphy sino de vehiculizar las polémicas internas del movimiento, de darle cabida a todas sus vertientes. Néstor Kirchner solía repetir los meses previos a su muerte parafraseando a Mao que debían florecer mil flores, pero Gvirtz parece no haberlo escuchado».
No puedo creer que no me haya enterado hasta ahora a través de la Agencia Paco Urondo de esta polémica. No puedo creer que nadie me la haya comentado. Sobre todo porque, además de que se me nombra, se hace referencia a un debate acerca del atentado a la AMIA (una de  mis obsesiones) entre Presman y Sergio Burnstein.
Claro, veo la fecha y se produjo a fines de enero, justo cuando estaba regresando de vacaciones, desenchufadísimo. Todo se produjo en el “ángulo muerto· que va desde el sueño de una noche de verano a la vigilia del trabajo de sol a sol y mucho mas allá todavía.
Respecto a 678 solo quiero agregar tres pinceladas: 1) No estoy viendo el programa por razones de trabajo (cubro los juicios por delitos de lesa humanidad y llego muy tarde a casa) pero mucho me gustaría verlo asiduamente, como hacía hasta el año pasado; 2) El sectarismo de la producción de 678, que yo atribuyo a Gvirtz (el mismo sectarismo de otros empresarios judíos de medios, me da la impresión de que, quizá, solo Garfunkel zafa un poco de la obediencia a los dictados de la derecha sionista) queda ratificado cuando no invita al programa a hablar del tema de los atentados a quienes sostienen que no hubo camionetas-bomba y/o no hay pruebas que comprometan a Irán, por ejemplo, a Luis D’Elía 3) Y se ratifica al observar que nunca invitó al gran Teodoro Boot, ni a Gerardo Yomal, y porque invita poquísimo a Norberto Galasso (y mucho a su versión bufa, Pacho O’Donnell) y  prácticamente nunca a cualquier intelectual o dirigente social de origen peronista. Pareciera que serlo o haberlo sido fuera un disvalor, una mácula… Aunque quizá lo que digo atrase porque ahora está Jorge Dorio, que por lo que lo conozco y lo poco que vi descuento que le aporta al programa un toque en ese sentido. Que ojalá disipe una pesadilla recurrente: que Orlando Barone me expulsa con su espada flamígera del movimiento nacional.
Barragán me cae muy bien. Pero, como apunta Cuervo, me parece muy sugestivo que en su respuesta haya soslayado referirse a estas críticas.
Otra crítica interesante, de Carlos Balmaceda, puede encontrarse aquí.


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