ATAQUES A CENTRALES NUCLEARES: Kiev pergeña un crimen contra la humanidad
Si los rusos no pudieran defender las plantas de Zaporizhia y Kursk, habrá una pesadilla nuclear
Un dron cargado con explosivos estalló el pasado sábado 17 cerca de los tanques esenciales de enfriamiento de agua de la planta de energía nuclear de Zaporizhia. Fue a unos 100 metros de la única línea eléctrica que suministra energía a la planta, necesaria para mantenerla segura. Seis días antes, el 11 de agosto, un dron había atacado y provocado un incendio en parte de la estructura de la planta. Los ataques contra la planta de Zaporizhia –comprobados por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA)– no son obra de los rusos, que la controlan desde el comienzo de las hostilidades y que obviamente no se bombardean a sí mismos. No obstante, la prensa occidental evita nombrar al responsable, que es obviamente el gobierno del títere Zelensky, y sale del paso diciendo que «ambos lados se acusan mutuamente de los ataques».
El 20 de agosto, Moscú manifestó su alarma sobre un posible ataque ucraniano contra la planta de Kursk, y de hecho la toma de la central nuclear era el objetivo principal de la campaña de Zelensky en territorio ruso. Pero los medios occidentales han calificado la alarma de Moscú, como «propaganda de desinformación».
Los dirigentes occidentales aliados de Kiev actúan como si nada estuviera pasando. Pero, como bien señala el analista de geopolítica internacional Davide Malacaria, si los rusos no pudieran defender las dos plantas atómicas, cualquier día el mundo se despertaría (o no) lidiando con la pesadilla nuclear, tal es la locura que alberga Occidente. La locura de los líderes europeos es todavía mayor, porque Estados Unidos puede experimentar una sensación de seguridad desde el otro lado del Atlántico ante la perspectiva de la explosión de una central nuclear en Europa.