CINE-EL FRANCOTIRADOR: Clint Eastwood muere matando

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Chris Kyle

El Francotirador Tirado


​POR PABLO E. CHACON / TÉLAM

Días atrás empezó a conformarse en Texas (Estados Unidos) el jurado que participará del juicio oral y público contra el ex marine Eddie Routh, que asesinó a Christopher Scott Kyle, un ex navy seal -miembro de elite del ejército de ese país- que pasó a la historia en Irak como el francotirador más efectivo de la historia de esa formación militar, puesto ahora a consideración del público en Francotirador, la última película de Clint Eastwood, basada en American Sniper, su autobiografía.

A principios de febrero de 2013, Kyle (y un amigo, también asesinado) estaban en un campo de tiro en las afuera de Glen Rose, donde había nacido treinta y ocho años atrás, trabajando con ex veteranos de guerra cuando fueron sorprendidos por Routh, diagnosticado por psiquiatras norteamericanos como víctima de estrés postraumático. El héroe de Irak deja una viuda, dos niños y una empresa de seguridad quebrada.

Entre 1999 y 2009 hizo cuatro viajes al país asiático; se retiró, según dicen por las presiones de su mujer, Taya: de poco sirvieron las dos estrellas de plata, las cinco de bronce, sus apodos (El diablo de Ramadí, La leyenda), las ciento cincuenta muertes acreditadas por el Pentágono -en rigor, serían casi doscientas cincuenta- y su espíritu patriótico, a la luz de los resultados de la política exterior norteamericana en la zona y la propia vida de Kyle.

Hijo de una familia religiosa, educado en valores tradicionales (dios, patria, familia), la pregunta que habría que hacerse es qué cosa de esta anécdota módica puede haber interesado a Eastwood, un republicano de 84 años. Decir que el director es un fascista es fácil. Demasiado fácil. No debe ser cierto, decía Oscar Masotta.

Francotirador es una película de alta producción, y recuerda vagamente a Full Metal Jackett, de Stanley Kubrick, quizá la mejor película de guerra que vio este cronista. Brandy Cooper, en el papel de Kyle, da la talla. Los tiroteos a larga distancia están resueltos tan bien que parecen estetizados. Es el punto más flojo.

Si bien los estadounidenses destrozaron Irak y mataron a Osama bin Laden y a Al Zarqaui, la actualidad es mucho peor: la jihad penetra cada vez más en Europa, y muchos hijos de inmigrantes se alistan en las filas del Estado Islámico (ISIS), que hereda los protocolos pioneros de Al Qaeda y los perfecciona: fundó un califato y ocupa un enorme territorio al este de Siria y el norte de Irak.

La mujer de Kyle ha dicho que su ex marido, fuera del ejército, era una persona vulnerable y otros lugares comunes. Kyle mismo no entendía cómo alguien podía detestar a su país, incluidos muchos de sus compatriotas. El nunca dudó a la hora de apretar el gatillo. El lema de su empresa de seguridad rezaba: A pesar de lo que diga mamá, la violencia resuelve los problemas.

Eastwood es un tipo complejo. Nadie puede asegurar que su película es un alegato a favor de la guerra, tampoco que pone blanco sobre negro las contradicciones de un país todavía más complejo. Y menos que está fomentando la alienación megalómana, producto de una sociabilidad atravesada por la combinación mortífera de la técnica, la religión y el patriotismo.


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