DUM DUM. Francotiradores israelíes disparan sobre Gaza con munición prohibida

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A pesar de que Israel dio por finalizado el ataque a la Franja de Gaza y firmó a finales de agosto un acuerdo que, entre otras cosas, permitía a los palestinos acceder a sus tierras agrícolas y pescar hasta a 11 km de la costa, los soldados israelíes siguen atacando a los palestinos. Ahora lo hacen sin previo aviso y por medio de francotiradores. Disparan a los agricultores cuando están trabajando los campos y asaltan a los pescadores  cuando están faenando en el mar dentro de la zona acordada. El tipo de heridas documentadas por las organizaciones humanitarias en la zona, pondrían en evidencia que los militares israelíes están utilizando algún tipo de munición expansiva (conocida como balas “dum dum”). Este tipo de proyectiles está prohibido desde 1899 en todo el mundo tanto para uso militar como civil, por la Convención  de La Haya. MM

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 ISABEL PÉREZ /ELDIARIO:ES

Un grupo de agricultores deja de trabajar al aparecer una patrulla de soldados israelíes en la línea verde. Foto: Isabel Pérez

Un grupo de agricultores deja de trabajar al aparecer una patrulla de soldados israelíes en la línea verde. Foto: Isabel Pérez
Atta al-Hsumi, de 20 años, se encuentra en el hospital al-Maqased en Jerusalén Este tras recibir un disparo de un soldado israelí que le cortó arterias, nervios y le rompió la tibia y el peroné de la pierna izquierda. “Ya le han operado cinco veces, todavía le queda una operación más. Después, los médicos nos dirán si finalmente hay que amputarle la pierna o no“, explica su tía desde la casa familiar en Beit Lahiya, al norte de la Franja. La mujer se hace cargo de él desde que su progenitora murió en un bombardeo israelí en 2008.

El pasado 26 de agosto llegó a su fin la operación militar israelí ‘Margen Protector’ contra la Franja de Gaza. Se firmó en El Cairo un alto el fuego que establecía nuevas medidas que aliviaban el bloqueo contra la Franja y facilitaban el acceso a las tierras agrícolas hasta el mismo límite fronterizo de la línea verde, y la pesca hasta un máximo de seis millas náuticas de la costa. Sin embargo, a los pocos días, los soldados israelíes, tanto por tierra como por mar, comenzaron a abrir fuego contra los palestinos haciendo caso omiso a los acuerdos establecidos.

Yalal Fawzi (14 años) en el hospital. Fue disparado por un soldado israelí el 29 de septiembre. El disparo le rompió la tibia y le cortó las arterias. Foto: Isabel Pérez.
Yalal Fawzi (14 años) en el hospital. Fue disparado por un soldado israelí el 29 de septiembre. El disparo le rompió la tibia y le cortó las arterias. Foto: Isabel Pérez.
El estado de Atta es el más grave de entre todos los palestinos heridos por disparos desde entonces. El joven fue disparado desde una torreta militar israelí mientras plantaba cebollas en una pequeña finca, a 100 metros de la línea verde. “Sin previo aviso los israelíes comenzaron a disparar -cuenta el padre del joven-, y mi hijo recibió una bala. Estamos seguros de que fue una bala explosiva. Le operaron una vez en Gaza pero no resultó, no pudieron reconectar las arterias, así que nos dijeron que había que cortarle la pierna. Un médico decidió hacer todo lo posible para trasladarle fuera de Gaza. Tuvo que ir con el hermano de su abuelo porque los israelíes no nos dieron permiso para acompañarlo ni a mí ni a su abuelo”.

Diez días después, el 29 de septiembre, los amigos de Yalal Fawzi, de 14 años, llamaron a sus padres desde el hospital Kamal Adwan, al el norte de la Franja. Yalal había recibido un disparo de bala explosiva. Tenía rota la tibia y cortadas las arterias.

“Me fui con mis amigos a nuestra pequeña finca para regar los olivos”, relata Yalal, un niño que vive en el pueblo beduino de Om Annasser, al norte de la Franja de Gaza-. “Estábamos bajo un olivo y al levantarme sentí un disparo en la pierna. Intenté salir corriendo, pero no podía. Mis amigos vinieron y me sacaron de ahí.”
Yumá Zayed (70 años), pescador. Un francotirador israelí le disparó detrás de la rodilla. Foto: Isabel Pérez.
Yumá Zayed (70 años), pescador. Un francotirador israelí le disparó detrás de la rodilla. Foto: Isabel Pérez.
Otro campesino herido tras el cese el fuego, Rayab Ma’ruf, de 22 años, asegura que no importa a cuántos metros estés de la valla fronteriza. “Incluso si estás a mil metros te pueden disparar. No tenemos seguridad, pero no podemos hacer otra cosa, es nuestro trabajo, nuestro modo de vida.” Rayab también recibió un tiro en la pierna desde una posición israelí al otro lado de la línea verde mientras trabajaba en sus campos.

“Los israelíes son los responsables de todo esto”, continúa Rayab. “Si no nos van a dejar trabajar nuestros campos, que digan que está prohibido, que no digan que está permitido y luego nos disparen. ¿Por qué nos hacen esto?”.

Las víctimas de estos ataques aseguran que fueron disparados con balas explosivas o balas ‘dum-dum’, un tipo de munición mucho más destructiva que las balas convencionales. Penetran la carne, pulverizan el hueso y cortan venas y nervios. En ningún caso hubo disparos de aviso que les permitieran salir corriendo y ponerse a salvo. Los francotiradores israelíes apuntaron en todas ocasiones hacia zonas muy cercanas a la rodilla.

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