El Gordo Oscar Lescano o la decadencia perpetua
PS: Recomiendo también leer el primer comentario, muy pertinente.
Oscar Lescano encarnó un modelo en decadencia
A menos que se inicie un debate serio en el movimiento obrero, los lescanos seguirán en el poder.
Por Ana Vainman / Tiempo Argentino
La muerte lo cambia todo, subvierte el statu quo. El fallecimiento del secretario general de Luz y Fuerza, Oscar Lescano, volvió a poner sobre el tapete el rol de los líderes sindicales dentro del movimiento obrero y del modelo sindical en general. Hace poco más de un mes la Corte Suprema de Justicia de la Nación insistió con su cuestionamiento al funcionamiento de los sindicatos en la Argentina y generó repercusiones en todos los sectores gremiales. Oficialistas y opositores comenzaron a elaborar estrategias para adaptarse a los lineamientos planteados por la Corte. Pero si el máximo tribunal de la Argentina hace repensar el modelo sindical, las necrológicas sobre Lescano deberían terminar de convencer a propios y ajenos de que hay cosas que deben cambiar.
Lescano estuvo al frente de su sindicato durante 29 años. Llegó a su conducción en plena dictadura –tras la desaparición del legendario Oscar Smith– y a la secretaría general junto con el retorno de la democracia. Pero al hacer un repaso por su accionar en estas casi tres décadas genera una conexión directa con los peores estereotipos del dirigente sindical.
En una de las últimas entrevistas que ofreció se autodefinió como «oficialista de todos los gobiernos», con las complicaciones que esa afirmación tiene. En los ’80 dijo ser «amigo» del ex presidente Raúl Alfonsín. Durante los ’90 conformó el sector de Los Gordos, junto a Armando Cavalieri (Comercio), Carlos West Ocampo (Sanidad), Rodolfo Daer (Alimentación), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Jesús Rodríguez (Smata) y José Pedraza (ferroviarios). De este grupo surgió una conducción de la CGT que fue absolutamente funcional a la política privatizadora de Carlos Menem.
En las empresas estatales de servicios privatizadas durante los noventa se generaron despidos masivos bajo la figura del «retiro voluntario». Según señala el periodista especializado en temas sindicales Jorge Duarte, para hablar específicamente del sector representado por Lescano, la reducción de personal en Luz y Fuerza alcanzó el 30% en las distribuidoras, 45% en las centrales térmicas y 25% en transporte. Se reconocen también algunos elementos que permiten hablar de un modelo lescanista –que también podría llamarse pedrazista–, que implicaba, por ejemplo, que los trabajadores que no aceptaban el retiro voluntario eran perseguidos y discriminados hasta firmar su salida o que los despedidos eran remplazados por nuevos trabajadores con contratos flexibles o a través de empresas tercerizadas.
Tanto Pedraza como Lescano fueron acusados de ser dueños directos o de parte del paquete accionario de esas empresas en las que se tercerizaba el personal de las compañías de servicios que suplían –con sueldos mucho más bajos y condiciones menos favorables– a los empleados estatales despedidos.
Como si con eso no hubiera sido mancha suficiente para un dirigente que se supone debe buscar las mejores condiciones posibles para sus representados, Lescano formó parte también de los dirigentes que acordaron con los funcionarios menemistas buena parte de la legislación flexibilizadora en el campo laboral aprobada en esos años. Además, el lucifuercista protagonizó varios escándalos personales, varios de los cuales estuvieron relacionados con mujeres y con la forma en la que amasó su fortuna.
Lescano tuvo un rol preponderante en los últimos cambios que sufrió el movimiento obrero. Fue un acérrimo opositor al camionero Hugo Moyano y fue una de las primeras voces en propiciar la fractura cegetista que devino en la conformación de una nueva CGT, oficialista, conducida por el metalúrgico Antonio Caló. Pero pocos meses después, comenzó a cuestionar al gobierno por la falta de respuesta a los reclamos sindicales y se terminó alejando de esa central sindical. En paralelo –y junto con otros de «los gordos»– se acercó al intendente de Tigre Sergio Massa, con quien tuvo una de sus últimas reuniones.
Dirigentes como este no son una excepción dentro del movimiento obrero argentino, que se rige con un modelo sindical cuestionado en reiteradas ocasiones por la OIT, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y por organizaciones sindicales que buscan ser reconocidas como tales.
El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el cual se declaró –para un caso puntual– inconstitucional el monopolio de la representación sindical se refiere al artículo 31, inciso a, de la Ley 23.551 (de asociaciones sindicales), según el cual sólo los gremios con personería podían representar derechos colectivos. La decisión se tomó bajo el amparo del artículo 14 bis de la Constitución y del Convenio N° 87 de la OIT y eliminó privilegios que tenían los sindicatos mayoritarios frente a los simplemente inscriptos, que pugnan por ampliar sus derechos.
La CGT de Antonio Caló tomó este fallo con preocupación y comenzó a reunirse con especialistas en derecho para diagramar una estrategia que amortigüe las posibles consecuencias que traiga. Lo que más los desvela es la posibilidad de que se formen múltiples sindicatos para una misma actividad. Según fuentes gremiales, un sindicato integrante de la CGT oficialista pero que es considerado independiente es el que se cargó al hombro la elaboración de esta estrategia legal y estaría buscando que el Poder Ejecutivo se haga eco para viabilizarla.
En el moyanismo, por su parte, apuntan a dar respuesta al fallo del
máximo tribunal a través de un cambio en otro de los cuestionamientos que pesa sobre el modelo sindical argentino: la democratización hacia adentro de las organizaciones. El líder camionero primero se manifestó en contra de que los dirigentes se eternicen en el poder de los sindicatos y ahora encargó a su hijo la tarea de elaborar un proyecto de ley que busca mejorar la participación de los afiliados. El diputado Facundo Moyano es el encargado de bocetar, junto con su hermano Huguito, una iniciativa que apunta a mejorar los estatutos proscriptivos, que ahora impiden que las oposiciones tengan chance de competir en las elecciones internas.
Los estatutos restrictivos expulsan a los trabajadores de los sindicatos, obligándolos a formar organizaciones nuevas, como en el caso de los metrodelegados. Esta manera de funcionar de muchos sindicatos también hace que las conducciones se distancien de los trabajadores, como es el caso de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), que en los próximos días tendrá sus elecciones. El 26 y 27 de septiembre el oficialismo tiene todas las chances de lograr una nueva reelección frente a la oposición, la Lista Multicolor. Eso podría ocurrir aunque la lista Celeste y Blanca casi no cuenta con representación en los grandes medios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, como indicaron los últimos comicios.
La CTA opositora, conducida por Pablo Micheli también reaccionó al fallo de la Corte y apunta, a través de otro proyecto de ley, a lo que consideran que es lo más cuestionable del modelo sindical argentino: el sistema de personería. El diputado Víctor De Gennaro fue quien elaboró ese borrador, que elimina el concepto de personería y deriva a la justicia la mayor parte de las atribuciones que actualmente tiene el Ministerio de Trabajo.
A pesar de las denuncias en su contra, de los escándalos y de la reducción de la cantidad de sus representados, Lescano seguía ganando las elecciones del gremio y condujo el sindicato durante casi 30 años. Esta perpetuación en el poder a través de las décadas, los presidentes, los radicales, los peronistas, las crisis, las privatizaciones y las reestatizaciones parecería sólo encontrar límite en la muerte. A menos que se inicie un debate serio en el movimiento obrero y se busque una verdadera democratización hacia el interior de las organizaciones, los lescanos seguirán en el poder, acomodándose a los vientos que soplen y dejando a los trabajadores como último orejón del tarro.