GARCÍA MÁRQUEZ fue víctima del estalinismo, explica Rogelio García Lupo

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Después del brulote de Chacón hacia García Marquez, y la hagiografía de Prensa Latina, me parece que lo mejor es reproducir lo que dijo de él y de sus circunstancias, Rogelio García Lupo. Y es que aunque nunca conocí a García Márquez, si tengo la dicha de conocer a Rogelio, un gran periodista con quien siempre me resultó encantador conversar, una persona de mucha generosidad con los colegas más jóvenes. Tengo además, el privilegio de compartir apodo con él y, espero, sentido del humor:  Dice que gracias al premio que le dio en mano García Márquez, «pasé de tener prontuario a tener trayectoria». Los dejo pues con Rogelio:

Rogelio García Lupo: 

“El trabajo de Gabo en Prensa Latina fue destruido, bajo sospecha ideológica”

  Rogelio García Lupo saludando a dos manos a su amigo colombiano en 2007, en Monterrey, México.


Por Patricia Kolesnicov/Clarín

“El trabajo de Gabo, nuestro trabajo, todo el periodismo de los años 59 y 60 fue destruido cuando salimos de Prensa Latina, bajo sospecha ideológica. Quienes pasaron a dirigir la agencia eran del más cerrado stalinismo. Muchos años después, Gabo reunió sus escritos de prensa y no hay entre ellos un solo despacho de la agencia. Fueron destruidos”.


– ¿No eran suficientemente comunistas?
–¡No éramos nada comunistas! Estábamos estancados ideológicamente, según decían los comunistas…
 

Entre las fotos que adornan la casa de Rogelio García Lupo –esas en las que uno mira todos los días su vida, los amores, los chicos que crecen, los muertos queridos, una trayectoria—hay una en la que está con Gabriel García Márquez. Son ya dos tipos grandes y el colombiano le está dando un premio. Falta –“en esa época no nos sacábamos tantas fotos como ahora”— alguna en la que sean jóvenes, que tengan sus máquinas de escribir al servicio de la agencia de noticias de la Revolución Cubana, que tengan la vida por delante y un mundo mejor ahí nomás, para hacerlo a mano. Porque así fue: este hombre de 82 años que hoy saca cartas de Gabo de una carpetita, fue a finales de los 50 uno de los periodistas convocados para contar la Revolución sin intermediarios, para ser su voz. Prensa Latina era una iniciativa de otros dos argentinos: Jorge Ricardo Masetti –que la dirigiría– y el Che Guevara. Y en el equipo, además de García Márquez y García Lupo, estaba Rodolfo Walsh.
 

García Lupo se vinculó a Prensa Latina en junio de 1959, seis meses después del triunfo de Castro, y llegó a La Habana en agosto. Las calles hervían: con la revolución –que todavía no se había declarado comunista— Cuba se había sacado de encima al dictador Fulgencio Batista y una larga historia de dependencia de los Estados Unidos. “Era fantástica, inolvidable, irrepetible”, dice García Lupo. Con esos ojos había que contarlo todo, para eso estaba la agencia. Gabriel García Márquez fue su corresponsal en Bogotá primero, en Nueva York después.
 

¿Los miembros de la redacción tenían contacto con los revolucionarios desde antes?
–Sí, claro, porque Masetti había estado en Sierra Maestra en el 58 –le había hecho la primera gran entevista a Fidel Castro ahí– y había traído una serie de certezas. Decía: “No son comunistas, quieren hacer una cosa democrática, son nacionalistas, antiimperialistas”. Ideológicamente no éramos más que eso.
 

¿Y García Márquez?
–García Márquez venía de un período de periodismo muy intenso, había hecho un viaje para una revista a los países del Este, no había vuelto muy convencido de que le gustara ese modelo de socialismo. Decía: “¿Sabes una cosa? Lo que no puedo olvidar del mundo socialista es el dentífrico” ¿Dentífrico? “Duro como el cemento”. Nos divertíamos con sus relatos, siempre fue un gran narrador oral.
García Lupo estuvo en Cuba hasta 1960, aunque colaboró con Prensa Latina algunos años más. “Me fui porque había una enorme presión para que el grupo de argentinos perdiera poder. Estaban serruchando el piso del Che, lo llamaban trotskista, palabras que en esa época eran estigmas… Y el Che era difícil de serruchar, pero Masetti era más fácil. Y si lo serruchaban a él, caía yo, caía Walsh, caía Heberto Padilla…”
 

En 1961 la Revolución se declara socialista. ¿Los sorprendió?
–No, ya teníamos la explicación geopolítica. La Revolución necesitaba un respaldo consolidado y se pagaba un precio. Los comunistas cubanos ocuparon posiciones. Se presentó como una cosa inevitable, eso era. O eso o nada, era muy frágil la Revolución, el mundo dividido en dos bloques tremendos, no se podía estar bailando en el medio
 

¿García Márquez está ligado al comunismo cubano?
–No, a Fidel Castro.
 

–Cuando Heberto Padilla es encarcelado, en 1971, García Márquez no da su firma a la campaña por su liberación.
(Se trata del poeta que en 1968 ganó el Premio Julián del Casal, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que lo publicó con una advertencia por considerarlo “contrario a la revolución”).
-Fue un sacrificio por la unidad ideológica de la Revolución- dice García Lupo, en su sillón.
 

Dice que pasó tanto tiempo, tanto tiempo, que está tirando de los recuerdos. Pero los años de La Habana están en la casa. De ahí, del estante de las fotos, su mujer, Gabriela, saca otra foto: es ella, jovencísima, de uniforme: “Miliciana alfabetizadora en Cuba”, explica.
Y hay cosas que no se olvidan: “Cuando la agencia cumplió 40 o 50 años nos invitaron a una fiesta de conmemoración. Gabo me dijo: ‘No voy a esa fiesta mientras no me den una explicación de por qué destruyeron mis crónicas’. Ese material no está en ningún lado. Fue destruido.”
 

Cartas
 

Rogelio García Lupo tiene muchas cartas de García Márquez, una correspondencia que va de 1962  a 1973. Pero saca dos. Las otras, dice, las guarda para sus memorias. En muchas, dice, se habla de gente que está viva. El decoro indica no hacerlas públicas. La primera carta que muestra, entonces, es de 1966.
 

“Mi querido Rogelio: Hace un siglo estoy pendiente de contestar cartas, notas, dedicatorias y posdatas. Los últimos meses no han sido propicios a esta clase de diversiones. Salí de la novela con las finanzas en desgracias y he tenido que enterrarme en aluviones de oficios terrestres para salvar el naufragio. Ahora ya con la cabeza a flote me apresuro a mandarte un abrazote tricontinental con mis mayores deseos de que este nuevo año sea menos cabrón que el que se fue. Lo que llamaste alguna vez “Mi misterioso viaje a Buenos Aires” se ha concretado por fin: voy en la primera semana de julio como jurado del concurso de Primera Plana y espero estar allí unos 20 días. Entre mis ilusiones una de las que más brillan es la agotadora habladera y la tóxica pitanza de tangos viejos que tenemos que darnos en algún rincón porteño (…)”.  García Márquez llegó en agosto de 1967. La segunda carta es una esquela cariñosa, enviada desde Barcelona y dirigida a “Rodolfo García Lupo”. “Sabés por qué me dice Rodolfo? ¡Porque estaba mamado!”. La carta empieza: “Aquí tenemos para ustedes un escritorio y un armario lleno de vino. Así que lo único que tendrían que traer es el pan. Lo mismo decimos a Rodolfo y Poupée (…) Rodolfo, ahora sí, es Rodolfo Walsh.
………………
Entrevista en Radio Nacional (el audio está aquí):
 

ADIÓS A GARCÍA MÁRQUEZ
 

Rogelio García Lupo: “Gabo por encima de todas las cosas fue un gran periodista, y ha reivindicado las miserias de la profesión por lo menos por un siglo”
En Mañana Más, ‘Pájaro’, uno de los  compañeros de Gabo en la fundación de la agencia Prensa Latina, se refirió al escritor colombiano que se luego se transformó en amigo y compartió anécdotas únicas.
Luciano Galende comenzó la entrevista, pidiéndole a García Lupo una reflexión: “Gabriel García Márquez por encima de todas las cosas fue un gran periodista, y ha reivindicado las miserias de la profesión por lo menos por un siglo”, dijo.
Luego, Rogelio García Lupo recordó su encuentro con García Márquez: “Nos conocimos en los finales de 1959, fuimos el equipo fundador de la agencia Prensa latina, y Gabo fue uno de los primeros corresponsales de internacionales”.
Agregó que “seguimos siendo amigos, y la última vez que lo vi fue hace 7 años cuando me entregó, en mano, el premio de la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano a la trayectoria, y  allí dije que era el ultimo milagro de García Márquez,  ya que pase de tener prontuario a tener trayectoria” .
El periodista e historiador sorprendió a la mesa de Mañana más cuando relató que “estaba mirando algunas cartas, y hay un saludo del 18 del 11 del 67 (sic) de ocho lineas”, preguntando a Carlos Ulanovsky si quería que la leyese, ante la afirmativa, Pájaro, comenzó la lectura:
“Aquí tenemos para ustedes un dormitorio y un armario lleno de vino, así que lo único que tendrían que traer es el pan, lo mismo decimos a Rodolfo (Walsh) y Pupé, cuyas direcciones no tenemos pero de quienes también quisiéramos tener noticias. Los esperamos pues, ver dirección al dorso, abrazos, Gabo”.
Consultado por Nora Veiras, García Lupo, indicó que el periodismo ejercido por Gabo era de categoría sobresaliente en la investigación y el trabajo está reunido en volúmenes donde puede verificarse esa tarea.
Hernán Brienza preguntó cuales eran las ideas políticas que nunca cambiaron en García Márquez, y García Lupo explicó que “este es uno de los ejemplos de que la Revolución Cubana fue un movimiento nacionalista, personalmente somos el mejor desmentido de que la Revolución Cubana fue una revolución comunista en el momento de su producción, las ideas de Gabo quedaron concentradas en el apoyo a un país como Cuba que desafiaba al imperio norteamericano, mas de ahí no pasó, es decir la evolución posterior de la Revolución Cubana por necesidades de aislamiento , no entraron en el matiz de correctivo de la Revolución Cubana, quedó un afecto y solidaridad con una Nación que desafiaba al imperio, por eso duró todo el tiempo la relación con Cuba y Fidel Castro en especial.”
Rogelio ‘Pájaro’ García Lupo comenzó a trabajar como periodista en 1952. Trasladado a Cuba luego de la Revolución Cubana de 1959 fue cofundador de la Agencia de Noticias Prensa Latina, junto con Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y Jorge Masetti.


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