GAS-MEDIO ORIENTE. La principal explicación de las guerras que asuelan la región

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Nazanin Armanian, lo hemos dicho ya varias veces, es una analista política iraní residente en Barcelona.  Explica en esta nota que desde 1985 – cuando los yihadistas talibanes tomaban el  té en el Despacho Oval-  hasta hoy,  que estamos al borde de un conflicto global, asistimos a la gran guerra por el gas. Éstos son sus frentes y su desarrollo:  EEUU, al empezar a explotar el gas de esquisto, dejó de comprar el 40% del gas de Qatar y éstos necesitaron  nuevos clientes y la construcción de un gasoducto árabe. Como mientras mande en Siria  Bashar Al Asad, no lo permitirá – lo rechazó en 2009 por su alianza con Irán y Rusia- Qatar ha invertido 3 mil millones de dólares en el terrorismo yihadista para destruir  Siria e Irak y  tener vía libre para la construcción de su gasoducto.Qatar y Arabia Saudí no dejan a Irán poner en marcha el gasoducto Irán-Irak-Siria acordado en 2011. Rusia con sus gasoductos  South y North Stream para suministrar a Europa, echó por tierra el proyecto Nabucco de EEUU, Turquía, Reino Unido, Francia e Israel. La ofensiva de Obama contra Rusia, pretende que Gazprom Germania -empresa estatal rusa instalada en Alemania- abandone sus proyectos europeos. EEUU impidió la puesta en marcha del gasoducto Irán-Turquia- Europa acordado en 2008 y también la construcción del gasoducto Pakistán-India- Irán por el cual Irán iba a suministrar gas. China, por su parte,  sigue construyendo gasoductos  y EEUU intenta por todos los medios cortar su acceso  al suministro energético, desestabilizando a sus proveedores. MM.

Respeto mucho a Armanian, pero no entiendo su afirmación de que Irán importa más hidrocarburos que los que exporta… (Ver destacado en verde). JS

Los yihadistas en el Despacho Oval y los gasoductos de Eurasia

01 sep 2014
 
Nazanín Armanian

Fue en 1985 cuando el mulá Omar y su equipo Yihadista-Taliban-Al qaedista fueron invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca para tomar té y negociar la construcción del gasoducto transafgano (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India, “ TAPI”) sobre las ruinas del espacio soviético. Después del 11 de septiembre, y para no herir sensibilidades, esos encuentros con la ultraderecha  islamista, financiada por la CIA,  se trasladaron a las bases del Pentágono en el Golfo Pérsico: de allí es de donde salen los “rebeldes”  afganos, chechenos, libios, yemeníes, sirios, iraquíes, chinos, entre otros, con la misión de cortar cabezas y provocar el llamado “caos creativo” —o lo que es lo mismo, guerras—, en los países rivales y/o productores de hidrocarburo.

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El actual “Gran Juego” entre las potencias grandes y medianas del mundo, que discurre en Eurasia agitando la bandera negra yihadista sigue girando en torno a los gasoductos. En esta partida, la ofensiva del intrépido Obama contra China —su principal obsesión—, pasa por el control sobre el gas de Rusia y de Irán, principales reservas mundiales del “Oro Azul”, con el fin de impedir la llegada de energía a las venas económicas del gigante asiático.

La recesión económica de los principales clientes del gas ruso, la inseguridad provocada por las guerras y la fuerte entrada de EEUU como productor de gas esquisto —y el uso de la técnica de fracturación hidráulica y perforación horizontal que han hecho posible la explotación del conocido como “tight gas” (el gas de arenas compactas), del “shale gas” (el gas de arcillas) y el petróleo de esquisto—, no solo han cambiado el lugar de los vendedores y compradores de energía, sino que han convertido en obsoletas las instalaciones de los tradicionales productores. Gazprom, Total y Statoil, por ejemplo, han suspendido el gran proyecto iniciado en 2007 en el yacimiento de gas del Shtokman en el Mar Barents: el cliente interesado, EEUU, ya no lo necesita; que este país dejase de comprar el 40% del gas de Qatar ha hecho que el sultanato buscara nuevos clientes, aunque por ello tuviera que contratar a los matones del Estado Islámico para arrasar Siria e Irak allanando el camino del gasoducto árabe.

Demasiado “fracking”, demasiados excedentes del gas, han hecho bajar los precios y la quiebra de muchas pequeñas empresas, por lo que las compañías han empezado a exportarlo, sin que el Congreso levantara la prohibición que pesa sobre las exportaciones de hidrocarburo desde 1975: el primer barco ya zarpó hacia Corea del Sur.

La supuesta “autosuficiencia energética” de EEUU puede tener unas inesperadas consecuencias: sus antiguos proveedores dejarán de almacenar dólares, mientras Rusia pedirá rublos o yuanes a cambio de sus productos, introduciendo en el sistema monetario mundial los términos “petrorublo” y “petroyuan” con todo lo que ello podría acarrear.

Rusia: “arena movediza”

Uno de los objetivos de la actual ofensiva militar y económica lanzada contra Rusia por EEUU es forzar a Gazprom Germania, la empresa estatal de gas ruso con sede en Berlín, a suspender unos 25 proyectos que estaba desarrollando en Europa, y que la iban a convertir en la mayor compañía estatal de gas natural del mundo. La respuesta de Vladimir Putin fue firmar con China un mega acuerdo para suministrarle gas a partir de 2018 durante las próximas tres décadas, fortaleciendo la Organización de Shangai y también el BRICS, y de paso aumentar la entrada de capital chino en la economía rusa.

La guerra de gas también explica parte de las razones del respaldo del Kremlin a Bashar Al Asad. Mientras él esté en el poder, no permitirá la construcción del gasoducto árabe, ni los qataríes y saudíes permitirán a Irán poner en marcha el gasoducto Irán-Irak-Siria (IIS) firmado en 2011, y que iba a ser inaugurado en 2016. EEUU, que busca el declive político de Moscú y desmantelar la Federación Rusa, con las sanciones lo que ha hecho es empujar a la alza los precios del gas — hasta en un 50%—  ¡y así compensarle por la pérdida de ventas debido a las sanciones!

Rusia con sus gasoductos South y North Stream enterró el proyecto de Nabucco —financiado por EEUU, Turquía, Reino Unido, Francia e Israel— y comprando el gas de Turkmenistán y Azerbaiyán para las próximas décadas, mantiene su dominio casi absoluto sobre el gas y las tuberías en Eurasia. En esta guerra del gas, solo Bulgaria y Serbia se han descolgado de la tubería South Stream.

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Los dirigentes europeos que anteponen los intereses de las empresas de EEUU a los de sus pueblos, no tienen ningún sustituto al gas ruso: perdieron Libia, hoy sumida en el caos, al tiempo que los “amigos americanos” impedían la puesta en marcha del gasoducto Irán-Turquía-Europa (ITE), cuyo protocolo fue firmado en 2008, y si tienen que esperar el esquisto de EEUU, mejor que lo hagan sentados: no llegará a tiempo ni será suficiente. Que se conformen con que la OTAN haya ganado en Ucrania, y que paren este conflicto que puede terminar en una guerra total.

Irán, desaprovechado y aislado

Las negociaciones nucleares entre Occidente e Irán sufren altibajos debido a la incertidumbre y tensión en el escenario político de la región: a Europa le urge el regreso de Irán al mercado de energía, no así a los republicanos de EEUU, Israel, Arabia y Qatar.

Las amenazas militares, las sanciones, los yihadistas del Estado Islámico y también los peculiares rasgos de la teocracia gobernante han convertido a este gigante energético y ubicado en un lugar privilegiado en un importador neto de productos petrolíferos: recibe el gas turcomano.

EEUU, además de impedir la construcción de TAPI , ha evitado que Pakistán e India construyeran el gasoducto IPI, para recibir el gas iraní desde el Golfo Pérsico. India se ha quedado sin el gas “transafgano” y sin el iraní: a cambio Washington le ha “blanqueado” su ilegal arma nuclear y puede que reciba un escaño en el Consejo de Seguridad. La desgracia de India beneficia a China.
A pesar de que Teherán ha cedido en su programa nuclear, Barak Obama ha renovado la Ley de Emergencia Nacional sobre Irán, manteniendo las sanciones contra la industria energética iraní.

El “gasoducto árabe”

Los 3 mil millones de dólares que Qatar ha invertido en el terrorismo yihadista en Siria e Irak no es para restaurar el Islam mahometano, sino que busca destruir los gobiernos de ambos países, impidiendo así la construcción del gasoducto IIS, para después levantar el suyo.

Qatar, que comparte con Irán el dominio sobre  el campo de gas “Pars del Sur”, uno de los más grandes del mundo descubierto en 1990 en el Golfo Pérsico, tiene dos proyectos: “Qatar- Arabia Saudi-Kuwait-Irak-Turquía” y “Qatar- Arabia-Jordania- Siria-Turquía”. Assad en 2009 había rechazado la propuesta por su alianza con Moscú y Teherán y hay dudas razonables de que consiga llevarlos a cabo.

Erdogan: “Aquí, el que no corre, vuela”

Turquía, uno de los principales respaldos del terrorismo yihadista, planea levantar un gasoducto que le conecte a la Región Autónoma del Kurdistán Iraquí. ¡Mal negocio situado en el medio de interminables conflictos! Ankara aún no se ha recuperado de las billonarias pérdidas por la invasión dirigida por EEUU a Irak en 2003, que destruyó el oleoducto iraquí-turco, ni del disgusto de la pérdida del proyecto Nabucco.

Quizás debería conformarse con el contrato firmado con Moscú en 2011 para el transporte de parte del gas de South Stream y con lo que Irán le manda para su consumo interno. Teherán no quiere contribuir al fortalecimiento de un miembro de la OTAN en sus fronteras, quien además intenta derribar a sus aliados en Damasco y en Bagdad.

A Occidente tampoco le gusta que Erdogan tenga el monopolio sobre el tránsito del hidrocarburo del Caspio o del Pérsico a Europa: podría utilizar esta ventaja para presionar a la UE, que le quiere como un peón en el mapa europeo.

China, sin inmutarse

“Acupuntura en respuesta a  los ataques quirúrgicos de EEUU», sigue siendo la política de Pekín, contra las guerras líquidas de EEUU. Tras inaugurar en 2009 el mayor gasoducto del mundo que transporta el gas de Turkmenistán hasta Xinjiang, China se puso a construir otras cinco tuberías que unen su vasto territorio con Asia Central.

Los intentos de Washington de estrangular su economía a través del control sobre el Estrecho de Malaca, presionar a Myanmar (como regalar un Nobel de la Paz a la opositora Aung San Suu Kyi), para que dejase de construir las tuberías de transporte de hidrocarburo a China, sancionar a Irán suspendiendo el “contrato del siglo” de la venta del gas durante 25 años, que Teherán firmó con Pekín en 2004, o desalojarle del puerto pakistaní de Gwadar, en el océano índico, han sido parte de las travesuras de la Casa Blanca contra China.

EEUU, que ha abandonado a Pakistán al caos total, está barajando “independizar” la provincia de Beluchistán —un mar de gas, además de grandes minas de piedras preciosas, con gentes viviendo en la absoluta miseria—, porque China planea colocar un gasoducto desde esta provincia pasando por la cordillera de Karakoram hasta a Xinjiang.

El desgarrado Oriente Próximo aún puede ir a peor: los yihadistas no son más que un pretexto e instrumento para una gran guerra por gas que tiene a Irán en su punto de mira.

http://blogs.publico.es/puntoyseguido/1920/los-yihadistas-en-el-despacho-oval-y-los-gaseoductos-de-eurasia/ 


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