Israel bombardeó objetivos militares en Damasco

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En apoyo a Al Qaeda y para derribar el gobierno nacionalista laico del Partido Baaz

Bachar Assad. Deponer al presidente sirio y acabar con un estado laico y multiconfesional es el objetivo de la Alianza entre yihadistas e impíos.


Ante las reticencias de Obama (que sin embargo apoyó los ataques con el infantil pretexto de que «Israel tiene el derecho de protegerse de Hizbulá)  y con el respaldo tácito de Francia, Turquía, Qatar y Arabia Saudí, Israel ha entrado en guerra en respaldo de Al Qaeda y la insurgencia sunita y salafista para derribar al gobierno de Bashar Assad que estaba empujando a los rebeldes hacia la frontera con Turquía gracias al apoyo que conserva de gran parte de la población (y especialmente, de alauitas, cristianos, drusos y kurdos aterrados por la perspectiva de un triunfo de los extremistas) y a la pericia de sus pilotos (bueno es recordar que Hafez al Assad, padre del presidente sirio, era un general de la Fuerza Aérea). Israel ha decidido constituirse en la fuerza aérea de los rebeldes, a fin de propiciar una «salida a la libia». Resta que ver que haran Irán y Rusia, y en menor medida, China. Por lo pronto, es posible que el conflicto s generalice y alcance al Líbano, ya que el Jizbulá libanés no dejara caer a Assad sin entrar en combate. El riesgo de que la guerra se extienda e internacionalice aun más es evidente. Contra la cháchara de los medios cautivos del imperialismo, a mi la situación me recuerda tanto a la guerra de desmembración de la Federación Yugoeslava como, allá lejos, a la Guerra Civil Española. Porque la intervención extranjera en apoyo a los rebeldes (allí fascistas-integristas, aquí yihadistas-integristas) entonces y ahora me parece descarada.
Me parece elemental defender el derecho a la autodeterminación del pueblo sirio, y a mi juicio y en lo inmediato eso implica defender a su gobierno constituído, más allá de las críticas que tengamos haca su accionar pasado.
Me parece que la posición que se tenga en este asunto es un asunto fuertemente ético, sobre todo teniendo muy presente la notoria colonización sionista de los medios cercanos al gobierno popular.

Útimas noticias aquí y aquí. Y a continuación, una nota de Guadi Calvo, de hace unos días, cuando Israel aun parecía vacilar entre preferir a Assad o la Hermandad musulmana y Al Qaeda como vecinos.

 
Que bien estábamos contra la URSS.

Por Guadi Calvo / Pájaro Rojo

«Al-Qaeda está haciendo un buen trabajo en Siria»
Laurent Fabius, ministro francés de Relaciones Exteriores

Como único resabio de la triste, inútil y promocionada Primavera Árabe, para los pueblos árabes solo queda la guerra que el gobierno sirio viene sosteniendo, desde hace dos años, contra una enmarañada y compleja red de comandos internacionales como al-Qaeda, insurgentes nativos como el Ejército Libre Sirio (ELS), Al-Nusra, (Ansar al-Jabhat al-Nusra li-Ahl al-Sham o Partidarios del Frente para la Victoria del Pueblo de Siria, que absolutamente nada tiene que ver con el Frente para la Victoria autóctono sino que es la versión siria de Al-Qaeda iraquí (AQI), organización incluida por EEUU en su lista negra de terroristas. También participan del matadero ex convictos turcos (seis mil quinientos) y yemeníes pagados por sus propios gobiernos, la heroína afgana y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) conformado por Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos; y, finalmente, la Hermandad Musulmana, el más claro exponente del gatopardísmo como ya demostró en Egipto. Junto, claro, con la CIA, el Mossad de Israel y la DGSE de Francia, que ha abastecido ilegalmente de armamentos a los grupos terroristas que han matado a muchas decenas de miles de personas, mientras la guerra ha desplazado a unos dos millones más.

Si algo sabe resolver el Partido Socialista francés son los conflictos internos de otras naciones. Quien lo dude, que se lo pregunte al millón de muertos ruandeses del genocidio de 1994, durante la presidencia de François Mitterrand.

Desde los años ’80, los EEUU  vienen pergeñando joint ventures, revoluciones llave en mano, con grupos yihadistas. Lo que le salió muy bien en Afganistán en detrimento del ejercito soviético, y en 2011 para derrocar y asesinar al coronel Muamar Gadafi  (y a todos sus allegados) para iniciar el saqueo de Libia, que se cair y el posterior saqueo a Libia, que se lleva a cabo sin que ningún organismo internacional se digne siquiera registrarlo.

Tanto los Estados Unidos como sus socios prioritarios en la región, Israel y Turquía trabajanmancomunadamente con Al-Qaeda para derrocar a el presidente sirio Bashar Al Assad, y aniquilar cualquier posibilidad de injerencia iraní en la zona y abortar proyectos como el construir a través Irak y Siria un gasoducto de 5000 kilómetros de extensión para llevar el gas iraní al Mediterráneo, obra que supone una inversión del orden de los 10.000 millones de dólares y dejar afuera a Turquía, un miembro de la OTAN.

El acuerdo para construir dicho gasoducto fue homologado en julio de 2011 por los ministros de Petróleo de Irán, Mohammad Aliabadi, de Irak, Abdul Kareem Luaiby y de Siria, Sufian Alao, en Asaluye, provincia de Busher, sur de Irán, junto a los campos gasíferos de Pars Sur, y obviamente quedó en papel mojado. El gasoducto hubera dado pie al auge económico de Siria, lo que ni los israelíes y europeos quieren.

Una de las grandes diferenciaciones de Irán respecto a la gran mayoría de las naciones árabes, es que los antiguos persas son chiís, mientras los musulmanes que hoy combaten en Siria son suníes, esta partición de la misma fe, quizás a vista occidental la diferencia es invisible, pero no así para los musulmanes pues suele convertirlos en enemigos tan o más odiados que los propios infieles occidentales.

Un poco de historia

Quizá los analistas internacionales del Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA, recuerden con nostalgia lo sencillo de su tarea cuando el enemigo era la vieja y querida Unión Soviética, que previsible resultaba esa especie de mazurca que bailaron desde la caída de Berlín en 1945 hasta la caída del bloque socialista en 1989: “Si me moves un flota acá, yo te pongo unas baterías allá” y así se pasaron la última mitad del siglo XX, con guerras sencillas de entender como Corea o Vietnam, donde los malos estaban del otro lado de la línea.

Pero a la caída del muro, aquellos pastores de los valles afganos, que tanto hicieron por dar el golpe de gracias al Oso Ruso, fueron a reclamar su parte y ya se sabe aquello, de la letra chica de los contratos con Estados Unidos, donde reza: “Vos pones la sangre, el sufrimiento, y yo me llevo todo lo que haya por llevarse”. Y como los duros muyahidines no aceptaron, la guerra civil se prolongó entre facciones laicas y los integristas.

Los fanáticos de Bin Laden, que conseguirían fama mundial con el nombre al-Qaeda  (la base) junto a los Talibanes (estudiantes del Corán) contra el Frente Islámico Unido por la Salvación de Afganistán, más conocido como Alianza del Norte, dirigidos por el mítico Ahmad Sah Masud el león del Panshir, respaldado por Irán y asesinado en el 2001, pocos días antes del 11-S o 11/9, como escriben los anglos. Posiblemente porque podía decsubir y expliar la impostura.

Finalmente la guerra civil afgana (1992-2001), la ganaría el extremismo talibán, con el apoyo de Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán. En este contexto, la  violencia de al-Qaeda contra los Estados Unidos, recuerda al niño que patea a su madre exigiendo la compra de alguna cosa. Escalada que comenzó con los atentados en gran escala contra los interés norteamericanos (los más importantes: las voladuras de las embajadas norteamericanas el 7 de agosto 1998 en Nairobi, Kenia y en Dar es Salaam, Tanzania, con 224 muertos) y culminó con el derribo de las torres gemelas y el ataque al Pentágono.

¿Que es lo que hace que Estados Unidos siga utilizando a Al-Qaeda en sus operaciones encubiertas? Lo ha hecho en Libia y en Siria. Quizá la respuesta sea lo sucedido en Mali donde Al-Qaeda, pareció marchar contra los intereses occidentales (ma non troppo) al sofocar el intento de liberación de los Tuareg, musulmanes pero no integristas.

Los legendarios hombres azules, los hijos del desierto,  que hace siglos reclamaban por la independencia del Azawad, en el norte de Mali, parecían haber concretado su propósito cuando apareció Al-Qaeda en la región, lo que le dio pretexto a occidente, representado por Francia, a irrumpir en su antigua colonia y restablecer el orden.

Paradojas de la vida: muchas de las armas secuestradas a los combatientes de al-Qaeda, eran las mismas que Francia les había entregado en Siria para luchar contra Bashar al-Assad.

Desde Siria sin amor

De caer el gobierno legitimo de Siria, la guerra continuará, al igual que en Afganistán de los ochenta, entre laicos y ultra ortodoxos, por ello no es infundado el temor de Washington, Jerusalén y Amman, que las fuerzas asociadas a al-Qaeda se dispondrán rápidamente a llegar a la frontera israelí del Golán, esta vez bien altamente entrenados y pertrechados con armas químicas y los misiles Scud capturados de bases militares sirias.

Estados Unidos y todos sus socios se sentirían mucho más tranquilos con la Hermandad Musulmana instalada en el gobierno de Damasco, al igual que lo hizo en el Cairo. La Hermandad promueve un estado laico, muy al estilo occidental lo que se ajustaría perfecto a los intereses de las grandes potencias. Pero los que están poniendo el pecho a lo hora de las balas, no son los burócratas sino miles de suníes de la línea dura de Irak, Jordania, el Líbano, Turquía, chechenos, uigures y asiáticos del Sudeste convocados por Ayman al-Zawahiri, el líder de al-Queda, para aplastar a Basher al- Saad.

Los reportes de las zonas “liberadas” de Siria hablan de que la Sharía (la ley coránica) y las decapitaciones están a la orden del día. Al Nusra, acaba de hacer, no más de diez días atrás, un juramento de fidelidad a al-Qaeda. Si la influencia de al-Qaeda en el conflicto sirio, sigue en aumento, mucho tendrá que discutir el poder político de los Estados Unidos con esta nueva barrabasada de la CIA.

Los yihadistas están en Libia, Mali, Niger y la República Centroafricana, pugnado por la toma del poder, también en Irak y Afganistán. La experiencia iniciática de la Yihad tendrá consecuencias difíciles de mensurar en este momento. Cientos de jóvenes musulmanes europeos que hoy están luchando en Siria, fueron adoctrinados y entrenados por al-Qaeda, es difícil pensar vayan a retornar a sus vidas anteriores de la fábrica, la universidad, el haraganeo en una esquina o yendo a ver al Milán, el Olympique, el Manchester United o el Bayern Munich. Y eso, sin tener en cuenta la falta de posibiidades de empleo a causa de la crisis económica.


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