Juan Cruz, en su memoria
Por Nahuel Coca
Conocí a Juan Cruz hace dos años y medio, cuando empezamos a cursar la carrera de periodismo en la Universidad del Salvador. Enseguida armamos un grupo, a costa de quedarnos charlando en la puerta cuando terminaba la clase. Varios de nosotros, porque no teníamos apuro. Juan Cruz se quedaba a esperar que pasara por Callao la Costera que lo llevaba de vuelta a su Zárate natal. A veces esperaba una hora, a veces la Costera no le paraba y seguía derecho, y la vuelta a casa se le complicaba todavía más. Se despertaba a las 5 de la mañana para viajar al centro y llegar a horario.
Era alto y pintón, y ponía una mueca canchera cuando se reía, entredientes. Era un tipo divertido e inteligente, de los que piensan lo que dicen. A veces se ponía serio cuando hacía chistes. Hicimos juntos un par de trabajos y llegamos a tomarnos la misma cantidad de cervezas. Me acuerdo que se interesó mucho por un email que le envié una vez, con una denuncia sobre los entrenamientos de la Marina yankee en la zona de Zárate, rumor que luego me confirmó.
Dejó la facultad en Semana Santa, diciéndonos que el viaje de ida y vuelta le quitaba todo el día. Al poco tiempo, los ruralistas cortaron rutas sin discreción y los campos cercanos se prendieron fuego, sumergiendo a Buenos Aires en una nube parecida a la niebla de El Eternauta. El transporte diario entre Zárate y Buenos Aires no iba a mejorar, y no lo vimos más.
Hace un año tuve noticias de él, en las noticias. El mismo pibe alto y pintón, la misma risa de dientes, la misma alegría. Fotos suministradas a la prensa por familiares y amigos. Lo mató un policía borracho, («de franco y a los tiros», tituló Página/12) alegando un robo que él mismo intentó plantar, a costas de docenas de testigos. Víctima y victimario tenían la misma edad.
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Publicado por Nahuel Coca para WhiSKey el 7/19/2010 07:39:00 PM