Murdoch y Magnetto, almas gemelas

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Van dos notas muy interesantes. Si el imperio de Murdoch se cae ¿por qué no habría de caer el de Magnetto? Y, por cierto, tengan en cuenta no sólo que ambos son socios de Goldman Sachs sino también que varias de las escuchas ilegales llevadas a cabo por el tándem Fino Palacios-Ciro James parecen sido encargadas por Magnetto.

MURDOCH SE DISCULPÓ CON LAS VICTIMAS Y ECHÓ A SU EDITORA
Pidió perdón por espiarlos

El magnate australiano pidió perdón a la familia de una adolescente asesinada por haberle pinchado el celular y le aceptó la renuncia a su protegida, la directora ejecutiva de News International Rebekah Brooks.

Por Marcelo Justo / Página 12 (desde Londres)

Rupert Murdoch pidió disculpas a la familia de la asesinada adolescente Milly Dowler por la interferencia telefónica de su celular y anunció que este fin de semana extenderá el pedido a la sociedad entera mediante una serie de avisos en los diarios. Consciente de que el cerco empieza a cerrarse sobre su imperio mediático, Murdoch le aceptó la renuncia a su protegida, la directora ejecutiva de News International Rebekah Brooks, cinco días después de decir que ella era su «prioridad número uno». En sendos comunicados, tanto Brooks como James Murdoch, hijo de Ruppert y número tres de la compañía, combinaron elogios mutuos y muestras de arrepentimiento. La nueva ofensiva tiene el sello implacable y sorpresivo que caracteriza a Murdoch y muestra que hoy está dispuesto a bajarle el pulgar a quien sea para salvarse.

Murdoch es el accionista principal de la compañía madre del imperio, News Corp., con un 12 por ciento de las acciones, seguido por el príncipe saudí Alwaleed bin Talal, con un 7 por ciento. En medio de crecientes rumores sobre la supervivencia de la familia al frente de la organización, el príncipe declaró el jueves a la noche a la BBC que tenía plena confianza en Ruppert y James Murdoch, pero que Brooks debía renunciar. Lo que no había logrado el jefe de la oposición, el laborista Ed Miliband, que hace nueve días pidió la cabeza de la ex editora de News of the World, ni el mismísimo primer ministro David Cameron, que esta semana se sumó (tarde) a la ofensiva, lo consiguió el príncipe saudí y la creciente presión que hay sobre el grupo. Ciencia ficción hace dos semanas, hoy muchos discuten abiertamente la posibilidad de que los Murdoch se vean obligados a dar un paso al costado para salvar el imperio.

Se trata del segundo conglomerado mediático del mundo y se extiende de Estados Unidos a Europa, Australia y Oriente. En Estados Unidos tiene una red de canales de cable y periódicos como el Wall Street Journal a la cabeza y un valor total estimado de 42.000 millones de dólares. En Europa Murdoch renunció a controlar la totalidad accionaria de Sky, pero todavía tiene un 39 por cientode las acciones: unos 20 mil millones de dólares. En comparación, la operación de su compañía News International en el Reino Unido, propietaria de la fenecida News of the World, The Sun, The Times y The Sunday Times, es menor. La prensa sensacionalista financiaba a la «seria» y con el cierre del News of the World el domingo este modus operandi parece en peligro.

Las acciones de News Corp. que venían cayendo en picada durante la semana sufrieron un nuevo golpe cuando el FBI indicó el jueves que investigaría los alegatos de escucha telefónica de familiares de las víctimas del 11 de septiembre. De ahí la presión sobre Murdoch y las distintas iniciativas que ha tomado para terminar con el escándalo desde que The Guardian reveló la escucha telefónica de Milli Dowler: cierre del News of the World, retirada de la propuesta de adquisición del resto del paquete accionario de BskyB y renuncia a una aparente intocable del grupo, Rebekah Brooks.

La ofensiva pública se completa con el encuentro que sostuvo ayer el mismo Rupert Murdoch con la familia de Milli Dowler y los anuncios de este fin de semana. En representación de la familia de Dowler, su abogado señaló que Murdoch se había mostrado «sinceramente arrepentido» y que varias veces había pedido perdón y se había tomado la cabeza entre las manos. El problema es que la crisis no se limita al campo de las relaciones públicas. Con tres investigaciones en curso –dos en el Reino Unido y una en Estados Unidos– nadie puede garantizar qué otros trapos sucios quedarán a la vista. La pestilencia es intensa. Escuchas telefónicas de familiares de víctimas de atentados y de pedófilos, de caídos en la guerra de Irak y Afganistán, quizá de los atentados del 11 de septiembre, coimas a policías y un poder que parecía colocarlo por encima de la sociedad y los políticos. El tema es hasta dónde llega el olor.

Andy Coulson, editor de News of the World entre 2003 y 2007 y ex jefe de prensa del primer ministro David Cameron, fue arrestado y puesto en libertad bajo fianza el 8 de julio. Otro importante ejecutivo de News International, Neil Wallis, fue arrestado el jueves. El abogado de la compañía de toda la vida, Tom Crone, renunció ese mismo día. El martes, Murdoch padre e hijo comparecerán en la Cámara de los Comunes ante el comité parlamentario de asuntos domésticos. Es posible que Murdoch padre pueda argumentar que no sabía nada de lo sucedido, es más difícil que su hijo James, director ejecutivo de News Corporation, a cargo de la operación de News International, pueda refugiarse bajo el paraguas de la ignorancia.

Lo que va de Murdoch a Magnetto


Por Alberto López Girondo / Tiempo Argentino

El magnate australiano creó un holding con el que hace negocios y difunde ideología. El directorio lo integran el ex presidente español José María Aznar y el abogado que diseñó el Acta Patriótica, que limita las libertades civiles en EE UU.
 

El escándalo de las escuchas ilegales llevó a las portadas de los periódicos más importantes del mundo las prácticas aberrantes del conglomerado de medios que creó el magnate australiano Rupert Murdoch (RM), un anciano de 80 años de mirada apacible que la próxima semana deberá declarar ante el Parlamento británico por una catarata de denuncias en contra de los diarios nucleados en News Corporation, el holding que fundó en 1980 en los Estados Unidos para coordinar la gestión en el rosario de periódicos, canales y cables que tiene desperdigados en tres continentes y ocho países.

El caso, en realidad, no era nuevo y ya produjo detenciones e incluso condenas en el pasado. Los primeros detenidos fueron el periodista especializado en la casa real, Clive Goodman, y un detective privado que organizaba las escuchas y repartía sobornos a los policías corruptos. Andy Coulson, quien dirigió el News of the World y luego fue vocero del primer ministro David Cameron, también quedó implicado en las denuncias. Hay otros dos periodistas que pueden quedar entre rejas por delitos contra la privacidad.

Pero la peor falta fue contra la ética profesional y la credibilidad, y no será juzgada en tribunales penales.  Por más que se trata de una infracción tan grave como para poner contra la pared a las publicaciones de RM en Gran Bretaña, hacerles bajar cotización en las bolsas y cercarlo incluso del otro lado del océano. Porque el FBI ya lo tiene en la mira por escuchas a víctimas del atentado del 11-S y, además, si el gobierno de Barack Obama se decidiera, podría aplicarle las leyes que penalizan a las empresas que pagan sobornos para hacer negocios en el exterior.
La metodología de la pinchadura de teléfonos de celebridades consistía en «untar» a policías encargados de hacer rastrear a los «candidatos», y por un sobrecito con 300 libras revelaban la ubicación del personaje a vigilar a través de las antenas del celular. Luego se encargaban de grabar las conversaciones y entregar el material al que había abonado el «estudio». No hace falta hurgar mucho para caratular a esta práctica como violatoria de los parámetros éticos estadounidenses en el mundo de los negocios.

Negocios en este caso con primicias sensacionalistas y reñidas con el más elemental sentido de la humanidad. Como revelar que un hijo del ex primer ministro Gordon Brown padece una enfermedad genética. O sugerir datos que hicieron creer que una adolescente secuestrada continuaba con vida cuando ya había sido asesinada.

Ayer la pelirroja Rebekah Brooks renunció a su cargo en la News Corp por su responsabilidad en el diseño de esta metodología perversa. Uno de sus antecesores en el puesto, Les Hinton, mientras pinchaban teléfonos llegó a  integrar el Editors’ Code of Practice Committee, un comité integrado por editores de medios británicos destinado a elaborar los códigos de ética profesional. Dicho comité dictó cátedra cuando se publicaron fotos de Lady Di luego del accidente en que perdió la vida, en agosto de 1997. Accidente que bien pudiera haberse producido cuando ella y su amante Dodi al Fayed huían del acoso de los paparazzis.

Pero a nadie escapa que el verdadero responsable de estas prácticas es RM, como jefe, fundador, alma mater de un multimedios que utiliza a la prensa para crear escenarios proclives para «hacer negocios» y difundir una ideología conservadora y poco amiga de la democracia.

Basta saber que con todo el aparato de RM a favor de Margaret Thatcher se aplicaron en Gran Bretaña las leyes del neoliberalismo que, con los mismos apoyos mediáticos, en los Estados Unidos puso en marcha Ronald Reagan, la versión americana del salvajismo de mercado. Pero RM también hizo sabrosos tratos con el laborista Tony Blair, que terminó participando en todas las invasiones ejecutadas desde el 11-S por el gobierno de George W. Bush, otro favorito de News Corp. Aliados ambos, Bush y Blair, con otro miembro del selecto grupo de gobernantes noventistas que fomentaron el capitalismo a sangre y fuego. Ese otro socio en el «eje del bien» es el español José María Aznar.

Como nadie da puntada sin nudo, Aznar es, actualmente, accionista de News Corp e integra el directorio del conglomerado. El conservador ex presidente del gobierno español, tiene 32 mil acciones y entre sueldos y reparto de ganancias, se llevó 220 mil dólares en 2010.

Con Aznar ocupa un sillón en News Corp un abogado nacido en Saigón en 1968 –en plena guerra– llamado Viet Dinh. Asistente del Fiscal General de los Estados Unidos entre 2001 y 2003, es el arquitecto de la llamada Acta Patriótica de los Estados Unidos, ese corpus legal pergeñado luego de los atentados del 11-S que, con la excusa de combatir el terrorismo, restringe las libertades civiles y autoriza todo tipo de vigilancia sobre los ciudadanos.
El directorio del holding del australiano tiene otros miembros de fuste, además del español y el vietnamita, como Sir Roderick Ian Eddinton, integrante al mismo tiempo de compañías como la minera Rio Tinto Group, la British Airways, y la banca JP Morgan.

Es que teniendo diarios financieros como el Wall Street Journal o medios influyentes como el viejísimo Time de Londres, no está nada mal aprovechar esa posibilidad de influir también en el mundo de las finanzas. Y no son pocos los que acusan a RM de estar detrás del embate contra el euro, asociado con las calificadoras de riesgo.

Podría ser. Porque también integra el directorio John Lawson Thornton, actualmente profesor en la Universidad Tsinghua, de Beijing, pero que antes favoreció negocios de RM como presidente de Goldman Sachs. Thornton dirigía la regional de ese banco cuando estalló la crisis de los Tigres asiáticos, a fines del ’98. Esa misma entidad fue la que armó el esquema que permitió a Grecia endeudarse a bajo costo dibujando presupuestos. Un método que estalló cuando se fue a pique  Lehman Brothers, con las consecuencias que se pueden palpar por estos días en las tierras de Sócrates y Platón.

En la Argentina, Goldman Sachs tiene, según la información oficial del propio holding, el 9,11% del paquete accionario del Grupo Clarín. Entró algo antes de la crisis de 2001 con un 18%. Con socios en común,  RM y HM (Héctor Magnetto) tienen al fin una concepción idéntica de la función que pretenden de los medios, tanto a nivel económico como ideológico.

El problema para HM fue que la Ley de Medios Audiovisuales le puso un soberbio trozo de piedra en los zapatos para seguir acrecentando poder. La Ofcom, la oficina de medios británica, encargada de aplicar la ley de telecomunicaciones que aprobó el Parlamento en 2003, está en condiciones de dejar a RM también sin uno de sus negocios más redituables: su participación en BSkyB.

RM ya había tenido que renunciar al control total de la proveedora de televisión por cable por los escándalos. Ahora podría perder el 39% que tenía por sus desaguisados con el News of the World.
Y todo por unos pequeños deslices, como los llama RM, que otro diario británico, The Guardian, se negó a callar, insistiendo a rajatabla con que el emperador estaba desnudo.

RM y HM, hasta en eso, son prácticamente iguales.   


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